Un concepto japonés para el sentido de la vida

Si sabes cuál es tu Ikigai tienes un gran porcentaje de éxito asegurado para este nuevo año, pues es tu pasión, lo que amas y lo que debe estar en el centro de tu vida. Y aunque hay quienes ya saben cuál es la razón de su vida, éste es un asunto poco fácil de reconocer, especialmente si no se ha trabajado suficientemente con la autoexploración y el autoconocimiento.  

Hoy que estamos haciéndonos a la idea del comienzo de un nuevo año y con ello muy probablemente también estamos llenos de ilusiones, planteándonos propósitos, entusiastas por las nuevas oportunidades que se nos presentan, tenemos una buena razón para reflexionar sobre nuestro Ikigai. 

Éste es un término japonés que se traduce como “la razón de vivir” y de acuerdo a la cultura nipona todos tenemos uno. Lo importante es encontrarlo, lo que requiere tiempo y una exploración profunda de uno mismo. Hallarlo es encontrar un camino de satisfacción vital pues es darle rumbo y sentido a nuestra existencia.  

Contar con ello es fundamental no sólo para la salud emocional sino también para la salud física. Algunos estudios sobre la longevidad realizados en la población japonesa sugieren que la vida en comunidad y tener un ikigai son tan importantes o más que tener una dieta saludable.  

El trabajo es Ikigai 

Se sabe que una de las regiones japonesas donde se vive plenamente en torno al concept Ikigai es Okinawa, ahí la gente trabaja porque es su razón de vivir y su pasión. Su trabajo lo combinan con una serie de tareas comunitarias, recreativas y culturales, para lo que no da tiempo ni de aburrirse ni de deprimirse.  

Así es que la vida laboral y el ikigai van de la mano, pues quien ama su trabajo, porque es aquello a lo que está destinado a hacer, no lo ve como una carga o una obligación que, a la postre, le deje frustración u hartazgo o lo convierta en un adicto al trabajo. Por el contrario, alguien que tiene en su trabajo su ikigai, nunca dejará de hacerlo, pero tampoco renunciará a otras tareas igual de satisfactorias. 

Es por ello que los japoneses no piensan en la jubilación, ni viven postergando su felicidad para cuando se jubilen. Los japoneses trabajan hasta la edad adulta y luego continúan haciendo lo que su vocación y pasión les indica aun en la vejez; siguen formándose, leyendo e, incluso, haciendo trabajo colectivo y voluntariado acorde a su profesión.  

Con ello la vejez no se vuelve una etapa de abandono y de sentimiento de inutilidad, que los hace vulnerable a la depresión; como sucede en las personas mayores en Occidentes. Y es que el sentido de su la vida lo han asumido desde temprano y los guía a través de los años.  

De tal manera el Ikigai es un cruce de caminos donde coinciden la profesión y la vocación, la pasión y la misión. Lo que amas, en lo que eres bueno, lo que necesita el mundo y por lo que te pueden pagar.  

Una condición mental 

Asimismo, la palabra ikigai se utiliza para indicar la fuente del valor de nuestra vida, o las cosas que hacen que la vida valga la pena. Pero también, la palabra se utiliza para referirse a las circunstancias mentales y espirituales en las que las personas sienten que sus vidas son valiosas.  

No está necesariamente ligada a la situación económica personal, o al estado actual de la sociedad. Incluso si una persona siente que el presente es sombrío, pero tiene un objetivo en mente, puede sentir el ikigai. Los comportamientos que nos hacen sentir el ikigai no son acciones que nos vemos obligados a llevar a cabo, sino acciones naturales y espontáneas. 

En el artículo titulado Ikiagi: el proceso de permitir que las posibilidades uno mismo florezcan, Kobayashi Tsukasa escribe que “la gente puede sentir el auténtico Ikigai solo cuando, sobre la base de una madurez personal, de la satisfacción de diversos deseos, del amor y de la felicidad, se encuentra con los demás y con un sentido del valor de la vida, que avanza hacia la autorrealización”. 

10 claves para vivir tu Ikigai 

1. Mantente siempre en actividad, no pienses que al retirarte todo se terminó. Nunca abandones las actividades que amas.  
2. Toma la vida con clama, las prisas atentan contra tu calidad de vida. Cuando se dejan atrás la urgencia y el tiempo acelerado la vida adquiere nuevos significados.  
3. No comas hasta llenarte; una alimentación saludable tiene que ver con comer menos de lo que nuestra hambre exige.  
4. Rodéate de buenos amigos, nos ayudan a paliar nuestras preocupaciones. 
5. Haz ejercicio, esto te mantendrá saludable y te ayudará a generar hormonas de la felicidad.  
6. Sonríe. Una actitud amable te acerca a los demás y te relaja.  
7. Reconecta con la naturaleza, la necesitamos para recargar las pilas de vez en cuando.  
8. Da las gracias, no solo a los que te hacen un favor o te dan algo. Agradece a tus antepasados, a la naturaleza, a tus compañeros de vida, a todo lo que te hace sentir dichoso y estar vivo. 
9. Vive el momento; deja de lamentarte por el pasado y de temer el futuro. Vive el presente.  
10. Sigue tu ikigai, es tu pasión interna, tu motivación, aquello que le da sentido a tu vida y te lleva a dar lo mejor de ti.  

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA