¿A ti ya te pagan con salario emocional? Si no sabes qué es y cómo puedes recibirlo, te dejo este artículo que escribí para ti.
La mayoría de nosotros trabajamos porque necesitamos una remuneración económica que pague las cuentas de cada mes. Eso en esencia, ya luego vienen motivos más personales y de índole emocional o familiar.
Un empleo nos da pertenencia, estatus social, nos permite evadir un poco nuestras emociones. Igualmente, nos da satisfacción, orgullo, nos hace sentir útiles, entre otras cosas.
No obstante, las condiciones de trabajo que, en ocasiones, resultan extenuantes, a veces injustas o estresantes no cumplen con las aspiraciones que tenemos. A partir de la pandemia de COVID-19 y el confinamiento, el home office hizo evidente la frustración de los más jóvenes respecto a la forma de trabajar en muchas empresas. Incluso, se hizo evidente la llamada renuncia silenciosa.
Renuncia silenciosa
El término renuncia silenciosa es un fenómeno que nace del inglés quiet quitting y se refiere a la actitud de trabajo donde el colaborador se limita cumplir solo con los deberes establecidos dentro de su contrato de trabajo, es decir, no da horas extras, ni asume responsabilidades que no le competen.
En otras palabras, es una tendencia que promueve que los empleados hagan únicamente lo que les corresponde y no dedicar más horas de trabajo y sacrificar su tiempo libre sin que éste sea remunerado.
Mucho tiene que ver con que, cumplir con esos esfuerzos extras, estar disponibles 24/7, realizar trabajo para el que no se ha sido contratado afecta directamente a la salud mental de los trabajadores. Asimismo, hay empresa que no reconocen ese esfuerzo, ni siquiera desde el ámbito humano.
Salario emocional
Junto con este reclamo, también hay una tendencia a valorar un salario emocional, del que ya muchas empresas se están haciendo cargo, con el fin de atraer y retener el talento de sus colaboradores; y, a su vez, promover la productividad entre ellos.
El salario emocional podría definirse como el conjunto de beneficios no económicos que hacen sentirse cómodos a los empleados de una empresa y contribuyen a mejorar su calidad de vida.
Este concepto empezó a investigarse hace aproximadamente una década en países de América Latina y en los últimos años está teniendo más presencia debido a los numerosos beneficios que aportan a empresas y trabajadores.
Ejemplos
Algunos ejemplos de beneficios que la empresa puede brindar a sus colaboradores a través del salario emocional son:
- Horarios flexibles o la posibilidad de hacer home office.
- Espacios para alimentación y convivencia dentro de las instalaciones empresariales.
- Acceso a un menú saludable y económico o con descuento.
- Días para atender asuntos personales o para celebrar su cumpleaños.
- Consideraciones con sentido humano. Que la empresa trate a los empleados con consideración (si están enfermos, tuvieron alguna pérdida o se sienten estresados).
- Guardería para niños pequeños en el mismo lugar de trabajo, o para escolares durante las vacaciones.
- Beneficios sociales: Seguros, planes de jubilación, ayudas a la educación de los hijos, abono de los costes de transporte y alimentación.
- Espacios de distracción y descanso en la empresa.
- Ayuda en capacitación y formación, que no esté directamente relacionada con el trabajo diario como idiomas, talleres literarios o de cualquier otro tipo y que el trabajador considera necesario para su desarrollo personal.
RECONOCIMIENTO: quizá uno de los ejemplos más elocuentes, que señalan lo que el trabajador quiere de sus superiores está en el reconocimiento al trabajo bien hecho y entregado. Palabras tan sencillas como “gracias”, “enhorabuena”, “bien hecho”, “confío en ti”, son parte de un salario emocional que compensa y satisface en ocasiones mucho más que cualquier retribución económica.
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Observamos así que el salario emociona debe estar enfocado al bienestar de los colaboradores, su estabilidad emocional, desarrollo profesional y también personal. Es decir, que no se les vea únicamente como una pieza productiva generadora de riqueza, sin más recompensa que un sueldo monetario limitado.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA