Haciendo Match: cómo nos afectan las apps de citas es un artículo en el que te planteo cuáles son los efectos del uso de estas herramientas en la salud emociona.
Encerrados, pero no solos, parece decirnos el incremento exponencial del uso de aplicaciones para ligar dado durante la pandemia de Covid 19. Buscar el amor a través de recursos digitales es cada vez más frecuente, pero sus consecuencias no siempre son idílicas.
Aunque no hay nada fuera de lo normal en el uso de estas herramientas. Enamorarse a distancia de algún desconocido no es nuevo. Recordemos los anuncios que se colocaban en los periódicos el siglo pasado: “busco señorita honorable que quiera entablar relación seria”.
Se dieron las uniones motivadas vía epistolar y las fiestas para solteros. Más recientemente se hicieron populares las citas rápidas para conocer parejas afines y los salones de chat, cuando nos llegó el internet.
Pero nadie imaginó que llegaría el “amor en tiempos de Tinder” u otras aplicaciones similares, y que éste sería no sólo una forma de ligar, sino de encontrar el amor. Porque existen diversos testimonios de personas que a través de este tipo de aplicaciones han encontrado “el amor de su vida” y no sólo un encuentro casual.
Y aunque las aplicaciones son una manera de conocer gente y satisfacer la necesidad del contacto humano, en ocasiones pueden tener sus aspectos negativos. Por eso hoy hablemos de cómo nos afectan las apps de citas.
Derecha me gusta, izquierda no
Las aplicaciones de citas son casi todas iguales: una persona busca conocer gente “haciendo match” con alguien que parece tener los mismos gustos y preferencias que ella.
Aunque cada interfaz es diferente, todas son básicamente una especie de catálogo de perfiles en el que, luego de coincidir —gracias a un algoritmo que filtra los datos—, dos van entablando una conversación y, según el caso, deciden conocerse en persona o no.
Este tipo de apps nos facilitan mantener contacto con otras personas a las que probablemente de otra manera no conoceríamos. Sin embargo, uso pone en evidencia la condición emocional de la humanidad hoy en día.
Haciendo match, una recompensa
No es casual que el uso de estas aplicaciones aumentara durante la pandemia. El encierro, la soledad y el aburrimiento de la cuarentena lo fomentó, pero también la necesidad de vernos recompensados por ello. Y es que cada match es una recompensa para la autoestima, como sucede con los “likes” en otras redes sociales.
Como otras redes sociales, las también llamadas aplicaciones de ligue o para conocer gente, utilizan un sistema de recompensas para que uno siga usándolas de manera continua. Una vez que hacemos match, o coincidimos con alguien que también nos ha elegido, nuestra autoestima recibe un premio, el premio de la aceptación y validación por parte de otra persona.
El placer obtenido por el match nos motiva a volver a intentarlo hasta lograr oro “match”. ¿Les gustaré a otros también? ¿Encontraré a alguien mejor? ¿Viviré una historia de amor?
La incertidumbre también es un factor en juego, nos mantiene alertas y a la expectativa, mirando cada vez más la aplicación para ver si nos responden o si hemos sido elegidos con un “match”.
Cómo nos afectan las apps de citas
Pero qué pasa si esa persona que nos gusta no nos elige, o no hacemos “match” con nadie; si no encontramos a alguien afín o no se concreta una cita personal. O peor aún, luego de la primera cita nos aplican el ghosting o nos dejan en “visto”.
Es una sensación de evidente rechazo y éste duele, pero quizá lo volveremos a intentar. Entonces las aplicaciones se vuelven oportunidades para sentirnos rechazados más veces y de forma rápida.
Ante estos riesgos, la forma en que nos percibimos a nosotros mismos se verá afectada, tanto la imagen corporal como la autoestima se verán mermadas. Según un estudio realizado en 2017 por la revista Body Review, las personas que utilizan aplicaciones de citas pueden ver disminuida su autoestima, reportar menos satisfacción con sus cuerpos y apariencia.
El engaño
Un riesgo más que debemos afrontar en las aplicaciones de ligue es el posible engaño. Personas casadas que no lo confiesan, individuos con patologías sociales y trastornos de la personalidad, hábitos y filias inapropiadas, acoso… posibles condiciones ocultas detrás de un perfil
Aunque cada vez más las aplicaciones buscan verificar la identidad de cada perfil, no se está exento de engaños y malas intenciones ante los que hay que permanecer atentos.
Ansiedad y depresión
Como otros casos, la participación en este tipo de aplicaciones puede causar una adicción gracias al condicionamiento de aceptación versus rechazo, aunque al mismo tiempo generará ansiedad y posiblemente depresión.
La ansiedad es derivada de las expectativas por sentirnos aceptados o afrontar el rechazo y frustración, pero también por la dependencia a esta especie de juego de logra el match o no.
Por su parte, la angustia y decepción por no sentirnos aceptados es una condición promotora de estados depresivos. Eso nos produce sentimientos negativos, sobre todo de una gran frustración, desamparo y soledad, que se traducen en tristeza y miedo de no gustar. Así es cómo nos afectan las apps de citas.
Alerta
Como he dicho al inicio, no es la primera vez que el ser humano busca el amor de formas remotas, y las aplicaciones son una herramienta más para facilitar el camino. Sin embargo, la salud emocional se pone en riesgo si no nos mantenemos alerta a su prudente uso.
Si surgen pensamientos de frustración, de malestar o de soledad, de degradación de nuestro autoconcepto, o nos encontramos haciendo un uso compulsivo, quizá es momento de analizar la situación y hablarlo con alguien de confianza o un profesional que nos guíe a manejar el match de una forma saludable.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA