Al iniciar el año somos propensos a plantearnos resoluciones que ponen de manifiesto qué quisiéramos conseguir durante los siguientes doce meses, aunque no siempre lo logramos o incluso ni lo intentamos. No obstante, es importante tener propósitos porque ellos determinan nuestra motivación y el rumbo de nuestra vida.
Los propósitos, tanto los que nos hacemos en año nuevo como en momentos específicos de la vida —cumpleaños, luego de una enfermedad, etc.— son útiles porque nos ayudan a aclarar aquello que deseamos hacer y a encontrar proyectos por realizar a lo largo de un determinado tiempo sea a corto o largo plazo.
En este sentido, los propósitos nos sirven para ordenar nuestra vida y darle significado, guiando nuestras acciones y permitiéndonos proyectar el futuro. Esto ya sea en la esfera personal, familiar, social, laboral, etc.
Estas resoluciones que nos planteamos también nos son útiles para sentir que podemos dejar algo, que podemos desprendernos de cargas o malestares, incluso hábitos, que no aportan nada a nuestro bienestar; por el contrario, proponernos un objetivo nos alienta a ver que nuestra vida puede ser mejor, que podemos transformarnos para mejorar nuestra vida.
Un estudio publicado en Psychosomatic Medicine señala que tener propósitos es tener una intención de vida, lo que hace que las personas mueran más tarde y que tengan menos accidentes cardiovasculares. En este artículo se realizó el análisis de una decena de estudios hechos con miles de personas (136265), y la conclusión a la que llegan es que el riesgo de muerte disminuye entre 17 y 33% cuando las personas tienen al menos un propósito en la vida.
Esta disminución de la mortalidad se debe, según la publicación, a que tener propósitos de vida influye en nuestro comportamiento, manteniéndonos en actividades vitales más saludables y realizando un menor consumo de elementos tóxicos, incluyendo las emociones dañinas. Por otro lado, se genera efectos fisiológicos y biológicos positivos para la salud y se disminuye el impacto negativo de factores como el estrés que impactan nuestro organismo.
Beneficio de tener propósitos
Tener al menos un propósito en la vida nos da un mayor sentido de competencia personal, no desde la certeza de lograr la resolución de problemas sino desde la asunción de que son abordables.
De acuerdo con el psiquiatra Antonio Sánchez González, dar un significado a la vida, decidir que la propia vida, con sus fallas, lastres y limitaciones, merece la pena ser vivida, conduce a una menor tendencia al decaimiento sostenido, propicia la búsqueda de experiencias revitalizantes, promueve una mayor integración social favoreciendo relaciones interpersonales más enriquecedoras, otorga posibilidades de afrontamiento y predispone hacia afectos enriquecedores.
Es decir, hacemos propósitos porque le dan sentido a la vida, siendo éste una vivencia personal que permite cimentar los objetivos de nuestra existencia y que da significado a lo que somos. Ello nos permite afrontar los sinsabores de la propia vida, nos motiva, nos hace resilientes y nos lleva a buscar los mejores caminos hacia nuestro bienestar.
¿Hacer o no hacer propósitos de año nuevo?
Conociendo la importancia que tienen en nuestra vida los propósitos, puede ser adecuado formularse resoluciones, aunque éstas deben ser concretas y realistas, para no frustrarnos en el camino o abandonar porque los resultados esperados no se dan.
- Para ello puedes seguir esta guía para que esta vez sí cumplas con tus propósitos, da click aquí>>
Además, el poder tener propósitos en la vida es librarnos de las pautas por cumplir que otros nos imponen, de obligaciones y trámites que no elegimos nosotros, sino que la vida nos exige por el simple hecho de vivir en una sociedad con otras personas.
Igualmente, tener propósitos nos permite dejar atrás algunos traumas, nos ayuda a salir adelante; incluso es la fuerza que nos alienta seguir y no decaer o no sentirnos vacíos. Es común, por ejemplo, que en los procesos depresivos las personas hayan perdido sus objetivos o propósitos, esas intenciones claras para su vida y por ello sientan vaciedad interior.
Cuando las personas tienen al menos un propósito fluyen sentimientos positivos, ya que la gran parte de la energía se canaliza a lograr ese objetivo y entonces se pueden dejar de lado distracciones, miedos, ansiedad, incertidumbre, etc.
Así que, efectivamente es una buena idea hacer propósitos, a la medida que seamos capaces de cumplirlos, porque son para nuestro bienestar y los hemos diseñado adecuadamente.
JORGE DOMINGUEZ | PSICOTERAPIA