Por qué gastamos como gastamos nuestro dinero es un cuestionamiento al que, de alguna manera, ha intentado dar respuesta la economía del comportamiento, una nueva ciencia que fusiona el trabajo de la psicología y el de la economía, para explicar las decisiones que tomamos en cuanto a nuestras finanzas personales y que en la mayoría de las veces tienen fundamentos emocionales.
Este nueve de octubre, la academia sueca otorgó el Premio Nobel de Economía 2017 a Richard H. Thaler, quien ha si reconocido con este galardón por sus teorías que incorporan los estudios psicológicos del comportamiento humano al ámbito de la economía, y que explican algunas de las decisiones que los seres humanos tomamos con respecto a nuestras finanzas en la vida cotidiana.
Un tema que a todos nos afecta de una u otra manera y que tiene fundamento en nuestras emociones, por eso me atrevo a incluirlo en este blog, al menos para hacernos conscientes de ello, además de lo interesante que resultan sus conclusiones basadas en lo que se conoce como economía del comportamiento, mismas que intentan explicar las prioridades psicológicas y emocionales que fundamentan nuestras decisiones de finanzas personales.
Ya se han planteado estudios respecto a cómo las emociones nos influyen en las decisiones de compra: la culpa, el enojo y la alegría son factores de influencia que nos motivan a comprar o gastar dinero para paliar lo que sentimos o compartir con otros, especialmente en el caso de la alegría, por ejemplo.
A pesar de que las personas cotamos con información respecto al dinero, las finanzas y la economía, como pueden ser las tasas de interés de los créditos que deseamos adquirir, o la necesidad inminente que tenemos de ahorrar para nuestra jubilación y/o retiro, Thaler considera tres rasgos que sistemáticamente influyen en nuestras decisiones económicas.
- La racionalidad limitada
- La percepción de justicia
- La falta de autocontrol
TEORÍA DE CONTABILIDAD MENTAL
Entre los méritos que subraya el Banco de Suecia, respecto a las aportaciones de Thaler, se encuentra el desarrollo de la teoría de contabilidad mental que dice: la gente simplifica sus decisiones financieras al crean cuentas separadas en su mente y tomar decisiones según cómo afectan a esas cuentas separadas y no en el conjunto de sus finanzas.
Por ejemplo, compras un pantalón de $10.00 en una tienda y una canasta de fruta de $15.00 en otra tienda, y para ti son cuentas separadas, pagaste 10 y pagaste 15, no pagaste 25.00 que por supuesto sumado afectan más tu economía que si sólo consideras 10 ó 15.
Así visto parece irracional, pues finalmente estás gastando 25.00 pero tu cabeza no lo registra así, y tu decisión de compra se inclinará por pensar que no has gastado tanto como lo es en realidad.
Esta teoría aplicada a los productos que instituciones financieras nos ofrecen puede verse con el siguiente ejemplo: cuando necesitamos liquidez a corto plazo, es decir dinero en el monedero para la compra del super de hoy, mejor utilizamos para este gasto la tarjeta de crédito porque sólo vamos a pagar 20.00, y evitamos utilizar el dinero efectivo que traemos en la cartera porque de utilizarlo sí sentiremos cómo se merman nuestro ahorro o nuestra riqueza personal.
Pero al pagar con la tarjeta de crédito no contamos que también vamos a pagar por la tasa de interés determinada que incrementa esos 20.00 así como las comisiones e impuestos que cobra una tarjeta, porque la cuenta por intereses la hacemos separada del gasto que hemos hecho al pagar la compra del super. Sería mucho más barato pagar con nuestro dinero en efectivo, pero sentiríamos cómo nuestros ahorros o el dinero que llevamos en el monedero disminuye, sin ver que es más caro aún la tarjeta de crédito.
Otro ejemplo es la forma en que compramos algo con 50% de descuento, sin darnos cuenta que la rebaja en cuestión de dinero que representa es mínima. Sólo nos fijamos en el porcentaje, pero no en la cantidad rebajada.
TEORÍA “EFECTO DE PROPIEDAD”
Una teoría muy celebrada de Thaler es el “efecto propiedad”, es decir, que mucha gente tiende a valorar más lo que posee y le asigna un precio mayor que si no lo tuviese en propiedad. Esto explica que “el sentimiento negativo de una pérdida sea más fuerte que el positivo cuanto se obtiene una ganancia exactamente igual”, señala el jurado del Nobel. Es decir, duele más perder 10.00 a diferencia de la dicha que da ganar 10.00 Pero esas pérdidas o ganancias deben tener un referente, tenemos que darnos cuenta y ser consciente de que estamos perdiendo, para que en realidad sintamos la pérdida.
Por ejemplo, si llegas a la caja de un supermercado y te encuentras una pluma con 70% de descuento, te parece que estás ganando y la compras. Pero no necesitabas la pluma y por tanto perdiste tu dinero comprando algo que no tenías pensado comprar ni necesitas; y debes darte cuenta de esa pérdida cuando en realidad pudiera dominar el sentido de ganancia o ventaja.
Así, podemos observar como las teorías del recientemente galardonado con el Nobel de Economía, Richard H. Thaler, nos permiten hacer consientes la manera en la que gastamos nuestro dinero, o al menos nos advierten que lo hacemos de una forma en la que dominan más las emociones y una parte irracional de nosotros.
El prestigio, el reconocimiento de los otros, el nivel de estatus al cual creemos pertenecer nos llevan también a tomar decisiones en cuanto a lo que pagamos, y el precio que pagamos por ello. Por ejemplo, pagamos más por una cerveza que ofrecen en un hotel de lujo a diferencia de la misma cerveza que se ofrece en una tienda de barrio. Y, además, hoy se suma que podemos “presumir” en nuestras redes sociales que estamos tomando esa cerveza en el hotel de lujo, para que todo el mundo se dé cuenta de nuestro estatus y nos reconozcan como personas de valía.
CONCEPTO DE LO QUE ES JUSTO
La investigación de Thaler también ha abordado las preferencias sociales y cómo incide en las decisiones económicas el concepto de lo que es justo. Su trabajo demuestra que “la gente no toma las decisiones solo mirando lo que es beneficioso para ellos, también están preparados para privarse de un beneficio material con tal de mantener lo que ellos perciben como una distribución justa. Están preparados para soportar un coste personal si así castigan a otros que violan las reglas básicas de lo que es justo. Y no solo cuando ellos se ven afectados, también si alguien más ha sido afectado”.
Esto explica, por ejemplo, los boicots en los que participamos cuando consideramos que un producto o empresa ha tratado a sus clientes o consumidores de forma injusta. Ello no importa si paraliza un mercado o merma las condiciones laborales de otros, todo se basa en nuestra percepción de “injusto”.
El nuevo premio Nobel también ha descrito las tensiones entre lo que se planea y lo que se hace, y cómo el bienestar a largo plazo puede verse influido por las tentaciones a corto y la falta de autocontrol. Tomamos decisiones financieras o de compra por la satisfacción inmediata que vamos a recibir, y no por la satisfacción futura que tal vez nunca alcancemos a experimentar.
Por supuesto hablar de economía puede parecer fuera de contexto en este blog, y también podría parecer un tema árido, pero la aportación de Thaler fundamenta explicaciones a temas como la compulsión en el momento de ir de compras o aquellos que de forma constante se endeudan como una patología y que tiene un fundamento emocional que les motiva.
Así también, los muchos ensayos psicológicos que nos hablan de la fuerte influencia de las emociones en la forma en que gastamos el dinero. Para ella podemos hacer uso de herramientas de la psicología y la psicoterapia, para mejorar nuestras finanzas personales, sabiendo qué es lo que nos empuja a cada uno de nosotros a gastar como gastamos.
Una herramienta que puede resultarnos útil estará pues en aquellas que nos permitan conocer nuestras emociones y desarrollar nuestra inteligencia emocional.
Fuente para la realización de este texto: Richard H. Thaler, Premio Nobel de Economía 2017, El País, oct. 9, 2017.