Hay que dar pasos para cerrar un ciclo y soltar el pasado, pues es una de las cosas más complicadas que podemos enfrentar, porque estamos sujetos por las costumbres, los hábitos, así como limitados por los miedos al futuro; pero implican un cambio esencial en la vida.
El cambio es la única constante en la naturaleza y, por tanto, en nuestra vida; sin embargo, para algunos de nosotros esos cambios cuestan trabajo, hay quienes definitivamente no puede adaptarse a las transformaciones naturales de la existencia. Pero la vida se da en ciclos que se concatenan unos con otros, y nos permiten evolucionar, madurar y, especialmente, adaptarnos —algo fundamental para nuestra supervivencia—.
Y aunque la vida está segmentada en ciclos, construimos la estabilidad diaria en torno a costumbres, hábitos, tradiciones y detalles que sirven de referencia para no perdernos en la cotidianidad. Para ello, por ejemplo, tenemos las rutinas que nos permiten dar continuidad sistemática a actividades que debemos hacer todos los días y las cuales sería desafortunado olvidar.
Nos levantamos a la misma hora, desayunamos casi siempre en el mismo orden, casi siempre lo mismo; tomamos las llaves del auto que siempre están en el mismo lugar y al salir de casa damos el mismo beso a nuestra pareja o hijos.
Este tipo de orden metódico nos da la estabilidad que requerimos en el entorno para dar lugar a decisiones más complejas, como un negocio, un viaje, emprender una nueva aventura romántica, etc. El hábito y la costumbre nos hacen sentir seguros, dejarlos puede en juego nuestra seguridad.
Por otra parte, los ciclos de la vida nos llevan más o menos a salvo de la niñez a la edad adulta, y lo hacen desde muchas aristas. Vemos el transitar por cada ciclo vital por los cambios físicos que sufrimos, nuestras ideas y conocimiento también son distintos en una etapa y otra, nuestros sueños también van variando entre un ciclo y otro. Eso es el evolucionar del individuo, y nos exige dejar atrás lo que fuimos, lo que tuvimos, lo que ya no es, para dar lugar a lo nuevo y lo que seremos ahora. Sin embargo, no es fácil.
ASUMIR LOS CICLOS DE LA VIDA
Otra cosa que también marca etapas lo son las relaciones emocionales que entablamos, las diversas parejas que tengamos a lo largo del tiempo, los nuevos amigos o los que se van, los viajes que hagamos, los cambios de residencia o trabajo, etc.
Así, nos enfrentamos todo el tiempo a cambios grandes o pequeños, y ello nos debe llevar hacia adelante. Por supuesto, los grandes cambios nos causan mayores conflictos, nos da miedo el cambio porque implica incertidumbre por el futuro. Por ejemplo, un cambio de trabajo nos cuestiona si seremos igualmente exitosos en una nueva plaza, o tal vez no estamos suficientemente preparados.
Es por ello que preferimos aferrarnos a nuestra silla y no intentar nuevos proyectos; es nuestra zona de confort. Aunque la vida siempre nos empujará al cambio, a concluir etapas, y exigirá de nosotros soltarnos para dar un brinco hacia nuevas cosas. Ante ello seguramente nos llenaremos de temor, ansiedad y a veces nostalgia por lo que fue, lo que dificulta soltar el ciclo anterior y enfrentarnos a la nueva etapa de vida.
TOMAR EL CAMBIO Y CONTINUAR
Tomar el cambio y continuar no es fácil, es por ello que se requieren mecanismos que concreticen el cierre de ciclo, muchas veces a través de rituales, y que nos hagan consciente de los beneficios de despedirse de una etapa y acoger el futuro como una oportunidad y no como algo que nos duela.
Cerrar ciclos tiene por objetivo no dejar nada pendiente al dejar una etapa y continuar con la siguiente sin cargas, resentimientos, incomodidades o angustias. Al cerrar ciclos podemos identificar los aciertos, donde la experiencia obtenida por ellos va con nosotros; en tanto que lo inconcluso, lo que no terminó de funcionar, se debe dejar atrás con la consciencia de que ya no sirve en nuestra nueva vida.
¿CÓMO CERRAR CICLOS?
- SUELTA: Para dar continuidad a nuestra vida debemos ser libres, así que la primera cosa que debemos hacer es SOLTAR. Dejo atrás todo aquello que me ata, que me pesa o me duele. Si soltamos aquello que ya pasó podrá surgir el espacio donde muere lo viejo y nace lo nuevo (Bert Hellinger). Cuando sueltas todo lo que debes soltar apareces tú, esa versión mejorada que quieres.
- CIERRA: Al cerrar debemos hacer un inventario de los puntos positivos del ciclo anterior, lo que me ha ayudado a crecer y le doy conclusión a la etapa. Un ritual de despedida te podrá ayudar, especialmente si lo que dejas atrás te daña o duele. Esto es cerrar la puerta a la posibilidad de que el pasado te siga dañando y también te permite reconocer cuál fue el propósito de haber vivido aquello, o sea es una oportunidad de adquirir experiencia.
- REVISA: Qué herramientas adquiriste en este tiempo, qué experiencia te dejó el ciclo anterior, cómo aprovechaste el tiempo, qué beneficios recibiste, etc. Un resumen de lo experimentado y no.
- DEJA IR: Luego de la revisión, te habrás dado cuenta de tu realidad, a qué te aferras infructuosamente, cuáles son tus herramientas para continuar, qué ha sido lo mejor y lo que vas a llevar contigo al siguiente nivel, y qué quieres dejar porque no te aporta nada. Por ello, aquello que no pudo ser, lo dejo ir, lo suelto, lo cierro, lo entrego, “ya no me apego, ya no te retengo” en libertad te dejo ir.
Realizar rituales simbólicos puede ser una herramienta para sanar y desligarnos del pasado. Para realizar este cierre, debes darte tiempo, hacer una cita contigo mismo para que seas totalmente consciente de ello.
RITUAL DE CIERRE:
Un ritual de cierre que puede ser útil lo expresa el psicólogo José Alonso Peña:
- Toma una hoja.
- Divide en 2 columnas.
- En una columna escribe las cosas positivas y la otra lo negativo.
- Lo positivo es lo que quieres conservar.
- Corta ambas partes de la página.
- Quema o entierra lo negativo.
- Guarda en un lugar que siempre puedas ver la parte positiva.
CERRAR UN CICLO te ayuda a asimilar la evolución dentro de ti y crecer con esa experiencia, para crear una nueva y con un mayor nivel de conciencia, con el fin de fortalecerse a partir de esa relación y determinar qué se desea en la próxima.
A veces cerrar un ciclo que se prolongó mucho o que formó parte esencial de la existencia puede resultar más complicado y doloroso; pero no imposible de hacer. En estos casos la ayuda de un profesional te será muy útil. JORGE DOMÍNGUEZ>>