La negación durante el duelo es la primera etapa por la que todos atravesamos al sufrir una pérdida.
El duelo es el proceso que todos los seres humanos atravesamos -de manera consciente o inconsciente- cuando perdemos a alguien o algo. Generalmente se piensa que el duelo es sólo de quienes han sufrido la muerte de un ser querido; pero en general podemos atravesar por el duelo cuando nos enfrentamos a cualquier tipo de pérdida o cambio.
Frente a la muerte o la enfermedad, ante la despedida o ruptura de una relación, ante el cambio abrupto o ante la pérdida de empleo, por ejemplo, nos enfrentamos ante la necesidad de soltar y despedirnos y eso suele doler.
Pensemos, por ejemplo, a un niño que debe despedirse de su osito de felpa porque lo olvidó en el trasporte público: por muy banal que le parezca a los padres, el niño ha perdido a su compañero de juego y eso lo hace atravesar por un doloroso duelo que debe respetarse e incluso ayudar a pasar por él para una pronta recuperación. Y así como perder el osito de felpa, se puede enfrentar a la pérdida de la salud con un diagnóstico de alguna enfermedad, sea terminal o no
Las etapas del duelo son cinco: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación.
LA NEGACIÓN
Al recibir información que nos supone una pérdida la mente rechaza la realidad -de forma consciente o inconsciente-. Este es un mecanismo de defensa que busca amortiguar el shock que nos produce una nueva realidad que debemos afrontar y que es dolorosa; y es que a partir de esta nueva realidad la vida tenderá a cambiar.
La negación es (y debe ser) una experiencia temporal, una etapa del proceso de duelo, que suele paralizarnos y nos hace esconder hechos y sentimientos que provocan tanto sufrimiento que buscamos evadir. La frase que podría resumir esta etapa sería “¡Esto no me está pasando a mí!”
Ante los hechos que producen el duelo nos negamos a vivirlos con el sufrimiento que conlleva, somos incrédulos a estos sentimientos de dolor y de alguna manera también nos protegemos para darnos tiempo a adaptarnos a la nueva realidad.
La negación es una etapa normal y necesaria para afrontar la pérdida; una transición que debemos vivir para sanar el dolor que ésta nos produce. No obstante, esta etapa de negar la realidad no debe perdurar demasiado tiempo, no debemos estacionarnos en la negación porque ello no sanará el dolor y en algún momento nos llevará a disociarnos de la realidad y a prolongar un estadio que tarde o temprano nos confrontará con la pérdida de manera insana.
No te resistas a transitar por las etapas del duelo, éstas van a pasar, aunque tu no lo decidas, y negar la realidad por demasiado tiempo puede llevarte a un efecto olla de presión que acumula sensaciones negativas que nos pueden llevar a explotar emocionalmente o somatizar el dolor causándonos diversos padecimientos físicos.
Si tú estás viviendo una pérdida y no sabes cómo afrontarla, no dudes en comunicarte conmigo. JORGE DOMÍNGUEZ