Los riesgos de una crianza permisiva recaen en la relación padres e hijos, volviéndola distantes, de poca confianza y sin autonomía.
El péndulo viró hacia el otro extremo. En los últimos años los padres comenzamos a evitar el castigo y maltrato como forma de educar. Una postura acertada que nos permite criar hijos con mayor autoestima y confianza en sí mismos, especialmente cuando la crianza es positiva y manifiesta amor.
Sin embargo, hay quienes evitando la dureza de una crianza autoritaria extremaron la laxitud en la educación de sus hijos. Y aunque la forma de llevar la educación de los hijos es un derecho que desde aquí respetamos, es importante tomar en cuenta que una crianza permisiva puede dañar el bienestar de los hijos.
¿Qué es la crianza o paternidad permisiva?
Los padres permisivos son los padres que no quieren problemas, que no quieren conflictos y mucho menos tener que enfrentarse a sus hijos. En este estilo de crianza predomina la indulgencia o no aportar normas, límites y firmeza a la crianza de los hijos.
¿Cómo se caracteriza la crianza permisiva?
Los padres permisivos suelen tener ciertas conductas comunes, como:
- Ser sensibles pero no exigentes
- Son poco demandantes hacia la conducta del hijo.
- Aceptan frecuentemente los deseos y decisiones de sus hijos.
- No regulan los impulsos de los niños y satisfacen sus caprichos.
- Se les dificulta decir que no o establecer límites y directrices a los hijos.
- Son padres indulgentes y tiene poco control.
- No hacen valer su autoridad.
- Eximen a los niños cumplir reglas, horarios y tareas cotidianas.
- Dejan a los niños controlar su propia conducta.
- No hay reglas ni organización en el manejo de los tiempos y rutinas diarias.
La importancia de los límites
Como podemos observar, la paternidad o maternidad permisiva tiene un bajo control de la conducta de los hijos y les brinda una libertad ilimitada. Sin embargo, los niños requieren los límites.
Los límites son benéficos para el desarrollo de las personas, pues les brindan estructura y control del mundo que habitan. Los ayuda a definir sus fortalezas y debilidades, así como a tener un cumplimiento de normas al incorporarse a la vida social. Los límites permiten tener un sentimiento de seguridad y confianza mayor que si se evitan las restricciones en la educación de los niños.
Riesgos de una crianza permisiva
Por mucho que sea el amor de los padres, una crianza permisiva tiene graves consecuencias en el desarrollo de un niño. Si bien los padres buscarán un acercamiento afectivo con los hijos, ocurrirá lo contrario: los niños no se sienten seguros ante unos padres que no saben poner límites y se alejan de ellos emocionalmente.
Entre los riesgos de este modelo educativo se pueden observar:
- Impulsividad y agresividad por no haber trabajado el autocontrol.
- Falta de independencia y de responsabilidades personales.
- Los niños creen que el resto de las personas deben ayudarles o satisfacer sus demandas.
- Aunque suelen tener una autoestima alta, son niños distantes emocionalmente.
- Tienen problemas para relacionarse con los demás.
- Carecen de tolerancia a la frustración.
- No suelen ser perseverantes ni esforzarse.
- Son niños caprichosos y poco pacientes.
- Sienten inseguridad por haber crecido sin límites.
- Los niños pueden llegar a ser personas exigentes, egoístas y déspotas.
No obstante, no debemos perder el equilibrio e ir al externo opuesto con una educación autoritaria pues las consecuencias pueden ser igual de malas que la permisividad. Habrá que encontrar un punto medio, ser flexibles y criar en el respeto y el amor.
La crianza positiva, de la que ya he hablado en otras ocasiones, se basa en el respeto de los intereses y pensamientos del niño, pero también en un acuerdo explícito sobre los límites que deben guiar su conducta, en un contexto de confianza y seguridad.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA FAMILIAR