Cómo mejorar la convivencia familiar es una pregunta que nos hacemos todos en algún momento, pero si algo ha puesto en evidencia el confinamiento derivado de la pandemia por Covid 19, sin duda ha sido la dificultad de la coexistencia cotidiana, más si se trata de las condiciones tan extremas en las que nos hemos encontrado.  

Vivir juntos y permanecer en armonía no es fácil, y es que cada miembro de la familia asume un rol determinado y tiene un carácter único que, muchas veces, lejos de coincidir con otros, choca con el resto.  

Las discusiones, malos entendidos y rabietas son naturales en el ambiente familiar, sobre todo si se vive bajo una condición de miedo, estrés y ansiedad, como ha sido la cuarentena por la que atravesamos.  

Importancia de la convivencia familiar sana 

Pero también en condiciones “normales” se presentan situaciones que pueden provocar irritabilidad y desequilibrio en la convivencia familiar: ya sea el reparto de las tareas de la casa, compartir los espacios y hasta la competencia entre hermanos, entre otras cosas. 

Sin embargo, la sana convivencia familiar es fundamental en el desarrollo y bienestar de la persona; se trata de la coexistencia pacífica y armoniosa del grupo en un mismo espacio, donde debe primar el respeto, la tolerancia, comprensión y cooperación entre sus miembros. 

Gracias a una convivencia familiar sana, el individuo aprende valores y hábitos que le dan estructura, y lo preparan para un futuro desarrollo social. Asimismo, las relaciones que se tejen en familia nos permiten alcanzar mayor confianza en nosotros mismos y soportan el desarrollo de nuestra inteligencia emocional, dotando así de una formación integral de la persona.  

Claves de cómo mejorar la convivencia familiar 

1. La comunicación es esencial 

Encontrar espacios de comunicación diarios es la base de esta convivencia. Los miembros de la familia deben destinar un horario diariamente para la conversación; que todos tengan un tiempo oportuno en que puedan expresar tanto sus deseos como sentimientos.  

La comunicación es una herramienta esencial de creación de bienestar en los grupos, que aumenta la confianza y permite fortalecer el vínculo entre los miembros.  

Esta deberá ser una comunicación asertiva, que haga uso también de la escucha activa.  

2. Promover la expresión de las emociones 

Aunque pueda parecer reiterativo con el punto anterior, es importante que a la comunicación se sume la posibilidad de que los miembros de la familia sean capaces de identificar lo que siente y así puedan expresarlo.  

No todas las familias cuentan con la habilidad para manejar, gestionar y contener las emociones propias y de las demás personas. Incluso, derivado de esta incapacidad suelen surgir silencios y secretos que causarán más daño que si se habla de ello abiertamente. 

3. Establecer límites y normas 

Ya en otros artículos he escrito respecto a la importancia que tienen los límites tanto en la relación de los padres con los hijos, como también en la relación entre los hermanos.  

Estos límites, junto con las normas, permiten definir con claridad lo que esperamos unos de otros y las pautas del comportamiento deseado entre los miembros de la familia.  

Las normas, además de ser una guía de comportamiento, se establecen como un parámetro negociador. Por ello será sustancial que todos los miembros de la familia sean partícipes en la creación de dichas normas. 

Estas normas pueden incluir, por ejemplo: horas de llegada a casa (especialmente cuando se vive con adolescentes), distribución de tareas del hogar, otros tipos de horarios, cosas que se pueden hacer dentro de casa y cosas que no, etc.  

4. Compartir 

Prácticamente la convivencia es compartir, el espacio físico de la casa, pero también las experiencias, los acontecimientos y los recuerdos. Compartir es tener cosas en común y eso teje sólidos vínculos en la familia, nos hace más humanos, ya que nos permite preocuparnos por el otro y no solo por uno mismo. 

Lo ideal es buscar puntos en común, especialmente entre aquellos miembros de la familia con los que la convivencia se dificulta, o entre quienes han tenido momentos de tensión o distanciamiento.  

Se pueden compartir aficiones, experiencias, actividades recreativas y deportivas, pero especialmente compartir momentos cotidianos que son parte del ser familia: el desayuno, las fiestas, el recorrido al colegio, etc.  

5. Distribuir las tareas del hogar 

En una casa, sea pequeña o no, las tareas del hogar deben estar bien organizadas para que la vida cotidiana sea funcional y fluya plenamente. Y es propicio que cada uno, a la medida de su capacidad, colabore con las ocupaciones que implican conservar en estado óptimo el lugar que habitamos.  

Las tareas domésticas nos deben hacer conscientes de que ocupamos el mismo espacio y que nos pertenece en conjunto, que somos responsables de vivir bien, si cada uno hacemos lo que nos corresponde.  

Distribuir claramente las actividades cotidianas en el hogar puede ser una buena manera de asignar responsabilidades a cada miembro de la familia, que ganen autonomía en su quehacer y evitar discusiones.  

Para que esto funciones es importante que se den la asignación de roles concretos y horas de realización de tareas, a través del previo acuerdo entre los miembros de la familia, etc. 

6. Trabajar con el perdón 

Anteriormente ya había escrito sobre el perdón cotidiano en la familia. Lo importante en el perdón en familia es cómo lo vives, qué interpretación el da el ofendido y la intensión de enmendarse y no repetir los hechos por parte de quien lastima, hiere u ofende al otro. La disculpa puede ir acompañada de una promesa de reparar o sustituir lo que se ha roto, o la persona se puede retractar de algo que ha dicho. 

Cuando pides perdón a alguien y éste te lo otorga, hay un acuerdo de paz y de reivindicación del amor/afecto familiar y una voluntad de llevar una sana relación entre los miembros de la familia. 

7. Preservar el orden del sistema familiar 

Desde la perspectiva de las Constelaciones Familiares, es importante que la familia mantenga el orden sistémico.  

El orden precede al amor en el sistema familiar, nos dice Bert Hellinger, puesto que para que la familia viva libre y en paz requiere que cada uno de sus miembros ocupe el lugar que le corresponda y encarne el rol correspondiente.  

Cuando no respetamos este orden suele surgir el conflicto o alguna clase de padecimiento incluso varias generaciones después. 

Una segunda ley de vida en Constelaciones Familiares es cuidar y mantener el orden entre los miembros del sistema familiar y sus generaciones. El amor es una parte del orden. El orden precede al amor, y el amor únicamente puede desarrollarse en el marco del orden. Esta es una de las prisas básicas de esta ley. 

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA | SESIONES ONLINE