Cuando la indiferencia puede jugar a nuestro favor nos permite colocar un escudo emocional frente a los otros con el fin de no ser vulnerados, de modo que otros sean incapaces de manipularnos, especialmente cuando enfrentamos una lucha de poder. A este tipo de situación la llamaos indiferencia asertiva.
Si alguna vez has escuchado hablar de la “cara de póker”, entonces sabrás un poco lo que es la indiferencia asertiva que pone en reserva nuestras emociones, sin intentar controlarlas u ocultarlas, siendo una forma de auto protección.
¿QUÉ ES LA INDIFERENCIA?
La indiferencia es un estado de ánimo de quien no se inclina por el rechazo o la aceptación de una persona o asunto determinado: no lo ama ni lo odia. Se trata de una postura que no es ni positiva ni negativa frente a cierta situación o sujeto. Es un punto intermedio entre el aprecio y el desprecio.
Por ejemplo, el chofer del metro nos es indiferente porque no hay razón para amarlo o despreciarlo; es quizá alguien al que no veremos más o con quien no habremos de tener contacto cercano jamás.
¿CÓMO DAÑA LA INDIFERENCIA?
No obstante, en términos emocionales, cuando hablamos de indiferencia hacia ciertas personas tendremos que considerar que ésta puede ser aún más hiriente que el propio rechazo. Sentir nada por alguien y, por tanto, excluirlo de nuestra vida, o del entorno social, puede tener consecuencias serias para aquel al que hemos sido indiferentes.
Ser indiferentes hacia quienes tienen alguna clase de relación con nosotros, sea laboral, familiar o de amistad, implica que el otro se pueda sentir nulificado porque no sentimos nada por él, porque en el espectro emocional produce cero emotividades, como si no existiera. Expresar indiferencia es incluso una forma de agresión pasiva que hiere al otro, que le propina sufrimiento y daño en su autoestima.
Claro que hay matices en este tema, puesto que la mayoría de la población puede sernos indiferente en cuanto que, ciertamente, no amamos o despreciamos a cada individuo de la ciudad, por lo mismo no expresamos emoción alguna a todo el mundo. La indiferencia se vuelve lacerante con quienes están en nuestro entorno cercano y esperan de nosotros una reacción a su presencia, su comportamiento o interacción con nosotros.
Para estos casos la empatía es la herramienta más asertiva que podemos utilizar. Pero la indiferencia asertiva es una aliada importante cuando estamos vulnerables ante nuestras emociones; es un mecanismo de defensa que nos evita continuas decepciones ante las complicaciones de la vida.
¿QUÉ ES LA INDIFERENCIA ASERTIVA?
Fingir que no se siente nada es la estrategia básica de la indiferencia asertiva; de esta forma no se evidencia nuestra flaqueza cuando estamos frente a quien pretende manipularnos y así librarnos de ser víctimas. No obstante, fingir no es engañar sino una táctica para lograr un bien mayor que implica nuestra propia protección.
La indiferencia también es útil como respuesta a situaciones que involucran vínculos conflictivos persistentes. Cuando existe alguien que constantemente está tratando de provocar problemas en la relación, la indiferencia evita caer en la confrontación y conflicto.
Asimismo, cuando el diálogo se dificulta por la provocación del adversario, por los comentarios ofensivos o constantes ataques, la respuesta también es la indiferencia asertiva. No entramarte en una discusión infructuosa, estresante y agresiva puede lograrse a través de no reaccionar emocionalmente a la provocación. El objetivo es no ofrecer una respuesta a los estímulos que te proponen y que al final solo te conducen a situaciones ácidas e inútiles.
Igualmente, la indiferencia asertiva nos da poder de decisión y control en la gestión de nuestras emociones. Entrenándonos en el uso de ésta podemos decidir adecuadamente a qué le damos importancia y a qué no, de forma asertiva, con el fin de invertir nuestra energía emocional en lo que realmente vale la pena, pues no toda situación conflictiva amerita una reacción de nuestra parte.
Hay temas que debemos dejar pasar y para eso se utiliza la indiferencia asertiva; lo que requiere de poner en la balanza los beneficios y consecuencias negativas que nos traerá aceptar ser parte de la confrontación o no. Así, la indiferencia utilizada de forma asertiva nos sirve para gestionar situaciones conflictivas de manera inteligente.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA