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¿Cuál es el sentido del orden y el desorden en nuestra vida? 

Una pregunta que estudiosos del comportamiento humano, entre otras disciplinas, tratan de dar respuesta, y que de alguna manera explica un poco de nosotros.

El orden o desorden en el espacio físico que habitamos no sólo tienen un efecto en nuestra vida sino también en nuestra psique; pensamientos, sentimientos e ideas se pueden ver afectadas por el entorno en que vivimos a diario.

Marie Kondo, reconocida experta en el tema, autora del libro La Magia del Orden ha documentado la manera en que una reorganización drástica del hogar provoca cambios proporcionalmente drásticos en el estilo de vida y la perspectiva de las personas. De tal manera, podemos decir que orden y desorden tienen una significativa influencia en nosotros.

Al respecto, solemos clasificar a las personas entre aquellas que gustan de conservar un orden en su casa u oficina, y aquellas que, por el contrario, son desordenadas e incluso consideramos caóticas; y están las que tienen “su desorden ordenado”. Suponemos que esto habla mucho de nuestra personalidad.

Ciertamente ser ordenado, o no, puede proyectar nuestra manera de ser; pero también las características del lugar en que nos movemos tienen una influencia en nosotros y nuestro estado anímico. Es un camino, digamos, de doble vía.

¿Qué es el orden?

Habiendo tan diversas personalidades, y con ello tantas perspectivas respecto al orden, definamos qué es el orden en términos generales: El orden está determinado por la organización y disposición que damos a las cosas en determinado espacio.

¿Qué expresan el orden y el desorden?

Cada individuo dispone de las cosas para que su sistema funcione de acuerdo a necesidades específicas, pero también para expresar su individualidad. Por ejemplo, el orden detallado en una habitación suele ser reflejo del orden en nuestra vida, en nuestras prioridades, en nuestras ideas, en nuestro proyecto de vida —así lo afirman los especialistas.

Por su parte, un espacio desordenado en demasía puede ser manifestación de un trastorno que afecta la voluntad, como los son la apatía, la abulia, la astenia, depresión, ansiedad y a veces —en menor medida— un trastorno de personalidad.

El estudio encabezado por la psicóloga científica Kathleen Vohs con colegas de la Universidad de Minnesota develó que “los ambientes desordenados aparentemente inspiran una ruptura con la tradición y eso produce nuevos enfoques; mientras los ambientes ordenados, por el contrario, alientan la convención y el comportamiento de acuerdo con las reglas”.

Aunque esto no es necesariamente una regla, cada ser humano es diferente con prioridades y perspectivas diversas, por lo que a unos les funciona una cosa y otros, otra. Sin embargo, los psicólogos expertos en la vinculación del orden y la personalidad han detectado indicadores en ciertas tipologías de personas con respecto a la disposición de sus pertenencias de forma consistente.

¿El orden es un síntoma? 

Un espacio excesivamente ordenado, en una forma escrupulosa puede hablar de una persona poco espontánea, con poco sentido del humor y que huye de la improvisación; pareciese que se toma la vida con demasiada seriedad.

Por lo contrario, un espacio permanentemente desordenado suele proyectar un trastorno de voluntad, poca constancia, inconsistencia de los objetivos diarios y, por tanto, falta de constancia en el proyecto de vida de las personas desordenadas; hay una pérdida de rumbo o un ir a la deriva.

Un estilo de vida que apuesta por el orden de manera rígida e inflexible, requiere asimismo de mucho tiempo para lograr ese grado de perfección neurótica, lo que impide vivir de manera relajada y fluida. Esto es propio de una personalidad perfeccionista que puede ser patológica cuando el nivel de ansiedad y estrés que genera la necesidad de tener todo bajo control impide el desarrollo pleno de la cotidianidad. Ésta es una manera enfermiza de vivir el orden y que, a la postre, terminará en insatisfacción porque la vida no es perfecta y no se alcanzarán realmente los objetivos deseados.

Aún más, si la persona tiende a ordenar, clasificar y organizar de manera constante, puede ser signo de un trastorno obsesivo o una obsesión, en la que el orden es el reflejo de que el individuo busca ordenar la vida en sus aspectos generales y tratar de evitar catástrofes. Tener todo en orden es un signo de buscar tener todo el control. El orden puede convertirse en una insana manía si ocupa la mayor parte del tiempo y pensamientos de las personas.

¿Qué significa el desorden?

En el lado opuesto está el desorden, que también nos habla de cómo está el mundo interior del desordenado. El desorden en el lugar que habitamos es señal de desorden en nuestro mundo interior; plantea que, así como con los objetos, estamos saturados de ideas y proyectos sin resolver. El mensaje del desorden es la de confusión interna, falta de estructura y falta de definiciones.

Existen diversas teorías y filosofías como el feng shui que argumentan respecto a lo que significa el desorden y el tipo de desorden; no obstante, lo que sí podemos decir es que el desorden puede proyectar dificultad para analizar y confrontar los sentimientos y emociones; una manera evasiva frente a la realidad.

Ordenados o desordenados, hay que encontrar un equilibrio, que ninguna de las dos cosas limite e incapacite para llevar una vida plena y armoniosa consigo mismo y con los demás. En caso contrario, cuando ser muy ordenado o muy desordenado es razón de conflictos, es necesario que se traten las razones de fondo por medio de herramientas que le brinde un profesional.

Si tu o alguien que conoces tiene algún trastorno de orden o desorden, yo puedo ayudar. Comunícate conmigo. JORGE DOMÍNGUEZ

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