Hoy querido lector, te digo que nunca es tarde, todavía estás a tiempo para conquistar tus metas, vivir tus sueños, ser feliz.
Acabo de leer una frase muy cierta: “mientras respires, todavía estás a tiempo”. Quizá sea una de las lecciones más significativas que debamos aprender este año, que mientras estemos vivos siempre es posible volver a empezar, cumplir esa meta, alcanzar ese anhelo, sanar las heridas. Que es importante aprovechar la vida y hacer lo que nos complazca porque no sabemos en qué momento llegue la muerte y, entonces sí, las oportunidades se agoten.
Por alguna perversa razón la sociedad ha aprendido a vivir a prisa. No por nada Lewis Carroll creó al Conejo Blanco en Alicia en el País de las Maravillas. Un personaje que mira su reloj y va siempre apresurado diciendo “¡Dios mío, voy a llegar tarde!”, reflejo de la ansiedad y exigencias exageradas que se nos han impuesto desde la infancia.
Creencias limitantes
Es como si alguien hubiese instituido que para llegar a ciertas metas o cumplir ciertos sueños hay un tiempo límite: para ser emprendedor debes comenzar jóvenes, las mujeres mayores ya no deberían bailar o vestir de ciertas formas, si quieres ser un artista de talento tu inicio debió ser en la infancia, etc.
Vamos por la vida creyendo que ya no estamos para “esos trotes”, que “ese barco ya zarpó”, que se nos “fue el tren”, como decían los abuelos. Que hay momentos únicos para realizar determinadas cosas y, si no aprovechamos el tiempo, ya no podremos lograrlo. Lo creemos, pero no por ello es una realidad, pues las únicas limitantes que tenemos son nuestras creencias.
La vida es un constante cambio
Muchas veces nos dejamos llevar por la rutina. Dejamos de intentar cosas nuevas por comodidad o por miedo, pero olvidamos la única constante que hay en la vida es el cambio. Cada estación del año, cada etapa de la vida, cada día es diferente, prueba de que todo cambia y nosotros podemos hacerlo también. Como dijera Viktor Frankl, el hombre tiene la facultad de cambiar siempre que lo quiera.
Aunque tal vez cada día se hace un poco más lento, nuestro cerebro nos brinda múltiples posibilidades para aprender gracias a su plasticidad con la que se generan nuevas y mejores conexiones neuronales. Además, entre más activo está mejor se protege del deterioro.
Si quieres aprender un idioma, a tocar un instrumento musical o graduarte de la universidad, tu cerebro será tu aliado porque está hecho para aprender. No importa la edad que tengas o el momento en el que estés. Lo que importa es que tengas la decisión y la disciplina para lograrlo.
Y como dijo alguna Martin Luther King Jr.: “Si no puedes volar, corre, si no puedes correr, camina, si no puedes caminar, gatea. Sin importar lo que hagas, sigue avanzado hacia adelante”.
Nunca es tarde, todavía estás a tiempo
De la misma manera en que estás a tiempo para cambiar, para empezar de nuevo, para conquistar tus sueños, también los estás para dejar atrás todo aquello que te daña: relaciones, trabajos, lugares que, tal vez, por años han afectado negativamente tu estado de ánimo, te han causado dolor o te lastiman.
También es buen momento para “limpiar tu vida”. Cambiar y crecer también es dejar atrás relaciones destructivas, emociones tóxicas, culpas y reproches que te han impedido vivir con mayor tranquilidad. Igualmente lo estás para perdonar y sanar relaciones.
Estás a tiempo para quererte un poco más, para reconciliarte con tu cuerpo, para perdonarte por el pasado y ser más resiliente, para tratarte mejor y cuidar más de ti. Para vincularte contigo desde el amor propio.
Ya otras veces te he dicho, no postergues la felicidad… no pierdas la oportunidad de vivir en el aquí y el ahora.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA