Es frecuente que lo que pensamos cause en nosotros algo de ansiedad, por ello hoy te cómo librarte de pensamientos que te producen miedo
Somos lo que pensamos, se lee en muchos otros artículos, no sin razón. El origen del miedo está en lo que pensamos. Ante determinada situación, la mente genera pensamientos aprehensivos que provocan sensaciones y emociones incómodas que nos llevan al miedo.
Aunque el miedo es un mecanismo natural de supervivencia, una alerta de que algo puede poner en riesgo nuestra integridad, en muchas ocasiones esta emoción se detona por pensamientos distorsionados que irrumpen en la mente de manera abrupta y detonan temor.
El origen de miedo está en lo que pensamos
Hay cosas concretas a las que debemos temer, como un león enojado que nos persigue. Aunque esta situación es cada vez menos posible; otras cosas que pueden producirnos temor más o menos objetivo es estar expuestos a una enfermedad contagiosa como el Covid 19, que durante esta pandemia ha sido el motor de muchos trastornos de ansiedad en el mundo.
Sin embargo, hay otros peligros menos reales y frecuentes, que pueden hacerse dueños de nuestra mente y producir tanto miedo que, incluso, podamos somatizarlo. Temer a enfermar nos puede llevar a desarrollar algún tipo de padecimiento psicosomático.
El proceso a través del cual alguien adquiere miedo a algo, en muchas ocasiones, implica alguno de estos tres factores:
- Haber tenido una mala experiencia en la que el objeto del temor estaba de alguna forma presente.
- Haber visto cómo alguien sufría esa experiencia aversiva.
- Haber tenido noticias de lo que le puede pasar a uno si se encuentra con determinados estímulos.
Sin embargo, una mala experiencia directa o indirecta no es condición explícita y única para desarrollar un miedo o una fobia. También está lo que se piensa de ciertas situaciones que pueden considerarse riesgosas sin una experiencia previa.
Modelo de Vulnerabilidad Cognitiva
La relación entre cogniciones y miedo ya era conocida desde Aristóteles. Para el filósofo el miedo era el dolor que sentimos por anticiparnos a un mal. Su contemporáneo Epícteto también afirmaba que nuestras preocupaciones no tienen origen en las cosas sino en lo que pensamos de las cosas.
Hoy en día, la psicología Cognitivo Conductual les da la razón. Jason Armfield sostiene que las situaciones que nos producen ansiedad (ansiógenas) activa, de manera automática, un esquema cognitivo compuesto por cuatro tipos de evaluaciones. A este postulado se le conoce como Modelo de Vulnerabilidad Cognitiva:
- Percepción de que el estímulo o situación entraña algún peligro potencial o puede dañarnos.
- La anticipación de que el encuentro con un estímulo determinado puede ocasionarnos una sensación de malestar.
- Idea de que el estímulo es impredecible y que uno no sabe bien cuándo va a aparecer, cómo, por cuanto tiempo, etc.
- Creencia de que el estímulo o situación temidos son incontrolables y uno poco o nada puede hacer por cambiar el curso de los acontecimientos.
Este modelo nos puede explicar mejor el origen de los miedos que está en nuestro pensamiento. No requerimos que una realidad nos haga sentir en riesgo, es la mente la que se anticipa o rechaza un posible riesgo y da lugar a nuestros temores.
Comprender esto nos ayudará a librarnos de pensamientos negativos que nos conduzcan a la ansiedad, la depresión o trastorno obsesivo compulsivo, por ejemplo.
Asimismo, los estilos de pensamiento, las distorsiones cognitivas y la negatividad se vuelven hábitos que fomentan una personalidad temerosa. Pero, como hábitos que son, pueden desaprenderse y cambiarse por pensamientos alternativos que nos brinden tranquilidad.
Cómo librarte de pensamientos que te producen miedo o ansiedad
Una forma de lidiar con nuestros pensamientos, es siguiendo estas pautas que te ayudarán a analizar el origen del miedo y generar un pensamiento alternativo que disminuya el grado de ansiedad:
1. Situación. ¿Dónde estás, con quién estás y qué estás haciendo?
2. Pensamiento automático. Anota el primer pensamiento que se te pasa por la cabeza.
3. Emoción. ¿Cómo te sientes?
4. Respuesta fisiológica. Reacciones físicas que aparecen en tu cuerpo.
5. Respuesta conductual. ¿Cómo actúas? ¿Qué decides hacer?
6. Pensamiento Alternativo. Qué pensamiento (positivo) podría sustituir el pensamiento automático negativo que tuve.
Asimismo, podrías cuestionarte:
- ¿Es realista este pensamiento?
- ¿Estoy basando mis pensamientos en hechos o sentimientos?
- ¿Existe alguna evidencia que verifique mi idea?
- ¿Podría estar malinterpretando una posible evidencia?
Si tus pensamientos son incontrolables y has desarrollado fobias o ataques de pánico que limitan tu vida cotidiana, es importante que acudas con un profesional de la salud mental que te dé más herramientas para salir adelante.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA