Las habilidades de la inteligencia social no son innatas, pero sí la capacidad humana para tener relaciones armoniosas con los demás, y desarrollar estas habilidades nos puede procurar el éxito en los más diversos ambientes.
La inteligencia social es la capacidad que tenemos para relacionarnos con otros de forma armoniosa y pacífica; una habilidad con la que todos nacemos pero que no todos desarrollamos de manera óptima.
Uno de los descubrimientos más importantes de la neurociencia, nos dice David Goleman en su libro La inteligencia social, “es que nuestro sistema neuronal está programado para conectar con los demás”. Así que establecer vínculos con otros no sólo es una facultad emocional sino un imperativo incluso de nuestro tejido neuronal; aunque no quiere decir que todos estemos debidamente habilitados para ello.
La persona con inteligencia social desarrollada es capaz de descifrar la mente de los demás, comprenderla y usar esa información para interactuar con éstos de manera eficaz. A estas personas se les facilita entender el mundo y las conductas sociales.
Empatizar es la esencia elemental de la inteligencia social, pues quienes la practican son capaces de ponerse en los zapatos de los otros, aceptar otras formas de ver la vida, asumir diferentes perspectivas posibles. Es por ello que pueden ser miembros activos de la sociedad, tener un don de liderazgo y asumir el sentido de comunidad procurando así a los demás.
Quienes son socialmente inteligentes tienen excelentes relaciones humanas, desde la infancia se vinculan fácilmente con otros, son generosos y capaces de compartir; especialmente pueden aceptar las diferencias sin crear ríspidas polémicas.
Se les facilita interactuar con la más amplia diversidad de personas, haciendo que éstas se sientan cómodas en su presencia. Además, se puede considerar que quienes tienen inteligencia social logran sentirse felices porque su actitud de vida suele ser positiva.
Inteligencia social tóxica o nutritiva
Por supuesto, este poder que tienen las personas con inteligencia social puede ser utilizada para la manipulación y para hacer que otros cooperen para satisfacer necesidades individuales y no colectivas. Esto es un comportamiento tóxico, estos individuos utilizan sus habilidades sociales para que las demás personas les sirvan; o bien para que se sientan devaluados, furiosos, culpables, inadecuados, etc.
Al contrario, la inteligencia social debe ser “nutritiva”; es decir, tener la capacidad de hacer que los demás se sientan bien, valorados, apreciados, capaces o respetados.
¿Qué habilidades de la inteligencia social podemos desarrollar?
De acuerdo con Goleman, las habilidades que desarrolla una persona con inteligencia social son:
- Empatía: considerar lo que los demás sienten e interpretar lo que las señales emocionales de los demás nos tratan de transmitir.
- Sintonía: escuchar de manera receptiva para conectar con los demás.
- Comprensión de los pensamientos, sentimientos e intenciones de los demás.
- Cognición social: entender el funcionamiento del mundo que nos rodea.
Por otro lado, Karl Albrecht experto en inteligencia social divide en cinco las habilidades que caracterizan la inteligencia social. Estas habilidades forman las siglas SPACE (espacio):
- Situación: ser capaces de entender a las personas y sus sentimientos en las diferentes situaciones de la vida.
- Presencia: resultar accesible, transmitir proximidad y confianza.
- Auténtico: ser sincero con uno mismo y con los otros. Quien es fiel a sí mismo es respectado por los demás.
- Claridad: saber expresar claramente los propios pensamientos.
- Empatía: estar dispuesto a sintonizar con las personas, entender su punto de vista y aceptar a los demás como son y por lo que son.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA