La inteligencia emocional permite a los niños aprende a reconocer sus emociones y expresarlas adecuadamente, con lo que adquirirán herramientas para afrontar la vida diaria y lograr mayor autoestima. Un niño con el poder de asumir sus emociones vivirá más seguro de sí mismo, podrá ser empático con las necesidades afectivas de los demás y tendrá más control de sus decisiones al futuro.
Por supuesto, para que el niño aprenda a reconocer lo que siente y expresarlo de forma asertiva, es necesario que los padres asuman su parte en este proceso. Los padres deben entender primero sus emociones y comprender cómo actúan con las propias para luego poder entender las de sus hijos, y acompañarlos de manera óptima en el proceso de crecimiento.
Si para acompañar en el proceso de crecimiento emocional a tus hijos requieres herramientas que te ayuden a conocerte y mejorar tu propio proceso emocional, te invito a inscribirte al curso De Frente a la vida | Contigo
¿CÓMO AYUDAR A QUE TUS HIJOS MANEJEN MEJOR SUS EMOCIONES?
Si tú ya cuentas con herramientas para conocer y gestionar tus propias emociones, es momento de que ayudes a tus hijos a asumir y expresar sus emociones de manera sana a través de la inteligencia emocional. Toma en cuenta que, como todo proceso de aprendizaje, deberán practicar constantemente y tú requerirás ser paciente con ellos.
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No niegues sus emociones
Los adultos estamos acostumbrados a negar las emociones por la forma en que nos educaron o porque socialmente parece correcto; ello lo trasmitimos a los niños sin considerar los daños que pueden padecer e incluso las confusiones por las que pueden pasar.
Los niños tienen una sensibilidad diferente a los adultos frente a los acontecimientos y hechos que experimentan, pues están conociendo el mundo. Pongamos un ejemplo: el niño cae al suelo y comienza a llorar; la madre o el padre le dice que se levante, que no llore porque no le pasó nada.
Ciertamente puede que físicamente no haya tenido alguna lesión, pero emocionalmente hay posibilidad de que el niño se sienta humillado por caer frente a otras personas, o que se sienta desprotegido e inseguro de sí mismo; incluso tal vez le venga el llanto por motivos que no son necesariamente del momento sino por sentimientos que ha ido acumulando durante el día.
Sin embargo, cuando los padres le dicen “no llores, que no te pasó nada” se están negando la emoción del niño. En realidad al niño sí le pasó algo, y siente dolor o vergüenza; pero negar sus emociones va anulando su confianza en sí mismo y generará confusión respecto a sus emociones, al punto que en algún momento se verá forzado a negar, por ejemplo, ese dolor porque el padre, o la madre, no lo reconoce como verdadero.
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Escúchalos y tómalos en serio
Los niños requieren ser escuchados, tomados en cuenta, y esta es una forma en que su autoestima puede fortalecerse. Si el niño o la niña llora porque se ha caído, o se encuentra enfadado, o siente alguna incomodidad no querrá tus consejos sino tu comprensión, la que sólo podrás darle escuchándolo con atención y tomándolo en serio.
Respeta lo que siente, no lo ridiculices ni lo juzgues. Evita frases como “no seas llorón”, “qué fea te ves enfadada”, “¿a poco lloras por esa tontería?”, etc. Tampoco uses frases como “no te enojes” o “no estés triste”.
Asimismo, procura no intentar adivinar las emociones ajenas, intentar decirle a los otros, incluyendo los niños, lo que nosotros creemos que sienten es ignorar su propio poder de decidir cómo sentirse.
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Ayúdalos a expresar lo que sienten con tu ejemplo
Muchas veces los niños no saben que sienten porque no conocen la “palabra” precisa para nombrar ese sentimiento. Para que vayan aprendiendo a hacerlo de mejor manera, sé su ejemplo.
Cuenta a tus hijos cómo te sientes y por qué te sientes así, además de cómo has manejado tú las emociones en ciertos momentos, así se verán reflejados y evitarás el temor que ellos sienten al compartir sus emociones.
Dales un tiempo para desahogarse y deja que expresen sus opiniones aunque no estés de acuerdo con ellas.
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Evita darles valor a las emociones
Generalmente, por presión social, consideramos que estar enojado o estar triste es malo, mientras que estar alegre es “lo correcto”. Enseña a los niños que no hay emociones positivas o negativas, que las emociones son naturales y que todos las tenemos. Es importante que sepan que no se pueden evitar las emociones sino que se pueden canalizar de manera inteligente.
Por eso será ideal que los niños aprendan a que sentir enojo, miedo o tristeza es parte de la vida, pero que deben avanzar al proceso de manejar esa emoción de manera adecuada, de forma que aprendan a hacer algo bueno con ella.
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Enseña frases emocionales
Ya que los niños poco a poco van adquiriendo un repertorio de palabras nuevas, puedes incluir en el aprendizaje de su vocabulario palabras que les permitan expresar sus emociones sin miedo a utilizarlas en el momento que las necesitan.
Ayúdate a enseñarle con cuentos o películas, y dales ejemplos de cómo utilizar el matiz de emociones que podemos sentir con tu propia experiencia: miedo, temor, enojo, enfado, nostalgia, tristeza, alegría, felicidad, etc.
Cuando le hables de tu experiencia emocional es importante que utilices una explicación completa de la emoción y el motivo que te la detonó. Puedes decirle: “estoy enfadada porque mi jefe me regañó injustamente por algo que yo no cometí”.
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Guíalo para que reflexione sobre sus emociones
Una vez que los niños han reconocido sus emociones, puedes ayudarle a canalizarlas a través de reflexionar por qué se sienten así y qué pueden hacer para sentir mejor.
Haz preguntas sencillas como ¿qué crees que te haría sentir mejor? ¿Cómo podrías dejar de sentirte así?… El objetivo es que vaya descubriendo cómo podría actuar en determinadas situaciones.
También, con la reflexión, puedes motivarlos a “decidir” como sentirse, y ayudarlos a un cambio de actitud frente a las situaciones que nos los hacen sentir bien y que tal vez no puedan cambiar porque son ajenas a ellos.
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Dale alternativas y herramientas para conocerse
Los niños que van aprendiendo de sus emociones también podrán ir descubriendo cosas de sí mismos, y cada día se sentirán más cómodos consigo mismos y serán más capaces de afrontar el día a día.
No obstante los padres no siempre tienen el total de herramientas y pueden auxiliarse de talleres y cursos que complementen la enseñanza en casa.
Una opción pensada para ellos es la versión infantil del Curso De Frente a la vida| Contigo que impartirá Laura Zazueta para los más pequeños de la casa de: 6 a 13 años. Si tienes hijos será una experiencia maravillosa para toda la familia.
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Tal y como aprendimos a caminar, a hablar, a comprender el entorno y su funcionamiento, así mismo es necesario…
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