No siempre nos preguntamos ¿por qué debemos honrar a los abuelos? Sin embargo, con frecuencia los dejamos de lado y olvidamos que son parte del origen de nuestra historia.
Este último año nos ha permitido reflexionar en el valor de los abuelos. La pandemia por Covid 19, que comenzó dañando a los más vulnerables, nos dejó claro que había que pensar más en los mayores, tanto en casa como en el entorno social. Los abuelos son fundamentales en nuestra vida emocional, no está demás recapacitar al respecto.
“Nadie puede hacer por los niños lo que hacen los abuelos: salpican una especie de polvo de estrellas sobre sus vidas”.
Los abuelos en el sistema familiar
Los abuelos son la cimiente de nuestra historia, los ancestros-raíces que nos dan alas, que nos precedieron en el sistema familiar que hoy conformamos. Los abuelos nos transmiten la vida, aportan pertenencia e identidad.
En ellos surge nuestra historia, nuestras lealtades y ese gran inicio de un sistema. Si nosotros no sabemos de ellos o no honramos su historia, corremos el riesgo de no estar completos y repetir sus patrones de manera insana.
Además, los abuelos nos brindan cariño, estabilidad emocional, sabiduría y experiencias.
El apoyo emocional de los abuelos
Nuestros abuelos y los abuelos de nuestros hijos, se vuelven fundamentales en nuestra historia porque nos heredaron la experiencia de vida y signaron los vínculos emocionales que hoy nos definen gracias a su presencia.
Ellos no sólo nos enseñaron a ser humanos sino también a ser padres, con toda la carga de valores y disciplina que ello implica. Su experiencia e historia —aunque no lo reconozcamos— es parte de nuestra herencia; de ahí su valor y apoyo emocional.
Los abuelos han vivido, no tienen prisa de ir hacia un futuro incierto; tienen la memoria, la sabiduría y el “know how” de cómo transitar por la existencia aún ante la adversidad. Su sapiencia se adelante a nosotros en todo, y ello es una riqueza que deberíamos tomar más en cuenta.
Podemos llamar en mitad del caos y encontrar en ellos una guía invaluable, una fuente de tranquilidad y confianza que podemos trasmitir a nuestros hijos.
Una relación basada en la empatía
Por supuesto, la relación con los padres o abuelos no siempre es sencilla. Ellos miran el mundo desde una perspectiva que nosotros no vivimos, que a veces no podemos comprender. Crecieron con reglas de otro contexto que, con frecuencia, ya no son vigentes y entran en conflicto con nuestra actualidad.
Nos cuestionan, nos señalan lo que ellos creen erróneo, incluso a veces pueden parecer autoritarios. Todo ello puede ser motivo de discusión y conflicto, pero para que realmente podamos ser apoyo emocional mutuo, especialmente en este tiempo, es importante que la relación con los abuelos se base en la escucha, el entendimiento y la empatía.
¿Por qué debemos honrar a los abuelos?
Quizá también, los actuales abuelos en su rol de padres cometieron errores y nos lastimaron, o nos han dejado heridas que llevamos a cuestas. Posiblemente por ello, el vínculo se fundamenta en el dolor, el resentimiento o en el reclamo.
Sin embargo, como señalan las constelaciones familiares, debemos tomar a nuestros ancestros tal como son, pues son perfectos, ya que nos dieron lo que tenían, no podría habernos dado más.
Habrá que sanar la relación asintiendo a su presencia en nuestro sistema familiar y como parte de nuestra historia, como quiera que haya sido. Debemos dejar de reclamar lo que nos dieron o negaron en la infancia e intentar comprende que ellos fueron educados bajo condiciones muy distintas a nosotros. Si no logramos sanar ese vínculo, habrá conflictos que se trasmitan por generaciones y se enviará un mensaje erróneo a los niños.
No reconocer la herencia de los abuelos es evadir los posibles conflictos en nuestro destino y nunca darles solución como se requiere. Los patrones heredados tenderán a generar un desorden sistémico, y entre más severas sean las dificultades más caos se hallará: enfermedades, adicciones, desequilibrio emocional u otros problemas.
Claves para mejorar la relación con los abuelos
- Ser flexibles. No podemos pretender que los abuelos se adapten totalmente a nosotros y a la actualidad.
- Admitir las discrepancias. Podemos aceptar que no siempre estaremos de acuerdo con los abuelos, pero ello no implica que todo el tiempo se genere una discusión o conflicto.
- Evitar las discusiones infundadas, especialmente delante de los hijos. No quiero decir que se nieguen los problemas, pero la escucha activa y la comunicación asertiva deben ser la base de la relación.
- Escuchar las necesidades de los abuelos. Evitemos el abandono emocional de los abuelos y dejemos que nos cuenten su historia (aunque ya la hayan contado antes). Desde su perspectiva, ellos tienen más pasado que futuro, por lo que nos hablarán de lo que están más ciertos. Además, ellos tienen necesidades que deben ser escuchadas y resueltas desde su visión del mundo, no el nuestro.
- Mantener los vínculos. Encontremos gustos y aficiones comunes que nos permitan mantener el vínculo con los abuelos y compartir realmente desde su mundo y no sólo desde el nuestro.
- La empatía es la clave de esta relación (como de cualquier otra). Pero no vas ser empáticos sin ponerlo en práctica. Hagámosle saber que consideramos sus sentimientos y deseos.
Y si ya no tenemos a los abuelos, es importante también honrar su memoria y trasmitir su historia a los nietos y bisnietos, pues son nuestras propias raíces, mismas que nos brinda identidad y raíces.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA
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