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El impacto de la infancia en nuestra salud emocional adulta tiene un gran peso; sin embargo, en la adultez tenemos la responsabilidad de sanar heridas y continuar.

Lo que aprendemos de pequeños: Cómo la infancia moldea nuestras emociones en la adultez 

Nuestra infancia actúa como el terreno donde se siembran las primeras semillas de nuestras emociones, creencias y comportamientos. Los vínculos, experiencias y patrones que vivimos en esos años iniciales dejan huellas profundas que influyen en nuestra salud emocional como adultos. 

1. Experiencias tempranas que nos marcan 

Las experiencias tempranas que vivimos en la infancia son la base sobre la que construimos nuestra percepción del mundo, de nosotros mismos y de las relaciones con los demás. Desde los primeros vínculos con nuestros cuidadores hasta los eventos significativos que atraviesan nuestras etapas formativas, cada experiencia deja una huella profunda en nuestra mente y emociones.

Estas vivencias no solo moldean nuestra personalidad, sino que también influyen en nuestra capacidad para afrontar desafíos, establecer vínculos saludables y gestionar nuestras emociones en la vida adulta. Aunque muchas de estas influencias son positivas, también existen momentos de dolor, estrés o desconexión que pueden convertirse en patrones de conducta difíciles de identificar y transformar.

Lo más fascinante de estas experiencias tempranas es que su impacto no siempre es consciente. Un comentario crítico, una ausencia emocional o un momento de apoyo incondicional puede permanecer en nuestra memoria emocional, guiando nuestras elecciones y reacciones años después. Comprender cómo estas vivencias moldean nuestro desarrollo no solo nos permite reflexionar sobre nuestras fortalezas y vulnerabilidades, sino también tomar medidas activas para sanar heridas, reprogramar creencias limitantes y construir una vida más plena y auténtica. Las primeras páginas de nuestra historia no determinan el final, pero sí nos dan pistas esenciales sobre cómo escribir los capítulos siguientes.

  • Relaciones con los cuidadores primarios: El estilo de apego que desarrollamos (seguro, ansioso o evitativo) afecta nuestras relaciones futuras. 
  • Ambientes de estrés: Crecer en un entorno de tensión constante puede predisponer a la ansiedad o a la falta de confianza en uno mismo. 

2. Creencias heredadas de la infancia 

Frases como «el dinero no crece en los árboles» o «no eres lo suficientemente bueno» pueden convertirse en creencias limitantes que nos acompañan en la adultez y afectan cómo enfrentamos desafíos. 

Las creencias heredadas de la infancia son ideas y patrones que absorbemos durante nuestros primeros años de vida, a menudo sin cuestionarlas. Estas creencias se forman a partir de las actitudes, valores y comportamientos que observamos en nuestros cuidadores y el entorno en el que crecemos. Por ejemplo, si un niño crece en un hogar donde el dinero es percibido como algo escaso o donde las emociones no se expresan abiertamente, es probable que desarrolle una mentalidad de carencia o una dificultad para comunicarse emocionalmente en la vida adulta. Estas creencias se internalizan de forma tan profunda que, incluso sin darnos cuenta, moldean nuestras decisiones, relaciones y percepción del mundo.

Lo más complejo de las creencias heredadas es que muchas de ellas no son nuestras, sino reflejos de las experiencias y traumas de generaciones anteriores. Un padre que transmite una visión negativa sobre el éxito puede estar proyectando sus propias inseguridades o fracasos no resueltos. Sin embargo, estas creencias no son estáticas; al tomar conciencia de ellas, es posible reprogramarlas y adoptar perspectivas más alineadas con nuestra realidad actual. Este proceso no solo libera a la persona de patrones limitantes, sino que también abre la puerta para romper ciclos intergeneracionales, permitiendo que las futuras generaciones crezcan en un entorno más saludable y empoderador.

3. Reprogramar nuestra salud emocional 

La buena noticia es que, aunque nuestra infancia nos influya, no determina nuestro futuro. A través de la terapia, el autoconocimiento y la práctica de la inteligencia emocional, podemos transformar patrones negativos y construir una vida emocional más equilibrada. 

Al entender el impacto de nuestra infancia, podemos reconciliarnos con nuestro pasado, sanar heridas y abrirnos a un presente más pleno y auténtico. 

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA

De Frente a la Vida |CONTIGO

 

Curso impartido por Jorge Domínguez.

 

La comprensión de sí mismo es un acto obligado. Tal y como aprendimos a caminar, a hablar, a comprender el entorno y su funcionamiento, así mismo es necesario comprender nuestras herramientas tanto con las que hemos nacido como aquellas que con el tiempo se han desarrollado y adquirido.

 

Conocer quién eres y como funcionas, te abre a una riqueza inimaginable para mantener tu mente, tus emociones y tus actos en congruencia, en un estado de salud continuo tanto emocional, físico y psicológico. Te convierte en una mejor versión de ti mismo y es ahí que radica tu fuerza vital.

 

Basar tu experiencia de vida y tu bienestar en la ignorancia de ti mismo te condena a los peores males de tu existir.

 

Es importante comprender que vivimos en el sótano lúgubre de una maravillosa y resplandeciente mansión. A la cual pocas veces, o tal vez nunca, hemos podido conocer sus jardines y sus extraordinarias habitaciones. Para tener acceso permanente a toda nuestra mansión, es primordial conocer nuestra ubicación y la existencia de nuestras capacidades.

 

Frente a la vida contigo es una herramienta obligada para crear una mejor versión de ti, para continuar expandiendo tu conocimiento en plenitud que desembocan en estados de felicidad continua.

 

Durante las 5 horas estaremos frente a frente con aquello que permitirá: optimizar tus relaciones tanto contigo como con aquellas personas que se encuentran en tu entorno, vivir en estados de mayor plenitud con lo que haces, piensas y sientes. Comprender tus actos, tus pensamientos y tus sentimientos. Conocer las diferentes influencias que ayudan o impiden a que obtengas lo mejor de ti.

 

Dirigido a toda persona que desee realizar una mejor versión de sí misma.

 

 

Durante el mismo horario Laura Zazueta imparte la versión infantil, para los más pequeños de la casa: de 6 a 13 años. Si tienes hijos será una experiencia maravillosa para toda la familia.

¡Es ahora tu momento!

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