¿Cómo sé si no me siento cómoda conmigo? Claves breves para identificar cómo te percibes a ti misma.
Demasiado alta, demasiado delgada, pelo muy rizado, boca muy grande, muy insegura, demasiado extrovertida, una voz muy graciosa, demasiado tonta, demasiado simple, qué miedo entrar a una habitación llena de gente, no soy suficiente, no me gusta quedarme sola… Parecería que siempre hay algo que nos incomoda de nosotros mismos.
Estar incómodos en nuestro propio cuerpo o en nuestra compañía, cuando estamos solos, es un asunto frecuente, especialmente porque la sociedad exige tanto de nosotros que nunca es bastante para cumplir con los estándares de bella, morales, profesionales e incluso encajar en roles estereotípicos inalcanzables.
No sentirnos cómodos con uno mismo es frecuente, y está vinculada con la autopercepción y la autoestima. A veces, la necesidad de encajar en parámetros establecidos por el entorno nos produce ansiedad e incomodidad. Comenzamos a rechazar nuestra propia manera de ser.
¿Cómo sé si no me siento cómoda conmigo?
Si no estás a gusto contigo misma, es muy probable que los demás te rechacen y que proyectes en ellos aquello que te disgusta de ti. Te dejaré aquí 5 claves de qué pasa cuando no estás a gusto contigo:
1. Tu incomodidad te puede llevar a ser cortante y poco amable con los demás. Las demás personas pueden reflejar aspectos que te incomodan de ti y te proyectas en ellas, por eso te parecen insoportables y las rechazas.
2. Cuando no te aceptas a ti misma, a ti mismo, buscas autorización en los demás. Es frecuente que las personas incómodas consigo mismas intenten llamar la atención de los demás y quieran ser el centro de atracción. Pero las demás personas no son responsables de hacerte sentir bien por lo que no tienen por qué ser atentas contigo.
3. Siempre en la fila de atrás. Una persona incómoda consigo evita el liderazgo, no es capaz de mostrarse auténtica frente a los demás, prefiere pasar inadvertida y se le imposibilita asumir cargos relevantes donde deba dirigir a otras personas.
4. Explicaciones y excusas. Alguien incómodo consigo mismo va por la vida dando explicaciones y excusas de sí. Pide perdón por tema que tienen que ver con su naturaleza y no por actitudes o comportamientos que realmente requieran una disculpa.
5. Temer a la competencia. Competir por un nuevo puesto, por ejemplo, es algo que atemoriza a una persona que no está bien con ella misma. La posibilidad de enfrentarse a otras personas, ser juzgada y valorada le incomoda porque no se siente capaz de superar la prueba.
6. Incapaz de poner límites. Si alguien desea la aprobación de los demás difícilmente podrá establecer límites, pues el miedo al rechazo la ubica en una posición vulnerable a la manipulación y el abuso, creyendo que con ello podrá ser aceptada al cumplir los “caprichos” de otros.
7. Intolerancia a la opinión ajena. Si alguien expresa una opinión, las personas incómodas consigo mismas suelen sentirse agredidas, ofendidas y asumen la opinión como una verdad. Les cuesta distinguir entre la realidad y lo que otras personas dicen, aunque ello sea sólo una proyección de las carencias de los otros.
Si confías en ti y te sientes cómoda o cómodo contigo, no será necesario preocuparte por estar en presencia de otros: ni sus capacidades, ni sus opiniones ni sus límites te amedrentan y tampoco te hacen sentir insuficiente o inferior.
Tú sabes quién eres, lo que eres capaz de hacer, te aceptas, te respetas y procuras amor. Y por supuesto, sabes que la vida trata de constante cambio y evolucionas con ello.
JORGE DOMINGUEZ | PSICOTERAPIA