Muchas de las personas que acuden a psicoterapia lo hacen para hallar cómo vivir con tranquilidad. Más allá de la felicidad, con mayor frecuencia los seres humanos buscamos alcanzar un estado de vida tranquilo o sereno. Lograr el equilibrio interior donde nada sobra y nada falta, donde se encuentra la plenitud.
Que las angustias cotidianas no nos desborden, que el dolor no termine por dominar nuestra vida solitaria, que nuestro temor a la dicha no apague el entusiasmo; que haya unos minutos de remanso entre los quehaceres diarios y las exigencias que la vida nos impone… Anhelamos tan sólo unos minutos de tranquilidad.
La tranquilidad, no obstante, no es un estado de renuncia al mundo de las emociones. Quien vive tranquilo no evita la experiencia emocional; por el contrario, tiene una perspectiva de la vida donde se sabe dónde están los límites.
¿Por qué vivimos intranquilos?
La intranquilidad es producto de la forma en que nuestra mente acumula pensamientos y preocupaciones diversas; vamos reteniendo en ella lo mismo objetivos y deseos por cumplir como necesidades y requerimientos varios, incluyendo las exigencias sociales que hacemos propias.
Damos cabida a todo al mismo tiempo. En nuestra mente irrumpe un “montón de cosas” que se suceden en un mismo momento, hasta desbordarnos y provocarnos angustia, estrés emocional, crisis de ansiedad, entre otras consecuencias. Esto a su vez, va diluyendo el contacto con nosotros mismos, la autoseguridad y el autocontrol; incluso es un factor que mina nuestra salud física al llevarnos a un nivel de estrés indeseable.
Sin embargo, la intranquilidad es prácticamente una decisión; tener tranquilidad se logra con la correcta gestión de lo que pensamos y de cómo procesamos las emociones que esto nos provoca. Trabajar con la inteligencia emocional es la respuesta a la intranquilidad.
¿Cómo lograr vivir con tranquilidad?
La intranquilidad puede provenir de diversos lados, pero en más de las veces está vinculada con los pensamientos que acumulamos y los conflictos que enfrentamos con los otros. Por ello, hay que considerar lo que dijo Buda: “La paz viene del interior. No la busques fuera.”
En los casos en que la intranquilidad se produce por el desorden de los pensamientos, se puede practicar estos 8 puntos para mejorar nuestra calidad de vida con mayor tranquilidad.
- Dejar de exigirnos: Uno de los grandes factores que nos inquieta o roba la tranquilidad es la insatisfacción que proyectamos hacia nosotros mismos. Pareciera ser que siempre estamos en busca de algo que no está bien, en vez de valor lo que somos, lo que tenemos y lo que podemos hacer.
- Valor que somos únicos: No sólo por la tranquilidad de estar conforme contigo mismo, sino porque aprenderás a valor que cada ser humano es único y no debes rivalizar con los otros. Asumir la unicidad de cada persona nos permite ser más respetuosos y tolerantes, lo que nos libera de antagonismos y competencias insanas.
- Generar un ambiente de paz: La tranquilidad nace de un ambiente de paz, obviamente; pero este se da cuando comenzamos a ser amables y generosos con nosotros mismos y, por consecuencia, con los demás. Por lo general correspondemos bien a la bondad; si encontramos bondad respondemos con bondad, de tal manera que el ambiente es propicio para la paz y la tranquilidad.
- Aquí y ahora: Anteriormente ya he hablado de la importancia de vivir el presente, y en verdad es algo que debemos considerar más a menudo y de mejor manera. El pasado y el futuro suelen acarrearnos mucha intranquilidad porque son momentos de los que ya no tenemos control ni podemos hacer nada, preocuparnos de ellos no servirá de nada y nos hará perdernos de un buen presente, con tranquilidad.
- Ser conscientes del ahora: Como consecuencia del punto anterior, si podemos distanciarnos de la obsesión del pasado o del futuro seremos capaz de vivir un presente con consciencia y menos preocupación, porque estaremos ocupados en prevenir el problema de mañana viviendo en el ahora.
- Liberarnos de apegos insanos: Si somos capaces de desligarnos un poco de las cosas y acontecimientos de la vida, si dejamos de aferrarnos con tanta fuerza aun sabiendo que en la vida todo cambia y acaba; y en lugar de aferrarnos disfrutamos el momento y luego lo dejamos ir, seguramente encontraremos más plenitud.
- Analizar el enojo: Uno de los grandes ladrones de la tranquilidad es el enojo, aunque debemos considerar que detrás del enojo en realidad hay otras emociones ocultas: hay miedo, hay frustración, hay dolor. Gestionar adecuadamente el enojo es una excelente manera de lograr la tranquilidad buscada, en vez de ir en favor del pleito estéril.
- Despacito: Vivir más despacio. Pensar y sentir lo que estamos haciendo. En realidad vivir el momento en lugar de tener la mente con prisas pensando en lo siguiente será una excelente manera de vivir más tranquilo.
Si aún sientes intranquilidad e incluso desconoces los motivos, probablemente tu tranquilidad requerirá de un proceso más detallado con la guía de un psicoterapeuta que te ayuda a encontrar el camino adecuado para ti y tu bienestar emocional.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA