Ulises, también conocido como Odiseo, es el que se fue a librar las batallas de la Guerra de Troya en la Ilíada y la Odisea; también es el marido al que Penélope espero por muchos años, tejiendo y destejiendo.  

¿Recuerdan que hablamos de la “eterna” espera de Penélope? Si no lo recuerdan es momento de ir a la siguiente liga sobre el Síndrome de Penélope>> Penélope era la mujer griega que esperaba a su esposo Odiseo mientras tejía y destejía… A su esposo también se le conoce como Ulises, y es así que hoy hablaremos del Síndrome de Ulises.

Penélope encarna la representación de quien o quienes esperan el regreso del migrante, en tanto que Ulises es quien se ha ido (a la batalla). 

Consideremos un poco que la esencia del ser humano es nómada, dinámica, de cambio constante; así la migración no debería ser problema alguno, puesto que es parte de nuestra naturaleza movernos. No obstante, los motivos por los que debemos transitar de un lugar a otro no siempre son positivos ni deseables, muchas veces debemos cambiar de lugar de residencia porque buscamos un futuro mejor para nosotros y nuestros seres queridos, como pasa muchas veces de quienes dejan el sur del Continente para viajar al Norte, a veces incluso de la llamada forma “ilegal”.

Esto implica mucho valor, y un gran proceso de renuncia a lo “propio” para después tener que vivir otro camino que es el de asimilación y adaptación a un nuevo estilo de vida, con frecuencia diametralmente opuesto al propio.

El migrante, por cualquiera que sea su motivo para migrar, tiene que vivir una serie de fuerzas encontradas que lo llevan por el camino del dolor pero también de la esperanza, y asimismo deberá pasar por un proceso de duelo (emocional) para cuidar y conservar, en el mejor de los casos, su salud emocional.

EL  SÍNDROME DE ULISES

El psiquiatra Joseba Achotegui, director del SAPPIR y profesor titular de la Universidad de Barcelona describió los rasgos más comunes del que lo que llamó Síndrome de Ulises (el que se fue).

En el terreno de la psicología el síndrome del emigrante se caracteriza por un estrés crónico y múltiple. “Es un cuadro psicológico que afecta a inmigrantes que viven situaciones extremas”. Hoy estamos hablando de unas 50 millones de personas en el mundo.

El nombre de este síndrome se inspira en el héroe mítico Ulises el cual vivió innumerables adversidades y peligros, lejos de sus seres queridos.

Las cosas que más causan estrés en el migrante son: 

• la separación forzada de los seres queridos que supone una ruptura del instinto del apego
• el sentimiento de desesperanza por el fracaso del proyecto migratorio y la ausencia de oportunidades
• la lucha por la supervivencia (dónde alimentarse, dónde encontrar un techo para dormir)
• el miedo, el terror que viven en los viajes migratorios (sobre todo si la migración es indocumentada), las amenazas de las mafias o de la detención y expulsión, la indefensión por carecer de derechos, etc.

 

¿Cuáles son las consecuencias del Síndrome de Ulises?

Las consecuencias de quien padece el Síndrome de Ulises (sea hombre o mujer), se manifiestas a través de depresión, paranoia, somatización (manifestaciones de emociones a través del cuerpo y la enfermedad) incluso algunos llegan a ser hipocondríacos.

¿Qué hacer si padeces este estrés crónico por causas de la migración?

Cuando la presión es demasiada en la vida del migrante, puede llegar a sentir frustración y mostrar agresividad y violencia, con frecuencia lo hará hacia sus seres más cercanos. La violencia puede ser tanto causa como resultado del estrés y otros problemas de salud mental, como la depresión, la ansiedad, y el abuso del alcohol.

Al igual que el alcohol, la violencia a veces se usa como una manera de hacer frente al estrés…

Por supuesto, ante semejantes signos que ponen en riesgo la salud física y emocional del migrante, es necesario actuar lo más pronto posible, ya sea a través de apoyos en su comunicad y colectividades o a través de una terapia psicológica con un profesional.