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La víctima nunca es culpable un tema que debemos repetir tantas veces como sea necesario para combatir el Victim Blaming.

A partir de movimientos como #metoo, una abierta denuncia al acoso y violencia sexual en los más diversos ámbitos se ha multiplicado, pero también se ha cuestionado y revictimizado a quienes han tenido el valor de contar sus historias y evidenciado a sus agresores. 

Por siglos, especialmente las mujeres, han sido víctimas del abuso, la violencia familiar, la agresión sexual y el acoso. Pero también, se les ha hecho responsables de ello: ¿dónde estaban? ¿Qué vestían? ¿Cómo se comportaban? ¿Por qué no dijeron que no? ¿Por qué lo cuentan hasta ahora? 

“Ellas se lo buscaron” es una frase tristemente frecuente cuando se atreven a denunciar, porque nuestra cultura tiende a responsabilizar a la víctima. La hace culpable de la propia agresión que ha sufrido.  

Las denuncias 

De acuerdo con información publicada por Radio Canadá Internacional, desde inicios de julio de 2020 han aparecido en la provincia de Quebec varias cuentas en las redes sociales como Facebook e Instagram donde personas que sostienen que fueron víctimas de abusos y violencia sexual cuentan sus historias. 

Al utilizar esta herramienta para denunciar a sus abusadores, estas personas, en su mayoría mujeres, han optado por dejar de lado tanto el presentar formalmente una denuncia policial como el proceso judicial, caminos que para las víctimas son a menudo difíciles de recorrer. 

Según el informativo, el origen de esta creciente ola de denuncias se encuentra en la historia de la canadiense Sabrina Comeau, que utilizó Instagram para acusar públicamente a alguien de agresión sexual. Su intención era advertir del peligro a otras mujeres para evitar que les ocurra lo mismo. 

A partir de esta revelación cientos de mujeres decidieron contar su propia historia, buscando hacerse justicia. “Hacemos esto porque [el gobierno] no nos da los recursos ni la ayuda para denunciar a nuestros agresores sin que nos señalen con el dedo”, dijo Comeau.  

Pero Canadá no es el único país donde las mujeres han tenido que expresarse a través de las redes sociales para ser realmente escuchadas y encontrar eco a sus voces.  

Culpar a la víctima 

Desgraciadamente, aunque sabemos que existen las agresiones a las mujeres tanto como el acoso, tanto en conversaciones privadas como en medios de comunicación a menudo se habla de la víctima como si fuera responsable, al menos en parte, de lo ocurrido. Se trata de un proceso ampliamente estudiado y del que se habla a menudo usando la expresión en inglés victim blaming

El Victim Blaming es una actitud que puede aparecer en relación a un crimen o a cualquier tipo de maltrato abusivo, que conlleva considerar que las víctimas de ese suceso son parcial o completamente responsables del mismo.  

Es habitual sugerir que la actitud o el vestido de una víctima de violación influyen en la comisión del delito, responsabilizándola de forma más o menos directa por haberse puesto en una situación de riesgo o incluso por provocarlo. 

No obstante, esta actitud no sólo nace del posible culpable que busca desacreditar a su víctima, sino es un componente social. Según el especialista Sergio Ruiz Arias, al pensar en que la responsabilidad es de la víctima nos hace sentir más seguros porque controlamos la situación y asumimos que a nosotros no nos va a pasar lo mismo.  

Es decir, creemos estar a salvo siempre que hagamos “lo correcto”. “Esta creencia actúa de forma inconsciente culpabilizando a las víctimas, incluso cuando la víctima es uno mismo”. 

Revictimización  

Se conoce como revictimización, victimización secundaria o doble victimización el proceso mediante el cual se produce un sufrimiento añadido por parte de instituciones y profesionales encargados de prestar atención a la víctima a la hora de investigar el delito o instruir las diligencias oportunas en el esclarecimiento de lo ocurrido: jueces, policías o abogados entre muchos otros. 

El victim blaming puede ser una forma de revictimización, pues en vez de atender a la víctima se le señala, cuestiona e incluso se le acusa. 

Efectos de Victim Blaming 

Pero ejercer la presión que esto implica sobre la víctima puede ser altamente dañino. De principio, la víctima pondrá en duda si su comportamiento mereció la agresión, generándole culpa. Además, motiva que la víctima se mantenga en silencio, que no denuncie por miedo a que la desacrediten, la pongan en vergüenza o no le crean.  

Igualmente, el victim blaming actúa como reforzador de la cultura de la agresión: mantener calladas a las víctimas, hacer que no se pongan en contacto entre sí, reciban apoyo o busquen ayuda externa, es esencial para mantener la impunidad. 

La pena sufrida genera reacciones psicológicas, producto de la necesidad de explicar un hecho traumático, que da lugar a complejos de culpa, así como la propia atribución de la responsabilidad o autoculpabilización. 

Secuelas 

Además, como la sociedad estigmatiza a la víctima, ésta queda señalada como la “perdedora”. Se produce en ella, como consecuencia, aislamiento social y marginación, haciéndola aún más vulnerable. Posteriormente esta condición afectará a su vida cotidiana y doméstica, a sus relaciones interpersonales, su vida social y profesional.  

Peor aún, una situación como ésta puede desencadenar diferentes problemas psicológicos entre los que destacan: 

  • Estrés postraumático. 
  • Abuso de sustancias. 
  • Pérdida de motivación y autoestima, irritabilidad, apatía… 
  • Inicio de cuadros depresivos. 
  • Ansiedad. 
  • Problemas de concentración o para mantener la atención. 
  • Miedo y/o sensación de amenaza constante. 
  • Aparición de sentimientos de injusticia y rabia. 
  • Conducta de aislamiento o evitación y fobias.
  • Tendencias paranoides y suicidas. 

La víctima nunca es culpable 

¿Qué podemos hacer para dejar de culpar a la víctima?  Para empezar, debemos ser conscientes de que la víctima nunca es culpable. Aquí algunas claves más: 

  1. Respetar la privacidad de la víctima y su familia.  
  1. Dejar de compartir chistes, memes o comentarios que la revictimicen.  
  1. No poner en duda la versión de la víctima.  
  1. Evitar eximir de culpa al verdadero responsable (aunque sea amigo).  
  1. Dejar de cuestionar a la víctima.  
  1. No justificar por cualquier forma un acto violento o agresión.  
  1. Empatizar con la víctima: comprender su sufrimiento. 
  1. Propiciar su confianza brindándole un espacio seguro. 
  1. Fomentar un sistema de apoyo psicológico. 

Asimismo, ser conscientes de que el mensaje debe disuadir a potenciales agresores en vez de enseñar a las mujeres a prevenir ser víctimas.  

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA  

De Frente a la Vida |CONTIGO

 

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