Tener raíces para tener alas: ¿por qué valorar nuestros orígenes? Un artículo que te prepara para honrar a tus ancestros.
Nada tiene sentido si no desciframos su origen, de dónde venimos define hacia dónde nos encaminamos. No saberlo puede llevarnos a rumbos desafortunados e hirientes. Son nuestras raíces las que nos permiten tener alas para ir hacia nuestro verdadero destino.
Valorar nuestras raíces facilita el proceso de autoconocimiento y favorece el crecimiento personal, nos ayuda a llegar a las metas que nos planteamos. Es saber cómo somos y qué decisiones somos capaces de tomar, porque conocemos cómo funcionamos.
Desconocer nuestras raíces, por el contrario, puede generar conflicto y lealtades invisibles que nos dañan por estar atados a un destino familiar que no nos pertenece. De esta manera, los hijos repiten patrones de conducta y experimentan un destino similar al de sus padres, como señalan las Constelaciones Familiares.
Valorar nuestras raíces se trata de indagar en el lugar y las personas junto a las que hemos crecido y nos han educado, incluso profundizar en los valores y principios claves de nuestra cultura.
¿Por qué valorar nuestros orígenes?
Nuestras raíces son el punto de partida de todo lo que somos y hemos hecho; lo son tanto los orígenes culturales, sociales, étnicos, pero especialmente, los familiares. El árbol genealógico es, psicológicamente, la raíz más profunda y longeva.
Conocer nuestra historia familiar nos permite conectar el presente con el pasado, a los miembros de hoy con nuestros antepasados; eso refuerza nuestro sentimiento de pertenencia a un grupo, nuestra identidad y nuestros lazos familiares.
Se dice que el 70% de los problemas psicológicos que nos afectan a todos vienen de nuestra historia y relación familiar. El hijo, por amor ciego, adopta reacciones y soporta cargas que le dificultarán la vida de adulto, los padres por amor impiden que sus hijos logren con estimulo funcional su crecimiento debido a un mal entendimiento del amor llevado a la culpa o el abandono.
Ésta es una razón fundamental por la que importa conocer el árbol genealógico y sanarnos a través de reconocer nuestro lugar en ese sistema familiar.
Al dar valor a nuestras raíces aceptamos y reconocemos una parte integral y significativa de nosotros mismos. Pertenecer a un clan que nos aporta creencias, valores, saberes, conductas y maneras de comportarnos. Poco a poco, estos aspectos van configurándose en nuestro interior y determinan parte de nuestra forma de ser, a medida que crecemos y evolucionamos.
Conocer esta historia ancestral es conocernos y poder continuar el vuelo por nosotros mismos.
Lealtades invisibles a nuestras raíces
Pero el hecho de estar abiertos a la valoración de nuestro origen, no quiere decir que tengamos que estar de acuerdo con todo lo que ello conlleva. Las Constelaciones Familiares, por ejemplo, nos ayudan a vislumbrar aquellas lealtades insanas que nos vinculan al sistema y nos impiden avanzar generando conflicto.
Ser leales al sistema familiar hace que los códigos aprendidos se transmitan de generación en generación, se hacen leyes, se repiten y se convierten en compromisos heredados al sistema familiar.
Esta repetición y lealtad hace que el proceso parezca un mérito ganado dentro del sistema familiar pagando una deuda a nuestros ancestros. Por supuesto, impidiendo que el individuo se realice plenamente.
Esto hace evidente la conexión que se tiene con las familias, actuales y las de otras generaciones. Que hay situaciones previas no resueltas y que la siguiente generación tratará de resolver inconscientemente, aunque no sea su responsabilidad.
Tener raíces para tener alas
Me gusta la frase tener raíces para tener alas pues justamente lo que aprendemos al reconocer nuestras raíces nos ayuda a saber hacia dónde ir en diversos momentos de la vida, lo mismo que colabora para elegir la forma en que queremos cumplir cada anhelo. Es más fácil dirigirnos hacia nuestros objetivos si valoramos de dónde venimos.
Consideremos sin embargo que, al explorar las raíces familiares, no siempre encontraremos una historia positiva y sana. Existen secretos, miembros del sistema que han sido excluidos, implicaciones de quienes adoptan un rol que no les corresponde y rompen los órdenes del sistema familiar, patrones que repetimos por lealtad.
Tenemos la capacidad de reconocer la utilidad de la información adquirida al estudiar el árbol genealógico, al conocer nuestros orígenes y sacar de ello el mejor aprendizaje positivo y desechar aquello negativo que nos puede dañar.
Una manera de deshacernos de una lealtad invisible que nos daña es crear consciencia y desenmascarar la lealtad para romper el ciclo de códigos interiorizados. Evitar así que la siguiente generación repita la historia.
Constelaciones familiares es una herramienta que puede permitirnos vislumbrar esa lealtad invisible y restablecer el orden del sistema, para encontrar solución a los conflictos y sanar así tus raíces. Sólo así podremos tener alas para tener raíces.
Constelaciones Familiares Montreal