El estrés es una de las situaciones más desgastantes y dañinas que podemos sufrir incluso de forma crónica y cuyas consecuencias tienen efectos directos en nuestra salud física y también emocional. En el ámbito físico podemos sufrir desde un dolor de cabeza hasta un infarto, pues cuando nos sentimos estresados, ansiosos o molestos es probable que no seamos capaces de cuidar nuestra salud como debiéramos; ya el simple hecho de que nos sometamos a la tensión del estrés es ya una forma de descuidarnos.
Recordemos que el estrés comienza siendo una reacción fisiológica frente a un peligro que el cerebro percibe como real, aunque para nosotros inicie como una preocupación imaginaria, del futuro por ejemplo. El cerebro envía señales al organismo para que reaccione y evite la situación peligrosa. A esa reacción fisiológica la mente le pone una etiqueta y genera frente a ello una emoción que con frecuencia es negativa. El estrés fisiológico es un factor natural, pero el estrés que se prolonga en el tiempo (crónico) puede ser desbastador para el cuerpo y también para la mente.
Si el cuerpo enferma, las hormonas que debe secretar para mantener nuestro balance emocional dejarán de funcionar adecuadamente, de forma que el pensamiento y las emociones también se descontrolen: podemos perder sensibilidad emocional ante el entorno e incluso llegar a perder el sentido de la vida o exacerbar el enojo, la tristeza, hasta generarnos una depresión.
La justa medida de estrés es normal e incluso saludable en cuanto a la motivación que pueda generarnos, pero ya hacer de ello un “estilo de vida” es completamente insano. Por ello hay que aprender a controlarlo.
CÓMO CONTROLAR EL ESTRÉS EMOCIONAL
- Antes que nada debes aprender a DETECTAR en ti los síntomas de cuando estás estresado. De forma que podrás también identificar los momentos en que se presentan esos síntomas.
- IDENTIFICA por qué te sientes estresado: quizá acumulaste demasiados pendientes en el trabajo que no has solucionado, o bien te estás imaginando futuros desagradables frente a los cuales no tienes control, pero que sólo te pre-ocupan: son inciertos.
Si ya sabes qué sientes cuando estás estrado y eres capaz de identificar los motivos por los que estás estresado, podrás encontrar soluciones al respecto.
Por ejemplo, si se acelera tu pulso e incrementa tu presión arterial un viernes por la noche, sientes mareos y te falta la respiración: justo cuando estás por presentar el informe de ventas mensual. Bueno, las claves son obvias. Te estresa tener que dar resultados de ventas, y lo vives con el pulso acelerado.
Eso fue fácil y obvio, pero no siempre es así de claro, así que deberás entrenar para identificar el vínculo entre síntomas físicos y los motivos de tu estrés.
3. Es momento de PRIORIZAR tus actividades, organizar tu agenda y algo muy importante, aprender a decir que NO.
Siguiendo el caso del estrés por reporte de ventas, te sientes estresado porque tu jefe te postuló como líder del proyecto, además de tu trabajo como entrenador de agente de ventas, contador y administrador (eres un todólogo) y como es tu jefe, y tiene el poder de despedirte, no pudiste decir que no serías el líder del proyecto porque ya tenías otras actividades. Dijiste sí a todo lo que se te encomendó y ahora tal vez no has cumplido del todo con las metas de ventas y temes, de todos modos, que te despidan.
En este caso tu estrés se va a cumulando: tener que cumplir las metas de ventas, más otros trabajos, y además enfrentar la posibilidad de que te corran.
4. Así como debes aprender a decir NO, también habrás de adquirir habilidades de organización de tu tiempo y herramientas de productividad para aprovechar el tiempo, si es que realmente estás dispuesto a hacerlo todo.
5. NO CONTROLES. En nuestro apuro porque la vida que estamos construyendo sea (o al menos parezca) “perfecta”, buscamos controlarlo todo; somos perfeccionistas, y nos preocupamos por temas que nosotros no podemos modificar. En este caso es tiempo de aprender a soltar esa búsqueda de absoluto control, porque solo nos habla de nuestras inseguridades.
6. PIDE ayuda. Muchas veces por alguna debilidad en la autoestima, decidimos “demostrarle” al mundo que podemos hacerlo todo, que somos multitareas y capaces de hacer todo lo que nos pidan. Ya sea en el área laboral o en la casa: como sucede con las madres de familia que hacen de todo con tal de satisfacer a todos los miembros de la familia. Si las cosas te rebasan es momento de pedir ayuda y delegar actividades. Aprender a que no somos más débiles o más incapaces si dejamos que otros lo hagan.
7. PON LÍMITES. No sólo son los otros los que pueden abusar de ti y tus buenas intenciones o necesidad laboral e incluso tus requerimientos emocionales; a veces uno es el primero en maltratarse a sí mismo. Entonces es momento de poner límites que uno mismo debe respetar.
8. DATE TIEMPO. Si vives para los demás por supuesto nunca te alcanzará el tiempo ni las fuerzas para hacerlo todo y jamás podrás cuidar de ti misma, de ti mismo. Es muy importante que cuides de ti, en primer lugar dedicándote tiempo para ti y ello va desde sentarte a comer a una determinada hora, hacer ejercicio, descansar, etc.
Finalmente creo que hoy en día vivimos el estrés como un autocastigo por lo imperfectos que nos percibimos a nosotros mismos y entonces nos exigimos y nos exigimos ser productivos, ser bellos, etc. Dejemos de generar expectativas y malas percepciones para poder disminuir el estrés.