La seguridad emocional es la certeza de que los vínculos afectivos del niño y quienes le rodean, particularmente los padres o tutores, son positivos, estables y equilibrados. Ésta depende de la atención que el niño recibe de estos seres cercanos y de la disponibilidad emocional con que los padres se presentan ante el niño.

Un niño con seguridad emocional, derivada del acompañamiento de los padres en el proceso de crecimiento, permite que el individuo sea capaz de conocer y regular sus emociones; le facilita sentirse motivado ante la resolución de problemas o el enfrentamiento de retos diversos, y le permite tener una representación cognitiva positiva de las relaciones familiares.

Los padres o tutores a cargo de los niños son quienes deben brindar a los niños herramientas para lograr una seguridad emocional que les permita afrontar la vida de manera sana. De ahí que sea primordial esa disposición para darle confort afectivo al niño en cada etapa de desarrollo. Por el contrario, el distanciamiento parental o los pleitos de pareja puede causar en los niños inseguridades que, a la larga, provocarán merma en su autoestima o dependencia emocional.

Si el niño carece de esa seguridad emocional puede no desarrollar habilidades emocionales, tendrá un mal enfoque de la familia y se sentirá desmotivado frente a los retos de la vida.

¿Cómo hace un padre para darle seguridad emocional a su hijo?

Desde el nacimiento, los niños van recibiendo los estímulos afectivos de la madre y del padre, y con ello va tejiendo vínculos que le hacen sentir más (o menos) seguro emocionalmente. Los pequeños intercambios positivos —una caricia, tomar el pecho de la madre, escuchar la voz del padre—, tienen un subtexto emotivo que le significa algo al niño: se sentirá seguro emocionalmente porque recibe protección, atención y ve satisfechas sus necesidades.

A medida de que el niño crece, y este acompañamiento emocional y cercanía se repiten, los individuos podrán sentirse aceptados, con una identidad de grupo que les haga sentir que pertenecen, y serán capaces de desarrollar habilidades emocionales, desde la empatía hasta la autoestima con lo que podrán vivir existencias congruentes y equilibradas.

Encontrar el punto medio en el trabajo paterno

No obstante, los padres o tutores, responsables de fomentar esta seguridad emocional pueden caer en errores como la sobre protección que mina, igualmente, la autoestima del niño e incluso puede llegar a “inutilizarlo”, o frustrarlo.

Te dejo aquí algunas formas en las que puedes fomentar la seguridad emocional en tus hijos:

1. Ofrece cercanía física con tus hijos. Tócalos cariñosamente, abraza, besa, deja que te sientan.
2. Presta atención y escucha activa; respétalos, no los interrumpas y deja que expresen sus ideas y emociones.

3. No le impongas tus ideas o deseos. Evita dar consejos (si no te los pide) y no te vuelvas muy académico al hablar con ellos.
4. Cuando llore no lo regañes. Preocúpate por la razón, hazle sentir seguro y aceptado. Mantente cerca.

5. Equilibra la perspectiva entre ser la autoridad que guía y ser el poder autoritario que ordena y manda. El desequilibrio de poder da inseguridad al niño.

6. Comunica y comparte tus propios sentimientos y necesidades con honestidad.

No obstante los padres no siempre tienen el total de herramientas y pueden auxiliarse de talleres y cursos que complementen la enseñanza en casa. Una opción pensada para ellos es la versión infantil del Curso De Frente a la vida| Contigo que impartirá Laura Zazueta para los más pequeños de la casa de: 6 a 13 años. Si tienes hijos será una experiencia maravillosa para toda la familia.

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