¿Pertenecer a la Familia define nuestro destino? …de eso no hay duda, pero aquí la explicación que Bert Hellinger, padre de las Constelaciones Familiares nos da: La pertenencia al sistema familiar es principio elemental para mantener el equilibrio tanto del grupo como en el destino de cada uno de sus miembros.
Incluir a todos los que han formado parte de nuestro sistema familiar es importante.
Pertenecemos a un sistema familiar que trasciende generaciones. La historia familiar está estrechamente vinculada al destino de sus miembros y a su vez define a cada uno de ellos, de una u otra manera; porque formamos parte de la familia y ello promueve a que nadie sea excluido.
Las constelaciones familiares basan su método terapéutico en el tratamiento de la problemática individual a partir de una visión sistémica que se fundamenta en tres leyes de vida, a las cuales cada persona está sometida y no podemos sustraernos de ellas. Estas leyes son:
- PERTENENCIA: Todos tenemos derecho a pertenecer al sistema familiar; nadie debe ser excluido.
- DAR Y RECIBIR: Debe existir un equilibrio entre el dar y recibir, nadie puede dar aquello que no tiene; y tampoco puede tomar aquello que no está capacitado para recibir.
- ORDEN: El sistema debe mantener un orden, hay que aceptar los roles y jerarquías en las relaciones dentro de este sistema, y honrar a los que llegaron primero.
Los vínculos sistémicos dirigen nuestras vidas y nuestros inconscientes sin que nos demos cuenta, siguiendo estas leyes; violarlas nos trae consecuencias. Cada tragedia familiar descansa sobre la trasgresión de estas leyes que nos rigen.
Asimismo, los sistemas familiares poseen una conciencia común que cuida de todos los miembros que pertenecen a cada uno de ellos, no permitiendo exclusiones. El sistema mismo nos impulsa a que nadie se quede fuera ni sea olvidado.
LA PERTENENCIA
La primera gran necesidad humana, la que asegura la supervivencia del clan y por ende de la especie, es la necesidad de pertenecer y ser reconocido como parte del clan. Pertenecer nos hace sentir conectados y aceptados, con una identidad y seguridad en ello.
El sentimiento genuino que impulsa toda nuestra vida y que se esconde detrás de todos los demás sentimientos, es el amor y, con él, algo de miedo a ser rechazado, a no pertenecer. Esta fuerza intrínseca en cada una de nosotros explica el porqué la pertenencia al sistema es, por ello, el principio fundamental de las constelaciones familiares.
Todos los miembros de un sistema familiar tienen los mismos derechos de pertenecer a él, lo que implica también comprometerse a conservarlo y renovarlo.
Bert Hellinger, iniciador de las constelaciones familiares, señala que no es factible que un sistema esté en equilibrio si no garantiza las condiciones para que todos sus miembros puedan desarrollar este sentimiento de pertenencia.
La conciencia de grupo concede a todos los mismos derechos de pertenencia y cuida de que a todos los que formen parte de éste se les reconozca este derecho. Es decir, vela por el vínculo en un sentido mucho más amplio que la conciencia personal.
LA EXCLUSIÓN
Son excluidos del sistema familiar aquellos que fueron olvidados o despreciados.
Aunque existe un derecho a pertenecer al sistema familiar, los mismos miembros pueden verse excluidos por otros, esto debido al miedo o la ignorancia, el olvido o el desprecio. Pero excluir a un miembro desequilibra el sistema: comienza el conflicto. Por ello los excluidos son el gran tema de las constelaciones familiares.
Ante la exclusión la conciencia familiar impulsa al equilibrio del sistema, haciendo que otro ocupe su lugar, aunque ello no le corresponda. El alma familiar vela porque nadie sea olvidado o excluido.
Cuando se excluye a alguien del sistema familiar el vínculo que se rompe se hace más intenso, porque los que vienen después buscan restablecerlo de forma inconsciente.
Si uno de nuestros antepasados fue excluido es muy posible que algún miembro del sistema familiar repita inconscientemente su misma suerte, o se quede vinculado a ese familiar, ya que el amor ciego a la familia lo obliga.
¿Qué pasa con el excluido?
En esencia nadie debería sustituir al excluido pero el alma familiar impulsa a esta sustitución. Aquel que fue apartado o excluido del sistema familiar será imitado más adelante por un descendiente, sin que éste se dé cuenta. El descendiente se sentirá como el excluido se comportará como él y a menudo terminará como él si no lo hace consciente y restituye el orden del sistema.
El sistema familiar incluye tanto a los vivos como a los muertos, generalmente hasta la tercera generación, pero a veces también hasta la cuarta o quinta generación. Cuando un miembro se pierde para el clan, sea porque le fue retirada la pertenencia, sea porque fue olvidado, crece dentro del clan una necesidad irresistible de recuperar la integridad perdida. Y esto se produce cuando un miembro perdido es representado y traído a la vida por un descendiente, a través de una identificación.
Bert Hellinger
SI QUIERES COMPRENDER MÁS DE TU RELACIÓN Y DINÁMICA FAMILIAR, TE INVITO: Descodificación del Alma Familiar, Taller Constelaciones Familiares en Montreal, 4 Noviembre 2017 ⇒Aquí más información
