Esta de moda esta tendencia, por ello hoy te explico: ¿Qué es el minimalismo emocional? Y así vivir mejor.
A veces nos vemos sobrepasados de pensamientos y emociones que nos abruman o alteran nuestra salud mental. ¿Será que nos acostumbramos a “cargar” con demasiados sentimientos? ¿Acumulamos emociones incómodas que tarde o temprano terminan por dañarnos? Tal vez así sea y por ello ahora hay una tendencia hacia el minimalismo emocional.
Por supuesto, éste no debe inclinarse a minimizar lo que sentimos como si ello no fuera importante, sino a limpiar el entorno emocional de aquello que en realidad nos estorba. Veamos qué es el minimalismo emocional y algunas claves de cómo practicarlo.
Minimalismo
Aunque su origen está en las manifestaciones artísticas y decorativas, el minimalismo hace referencia al acto de despojarnos de lo excesivo, de lo demasiado y que no tienen una verdadera utilidad. El minimalismo significa prestar menos atención a lo superfluo y focalizar nuestros esfuerzos en aquello que realmente importa.
El minimalismo, como propuesta ambiental, contrarresta los efectos del desorden y el consumo exagerado. Es un concepto muy fácil de describir: ser capaz de vivir con poco.
Desorden y acumulación emocional
Mientras que al exterior es evidente cuando una habitación se encuentra en desorden y sobrecargada de objetos que se acumulan sin sentido, muchas veces no advertimos nuestra falta de orden emocional, así como el hábito a acumular emociones.
Marie Kondo, experta en organización del espacio, señala que “el desorden es causado por la incapacidad de devolver las cosas a donde pertenecen”. Aunque ella hace referencia al desorden exterior, no falta razón para pensar que también el desorden emocional tiene que ver con nuestra incapacidad de gestionar nuestras emociones adecuadamente.
Nuestra famosa autora nos recuerda que el apego al pasado y los temores sobre el futuro no solo gobiernan la forma en que seleccionamos las cosas que poseemos, sino que también representan los criterios por los cuales tomamos decisiones en cada aspecto de la vida, incluidas las relaciones con las personas y el trabajo.
Una afirmación reveladora que nos explica que el desorden externo sólo es reflejo de nuestro desorden interior. El desorden emocional tiende a disfrazarse de recuerdos y pensamientos que parecen tener todo el derecho de quedarse allí porque han formado parte de tu vida.
El desorden emocional se evidencia con cúmulo de recuerdos que rumiamos una y otra vez, pensamientos que nos causan incomodidad, pero conservamos porque son parte de nuestra vida. Culpas, inseguridades, rencores añejos, situaciones a las que nos aferramos.
Aparentemente toda esta carga mental y emocional nos hace sentir seguros, en una zona de confort o bajo control, pero no necesariamente nos da la sensación de dicha y plenitud buscada. De esta forma es fácil aferrarnos a excusas, miedos, relaciones insanas, constantes comparaciones, envidia, etc.
¿Qué es el minimalismo emocional?
Así como el minimalismo en términos estéticos y ornamentales busca desechar todo aquello que no es útil, hoy hay una tendencia que nos propone hacer lo mismo con nuestras emociones incómodas e inservibles: el minimalismo emocional.
Esta propuesta nos invita a revisar nuestras creencias, pensamientos y demás emociones para valorar si realmente las queremos conservar o es mejor desecharlas porque ya, más que brindarnos beneficios, nos estorban.
El minimalismo emocional hace referencia a la tendencia a simplificar nuestro estilo de vida. Desde el aspecto emocional, tratando de afrontar los sentimientos tal y como son, es decir, desde la aceptación.
También desde el ámbito cognitivo, intenta motivarnos a soltar el exceso de información y datos a los que nos exponemos y tender a pensamientos centrados en el presente. Se trata de soltar ese lastre que cargamos cotidianamente, que nos autoexige y produce estrés o ansiedad, por ejemplo.
Consideremos que los pensamientos destructivos cobran fuerza y opacan las cosas buenas que nos pasan. Igualmente, acumulamos experiencias que pueden generar preocupaciones, incluso traumas; hacemos valores y visiones opacas de los hechos que nos hieren y colocan en posiciones vulnerables al drama y sufrimiento.
Todo ello es factible de desechar, porque en más de las veces es producto de la selección de pensamientos que hacemos y la manera en que gestionamos lo que sentimos para ponerlo en su “justo lugar”.
En este proceso de limpieza mental es crucial aprender a disfrutar del presente sin adelantarse al futuro ni arrepentirse por el pasado.
Claves para ser minimalista emocional
Ser minimalista es aprender a vivir con menos, deshacernos de algunos hábitos o costumbres emocionales que nos dañan y nos hacen infelices. Algunas de esas cosas son:
- Deshacerte de relaciones que te limitan y paralizan.
- Deja de vivir comparándote con los demás.
- Olvídate de ser perfecta o perfecto.
- Concéntrate en tomar decisiones favorables para ti.
- Evita la indecisión que te deja en un limbo emocional o incertidumbre.
- Gestiona tus pensamientos: desecha los que te incomodan.
- Trabaja contra la necesidad de que todo el mundo te apruebe.
- Confía más en quién eres y deja de pensar que no eres suficiente
- Perdona, deja de acumular rencor y resentimiento.
- Ajusta tus expectativas respecto a ti y a los demás.
- Deja de vivir anticipándote negativamente a los hechos.
- Aprende a dejar que las cosas pasen a su ritmo.
Aprendamos a vivir de forma consciente cada momento, apreciando las cosas buenas y sencillas del día a día sin acumular en la mente emociones y pensamientos desagradables
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA