No quiero ser una persona tóxica 

Todos nos advierten que nos alejemos de las personas tóxicas, del daño que éstas pueden hacernos. Sin embargo, ¿qué sucede cuando nosotros somos personas tóxicas? ¿Somos capaces de darnos cuenta de ello? ¿Cómo podríamos dejar de ser personas que con nuestro comportamiento dañamos a los demás? 

Comencemos por aclarar que nadie es una persona no es tóxica, ello no está en la naturaleza de los individuos sino que, por motivos diversos, alguien puede tener conductas y actitudes tóxicas.  

Ello no sólo daña a los demás, también daña a quien se comporta así porque afecta su visión de la vida, les amarga y arruina sus relaciones personales. La gente buscará alejarse de esas personas y a la postre se quedarán solas.  

¿Cómo saber si soy una persona tóxica? 

Si crees que eres una persona con comportamientos tóxicos y de verdad quieres dejar de serlo, comienza por hacer un ejercicio de honestidad para identificar si tienes algunas de las siguientes características. Pregúntate si… 

• Te quejas constantemente, todo te parece mal. 
• Constantemente evidencias nerviosismo, que proyectas con una energía negativa. 
• Gran parte del tiempo estás triste a causa del enojo e insatisfacción. 
• Eres dependiente emocional, te apegas a las cosas y personas. 
• La crítica es tu lenguaje natural, todo te parece que puede ser mejor y lo criticas. 
• Ante tu propia amargura buscas arruinar la vida de los demás. 
• Tratas de captar la atención a toda costa. 
• Haces chismes o buscas causar conflicto. 
• La manipulación es la forma de vincularte con los demás. 

¿Qué hacer para dejar de tener un comportamiento tóxico? 

Si tras analizar tu comportamiento has identificado que sí podrías ser una persona tóxica, no te preocupes, puedes comenzar a cambiar de forma positiva. 

Inicia preguntándote por qué te estás comportando así. 

Analiza qué sentimientos o pensamientos puedes encontrar detrás de esta conducta tóxica. Un factor fundamental de tu proceso es ser igualmente sincero para poder solucionar esta condición y mejorar tus relaciones con los demás, si así lo deseas. Pues ciertamente debes tener la convicción de que quieres cambiar y que tienes la disposición de cambiar.  

Si aún tienes dudas para cambiar, revisa cómo son tus relaciones, los problemas que has tenido con los demás y los fracasos que has vivido. Considera en qué medida podrías haber tenido mejores resultados con otra actitud. Compara tus relaciones con las de otras personas que creas tienen relaciones mejores o más armoniosas. 

¿Cuándo tienes actitudes tóxicas? 

Lo que hacemos puede ser negativo y desagradable por diferentes motivos, pero podemos aprender a actuar de forma diferente. Toda conducta puede ser cambiada por otra más adecuada y positiva. 

Observa cómo es tu conducta, con quién tienes comportamientos negativos y con quienes no; analiza cuándo o en qué situaciones actúas agresivamente, buscas manipular o hacer sentir mal a otras personas o intentas controlarlas. Considera cuándo tienes problemas con la gente y qué tipo de conductas negativas provocan esos conflictos.  

Cuando lo tengas claro, haz una lista y elije conductas que desees cambiar para trabajar en ellas; aunque procura que la lista sea concreta y breve, pues cambiar muchos comportamientos al mismo tiempo es más difícil de cumplir y si en los primeros intentos no lo logras perderás motivación.  

Fortalece tu autoestima 

Las personas con conductas tóxicas suelen haber experimentado heridas emocionales previas que le causaron inseguridad y baja autoestima. Enfocándote más en ti y en valorarte mejor, cuidar de ti y respetarte, comenzarás a sanar tus heridas y dejarás de tener la necesidad de que otros cubran tus necesidades emocionales. Tu conducta tóxica se transformará en positiva. 

Acepta tus fallas y errores durante tu proceso de aprendizaje y no te ataques ni devalúes por ellos, simplemente analízalos, corrígelos y reconócelos como una manera de aprender. 

Aprende y fortalece tus habilidades sociales y de comunicación. 

Desarrolla una actitud positiva y empática 

Aprende a enfocarte en los aspectos positivos de la gente y las cosas que te rodean, agradeciendo, todos los días, todo lo bueno que sí tienes y cambiando tus pensamientos negativos. 

Junto con una disposición positiva frente a la vida, procura sonreír con frecuencia, a los demás, pero también a ti mimo, a ti misma.  

Proponte una actitud empática, imaginándote cómo te sentirías tú si alguien te atacara, humillara, insultara, etc. 

Evita enjuiciar y analiza tus creencias 

Sé más flexible contigo y con los demás. Evita los juicios y las calificaciones, tanto las que van dirigidas a los demás como las palabras que utilizas para hablar de ti.  

De igual forma, revisa tus creencias y pensamientos. Estos, con frecuencia, influyen en nuestro comportamiento. Prejuicios y estereotipos, por ejemplo, pueden llevarte a conductas tóxicas con inseguridad, falta de autoestima, celos, envidia, etc.   

Si te pasa a ti, se más paciente, tolerante y empático, y lo mismo hazlo contigo; asume que ni tú ni nadie es perfecto y que nadie tiene que actuar como lo deseas, sólo por eso. Cada uno tiene derecho a sentir, pensar y comportarse de formas diferentes, equivocarse y corregir, asumir las consecuencias de sus actos. Ten en cuenta que no siempre tienes razón y tampoco derecho de controlar a los demás.  

Practica la autocrítica 

Desarrolla una actitud autocritica, pero con la intención de conocerte y de detectar tus errores, para corregirlos y darte cuenta de que, como cualquier persona, en ocasiones actúas correctamente y en otras no lo haces y que no por ello debes de devaluarte y tratarte mal, ni hacer lo mismo con las personas que también se equivocan. 

A la medida que practiques estas claves para dejar de tener un comportamiento tóxico podrás ver que tus relaciones familiares y sociales mejoran. Pero si es el caso de que aún no llegan a ser lo que deseas, no está demás acudir con un profesional de la salud emocional para que te guíe en el camino del cambio.  

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA