Establecer estrategias para la crianza positiva es fundamental para evitar una educación violenta que dependa del castigo y el regaño, y se enfoque en el amor, el respeto y la comprensión del individuo.
Eso es la crianza positiva: una opción en el ejercicio de la paternidad enfocada a la educación de niños con autoconfianza y autonomía, basada en el respeto del individuo y el afecto como principios elementales.
Aunque ya en otras ocasiones he hablado de algunas claves de buena crianza y tips para la crianza positiva, no está de más retomar el tema siempre que sea posible; puesto que este estilo educativo tiene como consecuencia individuos mejor resueltos en la adultez, con inteligencia emocional, capaces de decidir por sí mismos y menos vulnerables a la presión de otros, entre otros aciertos.
1. Logra acuerdos de crianza en familia
Hoy, tanto padres como tutores, así como cuidadores —abuelos, tíos y otros familiares— son partícipes de la educación de los niños, no obstante lo idea es formar un equipo en el que todos coincidan en las reglas básicas de crianza, respetar los roles de cada persona en la familia, y que participen desde el amor y la firmeza participen coordinadamente.
Cuando todos los miembros de la familia están de acuerdo y respetan estos acuerdos se evitan las contradicciones, se sostiene la autoridad paterna ejercida de forma positiva; los niños tienen claro lo que deben y no deben hacer y no hay posibilidades de una crianza errática. La consecuencia es solidez en la educación.
2. Enseña con amor
Las niñas y niños no necesitan padres y madres perfectos sino personas adultas saludables, física y psicológicamente, que les cuiden y transmitan seguridad por medio del respeto a su dignidad; para ello es necesario entendimiento, aceptación y valoración de su persona aún con las imperfecciones lógicas que se dan en el proceso de crecimiento y aprendizaje.
Enseñando con amor en la crianza positiva tienes la certeza de que todo lo que haces por tus hijos está enfocado a su bienestar. Con base en el verdadero amor, afincado en el respeto y la dignidad, los padres no se encontrarán estresados o se cuestionarán si ¿están haciendo lo correcto?
Muchos padres se enfocan en enseñar sólo modales, conocimiento y otras cuestiones prácticas, que exigen mucho tanto a ellos como a los niños; no obstante, el amor con el que se trasmiten las enseñanzas cotidianas es mucho más poderoso y la mejor guía.
“Ser un padre sensible y responder a sus hijos trasciende a todas las áreas de crianza“, dice el Dr. Keith Crnic de Arizona State University, experto en relaciones entre padres e hijos. “Lo que significa reconocer lo que su hijo necesita en el momento y brindárselo de forma efectiva“.
3. Afronta los berrinches
Cuando niñas y niños se sienten cansados, con hambre, sueño u otro malestar, es parte normal del desarrollo su poca tolerancia a la frustración, debido a que su lenguaje y habilidades de expresión son limitados.
No obstante, para enseñarles a regular sus emociones y reacciones es importante no perder la calma y transmitirles nuestras decisiones con firmeza y con un lenguaje adecuado a su edad, con el paso de los años las niñas y niños que aprenden a comunicar sus emociones y sensaciones con palabras serán adultos capaces de afrontar los conflictos sin recurrir a la violencia.
4. Mantente disponible
Actualmente es difícil que ambos padres se encuentren 100% disponibles para sus hijos todo el tiempo, tanto el padre como la madre requieren realizar labores profesionales, económicas y sociales que exigen tiempo de ellos. No obstante, podemos mejorar nuestras agendas para lograr ese tiempo de calidad para establecer vínculos con ellos y hacerles saber que estamos disponibles aunque, a veces, no se esté presente de forma física.
La disposición emocional y psicológica es aún más importante que la presencia física. Los padres deben comunicar que sus hijos son valiosos e importantes, y los niños necesitan saber que los padres se interesan por lo que ellos están haciendo.
Si los padres están disponibles de forma irregular, los niños pueden angustiarse y sentirse dolidos, rechazados, o ignorados. Pueden tener más estallidos emocionales y sentirse solos. Incluso pueden dejar de intentar competir por la atención de sus padres y comenzar a perder conexiones emocionales con sus padres.
5. Repite las experiencias favorables de crianza
Solemos, de forma consciente o inconsciente, repetir los modelos de crianza que experimentamos con nuestros padres. Ellos nos educaron de alguna manera y nosotros consideramos que funcionó y que “no salimos tan mal”. Sin embargo, es importante evitar el repetir acciones que te hicieron daño o te dolieron, aun cuando creas que te hizo bien un golpe o un insulto.
Si bien padres y madres no somos perfectos, sí somos personas capaces de mejorar y aprender nuevas formas de educar sin violencia verbal, física, emocional o psicológica. Y basar nuestra propia experiencia paterna bajo términos mucho más eficaces para lograr que nuestros hijos se desarrollen plenamente.
Asimismo, si queremos construir nuevas sociedades y formas de convivencia basadas en el respeto a los demás, es importante recordar que un golpe o un insulto no educa, ya que la violencia sólo modifica de forma momentánea un comportamiento y no una conducta a largo plazo. Además, cuando se golpea a los niños se les envía un mensaje de que la violencia es la forma de arreglarlo todo.
La verdadera educación no consiste en adiestrar la mente de las niñas y niños para obedecer, sino construir personas conscientes y capaces de afrontar sus problemas sin recurrir a ninguna forma de violencia.
Si comienzas en la aventura de la paternidad, de la maternidad o tienes niños menores de 5 años, descarga aquí un interesante documento de crianza positiva publicado por la UNICEF.
