Los conflictos de pareja vistos desde las constelaciones familiares se fundamentan en el respeto, o no, de las leyes sistémicas fundamentales que rigen nuestra historia en el entorno familiar, desde sus orígenes hasta la formación de una nueva generación a la que la pareja da vida.
Es decir, cada miembro de la pareja viene de un sistema familiar, trae consigo su historia; al formar una dupla ambos tienen que renunciar a su familia para formar su propio núcleo, el cual dará lugar a una nueva generación con la concepción de sus hijos.
Así nos introduce al tema Bert Hellinger: “En las familias y en las parejas no existe una relación de dos personas… siempre son relaciones entre dos sistemas”.
El amor se logra a través de la comprensión de los órdenes fundamentales de la vida. Estos órdenes, se rigen por tres leyes básicas que previamente ya hemos tratado, pero te recuerdo ahora:
- Todos debemos pertenecer al sistema familiar, nadie debe ser excluido.
- Demos honrar a los que llegaron primero, y aceptar los roles de jerarquía en las relaciones
- Respetar el equilibrio entre dar y recibir.
Sin embargo, también estos principios elementales se pueden violar o trastocar, provocando conflictos en el orden de la pareja haciendo que ésta tienda a fracasar.
1. EXCLUSIÓN E IMPLICACIONES
Según Bert Hellinger, el amor puede fluir donde hay orden. Para que haya orden, el sistema tiene que estar completo, es decir, hay que incluir a los excluidos.
La primera que debe ser incluida, honrada o reconocida, es la madre. La relación con ella es la más significativa de nuestra vida, la base sobre la que se construyen todas las demás relaciones, pues es la que da vida.
Sin madre no hay pareja. Para quienes buscan pareja sin encontrarla, primero deben aceptar a la madre pues con ello viene el aceptar la vida y la prosperidad, es tomar el amor. Por ello es inútil trabajar en la relación de pareja mientras uno de los dos no esté en armonía con ella.
Si la madre está excluida en el sistema familiar, ya sea porque murió, se fue de casa o en el divorcio el padre se quedó con los hijos sin hacerla partícipe de la crianza, la hija tenderá a asumir su lugar de forma inconsciente. Esto la “convertirá en la pareja del padre” y la hija tendrá ya una pareja. Difícilmente podrá encontrar una pareja estable porque de forma inconsciente ya tiene una pareja pues ocupa el lugar de la madre.
En caso similar, podemos encontrar que ante la ausencia del padre; la madre toma al hijo como su pareja o bien, el hijo asume la responsabilidad de dar a la madre lo que el padre no puede dar. Esto sella el fracaso de sus futuras relaciones de pareja, porque ya está comprometido con su madre.
Esta implicación suele ser común, el desplazamiento de la mujer o del hombre que puede cumplir su propia historia, pero inconscientemente se involucra en su sistema de forma errada para vivir, por una ciega lealtad, la vida de su madre, su padre.
De forma similar sucede cuando la mujer asume el rol de la madre de sus propios padres. En determinado momento de su vida comienza a cuidar excesivamente de sus progenitores; descuidando su relación de pareja y se convierte en una figura ausente que puede dar lugar a la infidelidad, ya que ella no está disponible para él. Así mismo, puede suceder en el caso del hombre.
Otra forma de implicación es que, siguiendo esta inercia, la mujer se comporta como la madre de su marido; cuidará y reprochará a su pareja como una madre, no como mujer. Esto suele ser motivo de infidelidad, pues inconscientemente el hombre tenderá a buscar a la mujer que no tiene en casa. Y puede suceder el caso contrario, un hombre que se comporta como padre de la mujer, la protege y cuida, minando su figura viril ante ella.
Estas implicaciones deben hacerse conscientes a través de constelaciones familiares de tal manera que la pareja pueda reestablecer el orden del sistema y resolver el conflicto.
2. NO RESPETAR LAS JERARQUÍAS: LA EX PAREJA
Con frecuencia, cuando la pareja se ha roto, los ciclos no se cierran adecuadamente y la figura del “ex” se niega o se excluye, entonces la siguiente pareja no puede ser tomada adecuadamente. Esto se debe a que se interviene en la jerarquía del sistema, que debe respetar el orden de aparición de las parejas y honrarlas.
Se excluye a la ex pareja por rencor, por ejemplo; pero seguir en el resentimiento y la rabia es también seguir encadenado al dolor y se deja de ser libre para tener una nueva relación de pareja saludable. Esto puede causar también una sensación de ausencia frente a la nueva pareja al tener una parte de nosotros viviendo en el pasado.
También, el apego a la ex pareja puede reflejar tu añoranza por un amor frustrado que vivió en el sistema familiar y fue excluido. Por ello es importante mirar el pasado con agradecimiento, pues es lo que abre la posibilidad a un mejor futuro. Lo ocurrido en el ayer —bueno o malo— según la perspectiva de cada quien, es lo que da paso a lo nuevo, porque una acción es lo que genera la siguiente.
Contrariamente, hay que asumir que la pareja también tuvo parejas previas, no tratar de negarlas ni apartarlas de la historia personal del otro. Al contrario, aceptar con amor que, gracias a lo vivido con el ex, ahora está con nosotros; de tal forma se honra la historia de la pareja y uno asume su lugar correspondiente.
En constelaciones familiares hay que cerrar el ciclo, abrir lugar a una nueva relación despidiéndose del ex de forma sana. Tramitar el duelo de la relación anterior, reconocer, honrar y agradecer a la anterior pareja y darle un lugar en el corazón. De eta forma, la nueva relación no cargará con la sombra de lo vivido anteriormente.
3. DESEQUILIBRIO ENTRE EL DAR Y RECIBIR
Dar y recibir en la relación de pareja es lo que da lugar al vínculo que, tarde o temprano, originará un nuevo sistema familiar. No obstante, esta relación debe mantener el equilibrio adecuado para que los lazos sean lo más saludables posibles.
Bert Hellinger —padre de las Constelaciones Familiares— nos dice que la pareja es una relación de igualdad en la que sus miembros deben procurar un intercambio de equilibrio y justicia para preservar la paridad de rango entre ellos. El dar y tomar, como ley de las relaciones, permite que las personas que integran la pareja estén al mismo nivel, en donde ambos están en condiciones de igualdad y cualquier falta tiene que ser compensada para lograr mantener el equilibrio.
Cuando cada uno toma lo que el otro le da, nadie es mejor o menos que el otro. Se instaura una equivalencia y el orden se establece.
Perder el equilibrio entre lo que se da o se recibe rompe con la armonía de la pareja y hace que fracase: dar mucho puede generar en el otro un sentimiento de deuda y empequeñecerlo. Es mejor dar lo que el otro puede devolver de alguna manera, puesto que con el intercambio fértil crece la felicidad. Asimismo, si una de las partes es la que da y la otra solamente toma: se disuelve la relación, pues el que da más se siente frustrado y poco nutrido en la relación.