Como ser más paciente con uno mismo y lograr metas sólidas sin auto flagelarse o herirse en el camino.
En los procesos de crecimiento hay avances, pero también retrocesos, recaídas o reincidencias. Carla, por ejemplo, cada vez que llega a analizar ese momento traumático en su infancia, con la pérdida de su madre, deja de venir a las sesiones de psicoterapia y abandona por algunas semanas. Cuando vuelve, trata otros temas o regresa a un punto anterior.
A veces Carla siente ganas de renunciar definitivamente porque no ve los avances. Sin embargo, se puede advertir su progreso a partir de la forma en que se sienta, las palabras que usa, las conductas tóxicas que ha dejado de cometer, la tranquilidad de su voz, entre otras cosas. Son pequeños signos, pero significativos. A final de cuentas, sanar no tiene límite de tiempo.
Frente a una recaída, Clara recurre al autocastigo, suele hablarse de manera agresiva, autoinsultándose, en ocasiones se descuida y otras deja de atender su salud mental ausentándose de la psicoterapia. El trasfondo de esta conducta es la falta de paciencia que tiene consigo misma.
La importancia de la Paciencia con uno mismo
Solemos practicar la paciencia con los demás, pero en muchas ocasiones cuando se trata de uno mismo somos desperados, enérgicos, estrictos y faltos de paciencia. Sin embargo, como en todas las demás actitudes empáticas, con quienes tenemos la principal responsabilidad de ser comprensivos, pacientes, y compasivos es con nosotros mismos.
Por el contrario, la falta de paciencia sólo hace evidente el miedo que sentimos a equivocarnos, a la frustración y la impotencia. Frente a las cosas de las que no tenemos control o que no salen como deseamos, tendemos a perder el equilibrio emocional, estresarnos y desesperarnos: camino que nos impedirá llegar a la meta deseada.
Ser pacientes con uno mismos es asumir nuestras vulnerabilidades y también todas nuestras posibilidades. Implica autorrespeto y autocompasión, es un acto de madurez y pieza fundamental del amor propio.
Como ser más paciente con uno mismo
Tener paciencia con uno mismo no es diferente a otros caminos que implican mejorar nuestra relación intrapersonal, así como una adecuada gestión de nuestras emociones.
1. Ser conscientes
El primer paso para ser más paciente con uno mismo es tomar consciencia de que no se está siendo. Así, debemos reconocer la importancia de la paciencia hacia nosotros mismos y se conscientes de cuándo no lo somos. Cuando se toma conciencia de algo se pueden alcanzar los objetivos.
2. La obsesión no es el camino
Muchas veces la paciencia se pierde cuando hay una obsesión por lograr algo. Por ejemplo, la persona que se impone una dieta restrictiva y falla luego de pocos días porque el hambre es mayor que su voluntad. Se molesta consigo misma, se dicen cosas hirientes en el espejo, pero vuelve a buscar hacer una dieta que rápidamente le baje de peso.
Esto, además de una falta de cuidado en la salud física, implica la incapacidad de saber llevar el proceso de control de peso con paciencia. Se opta por medidas radicales, dañinas física y psicológicamente.
En cambio, alguien que lleva una dieta dirigida con un especialista y tiene paciencia consigo misma, puede lograr sus objetivos, porque además es flexible y sabe que puede tener retrocesos o recaídas, que es un camino con curvas, pero más seguro que tomar atajos.
3. No dejarse llevar por la dinámica del entorno
La vida contemporánea parece que lleva siempre metido el acelerador. Cada día nos exige más productividad, resultados más rápidos, productos instantáneos, etc. En este contexto, la paciencia en vez de una virtud parecería un defecto.
Ser conscientes de estas exigencias nos permiten también reflexionar sobre las causas de nuestra impaciencia. Se debe evitar sumergirse en la vertiginosidad del momento y respetar los tiempos de cada uno para trabajar consigo mismo y con el entorno.
4. Siempre hay otra oportunidad
Por muy mal que salgan las cosas un día, siempre hay otra oportunidad para avanzar, para cambiar, para encaminarse a la meta. Se debe hacer una pausa, descansar y retomar al día siguiente, no claudicar o regañarse.
5. Flexibilidad
La paciencia implica también la posibilidad de ser flexibles. Debemos saber cuándo los planes que hacemos no funcionan porque no son correctos, o porque tenemos altas expectativas o porque no tenemos el control de todo (ni debemos tenerlo).
Ser flexibles nos permitirá hallar alternativas y opciones que nos acerquen a la meta, aunque sea por otro camino.
6. La reflexión
Abordar los problemas desde una perspectiva sabia a través de la reflexión, en vez de la impaciencia, es una gran solución a temas que, especialmente, no podemos controlar. Sopesar la situación, pensar en las opciones, reconocer los avances y calcular los riesgos… actitudes que nos ayudan a no desesperar y ser más pacientes con uno mismo.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA