¿Por qué la nostalgia decembrina? …La nostalgia decembrina es una emoción circunstancial, que difiere de lo que conocemos como depresión decembrina o del Trastorno Afectivo Estacional.
Nostalgia es una palabra de origen griego, que significa regreso al dolor; y emocionalmente hablando nos plantea una idealización del pasado, una fantasía de algo vivido y que nos plantea la posibilidad de una memoria selectiva. Elegimos recordar cosas, momentos y personas de acuerdo a la situación o conveniencia del momento.
Con la nostalgia se suele recordar y extrañar solo una parte de la historia, ciertos detalles que nos permitan sentirnos bien; solemos omitir datos que construyen todo el escenario de la realidad. Ya desde que se plantea que elegimos recordar, consideremos entonces que la nostalgia es casi un hecho voluntario con el que buscamos regodearnos con determinadas emociones; aún si éstas son dolorosas.
“Todo tiempo pasado fue mejor”, diría quien atraviesa por la nostalgia, aun cuando los años anteriores hayan traído experiencias negativas y dolorosas o incómodas. No obstante, existe una visión negativa de la realidad actual que impide, incluso si el año ha sido de los mejores, no ver el peor lado de los días transcurridos.
En diciembre, especialmente en las fiestas como Navidad y Año Nuevo, la gente tiende a pensar en el año transcurrido Se hace un recuento de los días felices, pero también considera los objetivos planteados al inicio del año y que no se cumplieron; en las expectativas que se vislumbraron para el año que concluye y que no se alcanzaron por diversos motivos.
Entonces las personas suelen sentirse frustrados y pensar que, en el pasado, cuando todo era esperanzas y posibilidades de éxito y no “fracasos”, las cosas eran mejores. Y para ello no importa si el año anterior tampoco se cumplieron los objetivos o no la pasamos bien.
Las luces de colores, los regalos, las reuniones con amigos y, sobre todo, con la familia; las bebidas alcohólicas y comidas copiosas crean circunstancias idóneas para remontarnos a nuestra niñez o juventud, donde todo parecía fantástico, o al menos eso es lo que elegimos recordar, eliminando voluntaria y selectivamente cualquier recuerdo triste o doloroso.
Así todo pasado, quitando voluntariamente los malos recuerdos, parecerá idílico y, por ende, darán ganas de volver a ello con el dolor implícito de no poder regresar el tiempo. Aceptar que la nostalgia se instale en nosotros nos priva de vivir el aquí y el ahora con todo lo bueno que tiene, aun cuando también tenga aspectos no tan buenos.
Sereno y tranquilo, un mar de un color azul brillante.
Todo cuanto veía me llenaba de nostalgia.
Cerré con firmeza la tapa de mi corazón y le di la espalda al mar.
Kyoichi Katayama
La nostalgia nos enfoca en el pasado, bajo un ambiente de familiaridad, de tal modo que siempre está la tentación de hacer inventario de aquellos que “ya no están”. Es usual que este sentimiento, que esté íntimamente ligado a las pérdidas, solemos recordar a quienes han muerto o están lejos. Se presenta la sensación de extrañar y el deseo de que estuvieran con nosotros.
El sentimiento nostálgico es una mezcla entre la alegría por lo que hubo, pero también se involucra la tristeza por pensar en no poder acceder de nuevo a ello, nos coloca en un punto muerto, que podríamos aprovechar para plantearnos ante una nueva realidad. Recordar lo que vivimos en el pasado debería darnos la experiencia de aprovechar el presente y sacar las mejores experiencias de éste.
Pero la nostalgia no debe ser una situación dolorosa, constante y permanente; si lo fuera estaríamos —posiblemente— en las puertas de una depresión y en tal caso deberá ser tratada profesional.
Si la nostalgia no cede con el paso de las fiestas, y sigue habiendo inquietud, tristeza profunda e incluso falta de interés en continuar la vida, abulia y vacío, es momento de acudir con un profesional de la salud mental. JORGE DOMÍNGUEZ>>