¿Cómo viven los adultos que en la infancia sufrieron bullying?

El cómo viven los adultos que en la infancia sufrieron bullying debe ser un tema que nos importe a todos. Hoy en día hay personas adultas, padres y madres de familia, líderes de empresas, profesores, etc., que en la niñez sufrieron de burlas y agresiones constantes y que hoy desconocen o evaden las consecuencias emocionales de aquellos tiempos, pero que sin duda repercuten en su cotidianidad y en su relación con los demás, incluyendo los niños de hoy.

En la actualidad es frecuente escuchar hablar del acoso escolar o bullying, incluso se han venido implementando diversas campañas a nivel mundial para evitarlo y revertir su incrementada práctica. Sin embargo, poco se ha considerado a aquellos que hace años lo sufrieron, en su infancia, cuando nadie hablaba de ello. De ahí que lo retome en esta página.

Bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico, producido entre escolares de forma reiterada, en un tiempo determinado. Y aunque hoy han aumentado las manifestaciones de agresión física, las verdaderas secuelas son las emocionales.

Cómo se sufre el bullying en la niñez

El acoso es una forma de tortura, no debemos evadir esta situación, y se agrava cuando la madurez emocional apenas comienza (en el caso de los niños). Un niño menor de diez años carece de recursos psicológicos para enfrentarse a un maltrato reiterado por parte de quienes deberían ser sus compinches en un lugar que debería, también, ser seguro para él: la escuela.

Por el contrario, los niños bajo estas circunstancias de acoso viven aterrorizados, pues viven bajo la amenaza constante de tortura; de ahí que no sea extraño que rechacen ir a la escuela y presenten síntomas psicosomáticos para evitarlo. Una historia que se repite a diario. El niño siente que la situación no va a cambiar y entra en un cuadro de desesperanza aprendida, donde ya no encuentra salida.

El aumento del acoso ha llevado a que autoridades, docentes y psicólogos ponga mayor atención al tema y se presenten estudios respecto a las secuelas en la adultez. Un niño que padeció bullying será un adulto que puede padecer trastorno límite de personalidad o tiene trabajos precarios que no duran, es incapaz de mantener una relación de pareja o de tener amigos por falta de confianza hacia los demás.

Según un estudio realizado en Carolina del Norte a lo largo de 10 años, se llegó a la conclusión de que los niños que habían sufrido bullying (entre más de 2.200 monitorizados), padecían una serie de secuelas que dificultaban su etapa adulta o que, incluso, los había llevado a padecer trastornos psiquiátricos.

Secuelas del bullying en la vida adulta

Entre las secuelas que enfrente un adulto que sufrió bullying están la depresión, la ansiedad generalizada, propensión a diversas enfermedades, tendencia al uso de drogas o abuso de sustancias tóxicas. En general una persona que sufrió de acoso puede a llevar una vida caótica en terrenos no sólo emocionales sino también laborales y sociales.

Tendencia a la depresión: Quienes padecieron bullying tienen una tendencia a deprimirse mayor que el promedio de la población. Los niveles bajos de autoestima que le llevan, en muchos casos, a padecer bullying de niño se refuerzan en la edad adulta.

El caso más extremo de este maltrato psicológico lleva al futuro adulto al suicidio.

Ansiedad generalizada: La ansiedad es la más común de las secuelas del bullying, y la más difícil de eliminar. Incluso puede llevar a consecuencias más delicadas como los trastornos obsesivos, las fobias sociales o el abuso de sustancias tóxicas.

Propensión a enfermedades: El cáncer y la diabetes pueden estar vinculadas a los procesos emocionales de quienes hubieran padecido bullying, no como una consecuencia directa, por supuesto, sino por la conformación de estilos de vida autodestructivos que se generan luego del trauma por el hostigamiento, así como hábitos dañinos.

Anorexia o comer de forma compulsiva, fumar, beber, ingerir medicamentos o drogas, llevar una vida aislada y sedentaria, pueden ser parte de estos hábitos que se adquirieron para evadir el maltrato escolar y que perduran en la adultez, siendo causa de enfermedades diversas.

Auto maltrato: El automaltrato es otra de las consecuencias del bullying. Debido a la deficiencia de a autoestima en la persona que sufre acosa, será fácil caer en el autobullying. La forma en la que estas personas hablan de sí mismas conlleva expresiones negativas y suelen tener pensamientos autodestructivos. Al respecto, pueden aparecer pensamientos autodestructivos como consecuencia del abuso.

La importancia de pedir ayuda

No obstante estas secuelas llegada la edad adulta, debemos tener claro de que hay solución y se puede salir de este círculo de sufrimiento. Los pensamientos se pueden gestionar en vez de creérselos: son secuelas transitorias que vienen y van, y son parte del proceso de curación.

No es necesario que la víctima lleve la carga y el dolor en solitario durante toda la vida. La diversidad de las secuelas del abuso necesita tratamiento. Aunque es doloroso retomar el tema y tratarlo será un trabajo que lleve tiempo, son más los beneficios de sanar las heridas emocionales del bullying que pagar consecuencias tan graves como las que he mencionado.

Tras una primera etapa de la vida bajo el abuso, se puede salir adelante, superar las secuelas, usarlas para crecer y llevar una vida adulta funcional, plena y feliz.