La aceptación da fin al duelo, luego de haber pasado por la dura etapa de la depresión. Asumir la irreparable pérdida es la quinta etapa por la que se llega a sanar una herida como la muerte de un ser querido, el diagnóstico de una enfermedad crónica o terminal, la ruptura abrupta de una relación.
Luego de transitar por las cuatro etapas anteriores: negación, ira, negociación y depresión; llegar a la aceptación, aunque igualmente difícil, ya no es tan doloroso puesto que la depresión nos ha permitido enfrentarnos a lo irremediable.
De la devastación que significa la pérdida, las personas llegan a la etapa de aceptación lo hacen cansadas, pero luego de pasar por cada etapa de manera apropiada, se comienza un proceso de adaptación a las emociones frente a la pérdida y, tras la depresión, estamos prontos a recuperar la rutina diaria que perdimos frente a los hechos que provocaron el duelo y, de alguna manera, rompieron nuestra normalidad.
¿Qué caracteriza la fase de aceptación?
- La aceptación se caracteriza porque la persona va adquiriendo cierta paz.
- Retomar la vida diaria es mucho más fácil.
- Quien está en duelo, deja de tener necesidad de hablar de su propio dolor.
- Acepta lo irreversible de su perdida.
- Encuentra una reconciliación con la realidad.
- Se hacen las paces con su dolor.
- Se retoma el presente y se comienza a soltar el doloroso pasado.
- La vida vuelve a tener su propio sentido.
- La persona en duelo, al entrar en esta etapa, comienza a tener nuevas misiones de vida.
- Hay esperanza en el futuro.
- Ya se puede nombrar al ausente sin emociones exageradas.
- Ya se han creado nuevos vínculos con la pérdida.
“Se trata de una etapa de evaluación personal y privada en la que el doliente hace su propio balance sobre la vida encontrando un refugio de paz donde aprende a vivir en un nuevo contexto en el que no estará ese ser querido“.(1)
Para llegar a la etapa de aceptación y así lograr un sano proceso del duelo es importante que, tras el shock de la pérdida, no se nieguen ni evadan las emociones; que se transite por las etapas del duelo —aun cuando cada persona tarde lo que sea necesario para cada una— y que trabaje sus emociones en cada fase. Debe ser un proceso interior necesario para continuar la vida de una manera estable.
En caso de que la persona que sufre la pérdida sea incapaz de procesar este dolor y lo evite, retomando la vida como si nada hubiese pasado; el duelo se vivirá de manera patológica y a la larga causará más daño.
Así también, quedarse sólo en el dolor inicial sin vivir todas las etapas del duelo, o perpetuarse en una etapa sin llegar a la aceptación, no es sano y puede causar desórdenes emocionales y mentales. Es por ello que, en más de las veces, el doliente o quien pasa por el duelo lo vive de mejor manera cuando va acompañado por un profesional de la salud mental.
Si tú o algún ser cercano a ti pasa por la pérdida con dificultad o no puede afrontar sus emocionales ante ella, yo puedo acompañar su proceso de duelo y darle contención emocional de manera profesional: JORGE DOMÍNGUEZ>>