Debo poner límites en mi relación de pareja porque, aún en el matrimonio, siguen siendo dos personas con el derecho al respeto, la unicidad y la privacidad; pero especialmente a la propia individualidad. Para que cualquier relación funcione, especialmente la de pareja, es necesario que se establezcan límites y que ambos los respeten.
¿Qué estás dispuesta, dispuesto, a aceptar de tu pareja y qué es lo que definitivamente no tolerarás? ¿Conoces lo que no quieres vivir en tu relación de pareja? ¿Sabes si lo que tú no tolerarás coincide con lo que tu pareja considera no es correcto o no debe hacer?
Poner límites desde el inicio de la relación es poner en la mesa las “reglas del juego”; es decir lo que está permitido y lo que no, lo que les gusta y lo que no les gusta. De tal forma se favorece el respeto y la unión entre los miembros de la pareja. Asimismo, estos criterios deben ser inviolables e innegociables.
Generalmente hay ciertas condiciones que, en general, la mayoría no estamos dispuestos a tolerar; pero también hay cuestiones que de forma individual —más allá de lo socialmente “aceptable” o de lo que otros puedan o no aceptar— no queremos experimentar en nuestra relación de pareja y que debemos dejar bien claro.
Hay temas que, mientras nosotros no estamos dispuestos a tolerar, otras personas no lo consideran tan relevante en tanto que no toleran cosas que nosotros sí podríamos. Por tanto, los límites son de carácter individual, y con mayor razón es necesario que se establezcan desde el principio en la relación de pareja para que no existan malos entendidos, del tipo “no creí que eso te importara tanto…”
Por ejemplo, hay quienes en favor de sus propios valores jamás perdonarían una infidelidad, en tanto que otras personas podrían perdonarla por otros motivos. Es una cuestión de historia personal, cultura y valores de cada uno.
Las consecuencias de no establecer claramente los límites puede ser el resentimiento debido a las posibles faltas de respeto, transgresiones a la privacidad o, incluso, la violencia. Rebasar los límites de la pareja es faltar a la dignidad de la pareja misma.
TIPO DE LÍMITES
En realidad, no hay una clasificación de límites que debamos establecer en la pareja, cada uno sabe aquello que no está dispuesto a vivir en su relación y aquello que no es tan significativo para limitarlo. Asimismo, nadie puede imponernos un límite, algo que debemos aceptar, aunque vaya incluso en contra de nuestra dignidad.
Lo que sí, sería esencial considerar es que los límites sirven, además de mantener a la pareja en una relación saludable, también para que las personas vivan armoniosamente su relación de pareja y de manera segura.
Hay límites que habrán de prevenir el abuso y la violencia física y emocional, y esos todos deberíamos contemplarlos. Me refiero a que no se debe permitir que la pareja nos anule, coarte nuestra libertad y mucho menos nos agreda.
Por ejemplo: jamás permitir que nos griten e insulten; que nunca haya golpes, que no se controlen los ingresos económicos que percibamos; jamás permitir que se nos calle cuando deseamos expresar nuestra opinión, etc.
AUTOESTIMA Y LÍMITES
Quien tiene una autoestima saludable es que se conoce y se quiere, de tal manea sabe lo que puede y no soportar, sabe cuáles son los límites que desea establecer y no tiene miedo de comunicarlos a su pareja de forma asertiva.
Por el contrario, una persona cuya autoestima está debilitada muy posiblemente no será capaz de establecer con claridad los límites que espera su pareja respete.
En un nivel aún más grave, la falta de autoestima puede promover la dependencia emocional, de forma que cuando la pareja no respeta los límites de una persona, ésta no lo hace evidente ni actúa en consecuencia; incluso se queda al lado de la pareja por miedo a perderla. La consecuencia de ello será el abuso que la pareja puede ejercer.
5 claves de cómo establecer límites en la pareja
1. Considera que tener una pareja no implica que debas renunciar a ti mismo, misma. Reconoce que eres único e individual, lo mismo que tu pareja. Son dos personas diferentes que han decidido compartir la vida.
2. Ten claro lo que te gusta y lo que no te gusta, lo que te hace sentir mal y lo que promueve tu bienestar.
3. Expresa tus límites con claridad y sin confusión. Se asertivo, asertiva; dilo de forma directa, sin rodeos o frases que puedan prestarse a confusión. No tengas miedo de decirlo, porque si tu pareja te ama, intentará no rebasar tus límites; si lo hace, es momento de dejarla.
Exprésate con frases contundentes como “no quiero que bebas tanto cuando salimos y conduces”. Dilo de manera oportuna, cuando tu pareja esté abierta a tu mensaje (no cuando ya bebió demasiado, por ejemplo).
4. No complazcas a tu pareja, mucho menos si es por miedo a perderla y quedarte solo, sola. Procura nunca hacer algo que dijiste que jamás harías o que no te gusta sólo porque buscas complacer a tu pareja. Ni aceptes de ésta cosas que ya le has dicho no te gusta que haga, igualmente por temor a que se moleste o se vaya. Una relación madura y responsable no necesita de la manipulación ni pedir sacrificios a la pareja.
5. No tengas miedo a decir no. Los límites se definen por el bienestar propio y de la pareja, si los has establecido de forma saludable no debes sentir culpa o arrepentimiento. Poner límites es parte de una relación madura, equitativa y funcional; decir No cuando así lo deseas es parte de esa madurez.
No claudiques ante la insistencia de la pareja que intente transgredir los límites acordados y mejor pregúntate si vale la pena seguir con ella, ¿cómo te hace sentir ello?
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA