¿Qué necesidades emocionales tenemos a través de la vida? Las necesidades emocionales que tenemos a través de las etapas de la vida son claras, pues se encuentran en estrecha relación con las transformaciones que nuestro organismo y nuestro estilo de vida y se plantean en cada momento de la vida.
Aunque en todos los momentos de la vida se requiere de apoyo emocional, hay ciertas etapas por las que se podrá transitar con menos dificultades si se cuenta con una guía emocional y una red de apoyo sólida. Y es que el desarrollo emocional del individuo está lleno de cambios, generalmente a la par de los cambios físicos, que se acompañan de emociones y que van definiendo etapas de nuestra historia.
El transitar por estas etapas, de alguna manera, debería enfocarse en construir personas que sepan reconocer y manejar sus emociones de manera que crezcan como seres armónicos, capaces de expresar empatía y afecto a otros, encontrar cualidades en otros y ser tolerantes ante la diferencia.
Más aún, poder enfrentar cuestionamientos como el sentido de la vida, el valor de la persona (autoestima), el porvenir, el enamoramiento, la amistad, la vocación, la enfermedad e incluso la muerte; afrontando con ello el cúmulo de emociones que cada momento nos generan.
Los primeros años de vida (de los 0 a los 6 años)
Es en los primeros años de vida donde se da lugar a las formas en que el niño establecerá sus vínculos con los demás. Se trabaja con el apego y el desapego; además que, en el mejor de los casos, comienza a expresar emociones propias para las que se le deberá ayudar a identificar y expresar.
Durante los primeros dos años se hace patente la confianza en los demás, gracias a estos vínculos que comienza a tramar.
Luego de que comienza a desarrollar habilidades como el habla, con el autodescubrimiento de las partes de su cuerpo también se da la exploración emocional que puede provocar cambios de humor rápidos y una tendencia a buscar que las cosas se hagan a su manera como parte de la búsqueda de auto reconocimiento de sí. Es en esta etapa, después de los dos años, cuando hay gran apego a los padres y sentimiento de miedo por separarse de ellos.
Ya hacia los cinco o seis años el desarrollo infantil se centra en el juego, que será el potencializador de sus habilidades. En esta etapa preescolar comenzará a socializar y a colaborar para conseguir objetivos; comienza a competir, a disfrutar el triunfo o verse frustrado frente al fracaso. En esta etapa pueden aparecen algunos miedos.
En estos primeros años la forma de crianza de los padres o tutores se vuelve fundamental y es básico que sean éstos los que puedan guiar por el camino de la inteligencia emocional ayudándole al niño a identificar, expresar y procesar sus emociones exitosamente; así como educar en la empatía.
Luego de los 6 años
Luego de los seis años, el niño se enfrente al mundo al ingresar a la escuela, donde deberá aprender a reconocer sus errores, así como a expresar de forma madura (a su nivel) sus emociones. Cuando está triste, asustado, enojado o feliz, al menos. A su vez el sentido de privacidad y las capacidades individuales también ocupan una parte de los pensamientos, que comienzan a ser más abstractos.
En esta primera etapa surgirán los primeros amigos, que le enseñarán a compartir no sólo sus objetos personales sino también sus emociones. Será básico que padres, tutores y educadores les guíen en este proceso.
Hasta este momento aquellos que se encargan del cuidado y educación de los niños tienen una relevancia significativa en la enseñanza y acompañamiento emocional del niño. En gran medida depende de ellos que se hagan de habilidades para adquirir destrezas en el ámbito de la inteligencia emocional.
La Adolescencia
La adolescencia es la etapa tal vez más extrema y convulsa en el desarrollo emocional del individuo y quizá la que más solitaria pudiera parecer a quien la transita pues, en la búsqueda de la libertad, los adolescentes se alejan de los padres también para encontrar su propia identidad. Y aunque la mayoría dependen aún de los padres, los adolescentes están buscando su propio lugar en el mundo. De ahí que sea tal vez una de las etapas que más necesitan guía y apoyo emocional.
Entre los temas que el adolescente deberá enfrentar, además de los evidentes cambios físicos y hormonales, están:
Autopercepción, vinculación con el propio cuerpo y autoestima. Del conflicto que esto produzca podrán enfrentarse a temas como trastornos alimenticios y acercamiento a las sustancias tóxicas como manifestación de rechazo a sí mismos o exploración de nuevas conductas, respectivamente. Incluso la auto laceración.
Amistad y relaciones románticas será otro tema fundamental en el desarrollo del adolescente; así mismo los padres, tutores, educadores y guías psicológicas deberán estar atentos a los temas de identidad sexual y de género. La familia deberá ser aquí una base segura para el joven, que sirva como cimiento.
Un tema más que se puede presentar normalmente en la adolescencia es el vinculado a la identidad vocacional. Los cambios propios del momento provocarán cuestionamientos, búsqueda de identidad, y sentido de vida. El joven comenzará a descubrir sus intereses y a la postre deberá tomar decisiones que marcarán, si no toda su vida, si una gran parte de su vida escolar y profesional o laboral.
Por cuestiones básicamente hormonales, derivadas de la bioquímica cerebral, el adolescente también pasará por posibles conductas impulsivas, conflictos emocionales y conductas de riesgo.
Adultez
Y si bien la edad adulta debería ser la más estable y con redes de apoyo emocional ya constituidas, también se enfrentan conflictos propios de la edad que pueden ir desde afrontar la decisión del matrimonio hasta el divorcio, y la paternidad; hasta temas laborales o de finanzas personales. Estrés y depresión son los padecimientos más frecuentes, que no los únicos en esta etapa.
Avanzado el tiempo, sin embargo, se pueden enfrentar crisis como la de la mediana edad, la menopausia, el síndrome del nido vacío o, incluso, la viudez temprana.
La estructura familiar, social y de amigos con que se cuente en esta etapa será importante, pero también el adulto podrá afrontar el tema de manera madura y acudir por sí mismo a un especialista. Para lo que los niños ya adolescentes no siempre tienen la total capacidad de decisión y por ello son los padres quienes deben estar atentos.
Adulto Mayor
En otras ocasiones ya he tocado el tema de la salud emocional del adulto mayor: el adulto mayor está expuesto, además de la debilidad propia de la edad y las enfermedades que pudiese haber por lo mismo, a la pérdida de la autoestima, la depresión, el sentimiento de abandono y la falta de motivación, incluso los pensamientos suicidas.
La familia será fundamental también para paliar estos riesgos e integrarlos a la vida cotidiana para evitar esta sensación de exclusión e inutilidad.
En cualquier etapa de la vida que te encuentres, si requieres apoyo para sobrellevar tus emociones, no dudes en contactarme. JORGE DOMÍNGUEZ>>