La forma en cómo sanar después de la infidelidad es individual, pero puedes tener estas claves para allanar el camino.
Joana los vio al otro lado de la calle. Aquella mujer alta y morena no sólo tomaba por el brazo a su marido, ¡le besaba con pasión sin pudor alguno! Al fin, sus sospechas se estaban confirmando: Antonio le estaba siendo infiel.
Consternada volvió a la casa, dio de comer a los niños, los puso a dormir y se metió a bañar. En la ducha lloró sin consuelo, luego se sintió muy enfadada y con ganas de golpearlo en cuanto lo vio.
Antonio juró que aquella mujer no significaba nada, que sólo habían estado un día juntos y que ella le había besado. Sin embargo, más tarde confesaría —ante la insistencia de Joana— que llevaban juntos ya algunos meses. Que se veían a escondidas en el apartamento de ella y que aún no tenía claro si estaba enamorado.
Joana le pidió que saliera de su dormitorio, que esa noche debía dormir en otro lado. Luego del fuerte golpe a causa de esta confesada infidelidad, Joana se sentía devastada. Sin embargo, había mucho qué pensar, pues estaban de por medio sus hijos, lo que tendría que decirle a su familia si se separaba de Antonio, los tantos años de historia juntos, el pago de la casa…
Tomar una decisión no era fácil, pues además estaban sus sentimientos que habían trascendido los 15 años que Antonio había sido su compañero de vida.
La infidelidad
Se ha considerado a la infidelidad como el hecho de que uno o ambos miembros de la pareja tenga relaciones sexuales con otra persona fuera de ésta. Sin embargo, se ha ido ampliando la definición, teniendo en cuenta otros hechos que constituyen también infidelidad, como las relaciones emocionales y románticas con otra persona que no es la pareja.
Igualmente, con el advenimiento de la tecnología, también se ha considerado infidelidad entablar relaciones permanentes con otras personas a través de métodos “virtuales”.
Al respecto, cada pareja podrá considerar la infidelidad desde estas diversas perspectivas. Lo que realmente subyace en la “herida” de una infidelidad es el hecho de que ésta es una relación secreta. Ello implica una traición a lo pactado de manera tácita, lo que rompe la confianza necesaria y básica en la relación de pareja.
Efectos emocionales de la infidelidad
Ante la infidelidad y la pérdida de la confianza el sufrimiento emocional es enorme. La persona traicionada sentirá rabia, sensación de ridículo, depresión, ansiedad, victimización.
Muchos autores consideran que los efectos de la infidelidad pueden ser tan profundos que se asemejen a los que se presentan el trastorno de estrés postraumático.
Se pueden presentar:
- Trastornos del sueño.
- Irritabilidad con ataques de ira.
- Hipervigilancia para asegurarse que no se presente de nuevo la situación traumática.
- Exagerada respuesta al susto.
- Reacción fisiológica exagerada ante estímulos que recuerden la traición.
Y aunque no se cumplen a cabalidad los síntomas del trastorno de estrés postraumáticos, pueden experimentarse así de intensas, con secuelas similares.
Las emociones que siente el traicionado suelen ser una reacción al daño que se ha experimentado, rompiendo el vínculo esencial en que se basa la pareja. El traicionado ha perdido el cimiento que le hacía permanecer seguro y el apoyo que le brindaba la relación de pareja.
¿Continuar o romper?
A través de la psicoterapia de pareja, ambos involucrados pueden evaluar las condiciones en las que se encuentra la relación luego de la infidelidad.
Considerar las condiciones en las que se dio la infidelidad, el número de ocasiones y personas con las que se cometió y el contexto en la que ésta se dio serán factores iniciales para evaluar la relación.
Al respecto, se tendrán que tener en cuenta las primeras reacciones luego del descubrimiento de la infidelidad para poder canalizarlas de forma adecuada y evitar más daños en la pareja, así como la intensidad de la herida y las emociones que ésta haya generado. Este panorama también podrá definir si la ruptura es inminente o queda abierta la posibilidad de continuar juntos.
No aceptar el sufrimiento causado por la infidelidad puede llevar a una escalada de emociones que se pueden convertir en algo destructivo. Es por ello que es importante trabajar en la aceptación de esas emociones, abrirse a sentirlas sin defenderse para poder seguir con la vida.
Este trabajo no se puede hacer sin analizar profundamente qué es lo que significa la relación para esa persona y cuáles son los valores sobre los que ella ha constituido la pareja y considera vulnerados.
El camino del perdón
Ya sea que la pareja continúe unida o se separe, quien se ha visto traicionado o traicionada deberá trabajar con el perdón.
Este se basa en un cambio de conducta, de la voluntad destructiva hacia quien nos ha hecho daño (el infiel) hacia una conducta constructiva y sanadora. Por supuesto, el perdón implica la adecuada gestión de emociones y asumir conductas positivas frente a quien ha traicionado.
Perdonar es también un acto de valentía por el que las personas dejamos a un lado ese rencor que carcome y del que somos cautivos para aceptar lo sucedido y permitirnos avanzar. Un acto de desapego que incluso puede contener el amor.
El perdón puede ser también una reestructuración del “yo”, un camino psicológico donde reparar daños y emociones negativas para hallar poco a poco la paz interior.
Igualmente, la psicología del perdón plantea que no estamos obligados a aceptar los valores y pensamientos de quien nos dañó, ni a entenderlo. Tampoco es encontrar justificaciones a nuestro sufrimiento, ni renunciar a la dignidad.
Trabajar el perdón es facilitarnos un duelo de resentimiento, gestionar la rabia y desesperación causadas por la herida. Para ello es necesario dejar de odiar a quien nos hizo daño.
Sanar después de la infidelidad
No basta trabajar el perdón para sanar. Es importante que la persona que ha sido traicionada con la infidelidad trabaje en sanarse a sí misma. Aquí comienza el trabajo con uno mismo, e implica también el auto perdón, el no culparse por la traición.
- Redimensionar la situación. Hay que comenzar con evaluar las circunstancias en las que se produjo la traición.
- No culparse. En ocasiones quien vive una infidelidad se siente tentado por la culpa y el flagelo del reproche. No se debe asumir la responsabilidad que le corresponde a otro.
- Es importante ser bueno con uno mismo, trabajar el auto perdón y ser auto compasivo.
- No evadir la situación. Como todo proceso de pérdida (en este caso la confianza y la relación) se puede atravesar por la negación. Estacionarse en negar lo sucedido o evadirlo no permite avanzar. Lo ideal será aceptarlo y examinar si hay solución o no.
- Tiempo al tiempo. Asimilar una traición como la infidelidad requiere de tiempo, especialmente porque es una pérdida y necesita su propio duelo. Además, se puede experimentar un vaivén de emociones que deben gestionarse adecuadamente. Es bueno darse un tiempo para que el impacto inicial se asiente y, luego, tener una visión más clara de lo sucedido.
- Reconoce tus fortalezas. Tano si la pareja continua como si no, la persona que se siente traicionada debe reconstruirse. En la traición se rompen muchos esquemas y se tambalea la autoestima y la confianza, por ejemplo. Hay que trabajar en uno mismo rescatando las fortalezas y oportunidades propias para restablecerse.
- Retoma tu vida. Avanzada la sanación retoma tu vida, esa donde puedes hacer cosa que a ti te gusta. Reserva espacios y tiempos sólo para ti, relaciónate con nuevas personas y realiza nuevas actividades.
- Trabajar en la confianza de pareja. Este es un trabajo arduo que requiere otro artículo, pero quien ha sido traicionado también debe trabajar en la confianza hacia sí misma, en no negarse al amor ni a tener otra pareja si la anterior se terminó.
- Si la pareja sigue junta deber restablecer la confianza y los lazos lastimados a través de ejercicios que, preferentemente, deben ser guiados por un profesional.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA DE PAREJA