Cómo gestionar la decepción para que evites luego sentirte frustrada o incluso con un sabor de boca que amargue tu ánimo.
La cuna de la decepción suelen ser las grandes expectativas que ponemos sobre las personas, los lugares o los acontecimientos. Sin embargo, puede que sea inevitable algunas veces en la vida, pues con mucha frecuencia soñamos, anhelamos y esperamos de la vida, de nosotros y de los demás.
Pero llegada la decepción, sus efectos pueden ser devastadores, tanto como perder la esperanza. Así que hoy te daré algunas claves de cómo gestionar la decepción.
La decepción
Vivir la decepción significa que alguien o algo ha acabado derrotando tanto nuestra esperanza como nuestras expectativas hacia ello. De esta forma, cuando la gente te decepciona, la emoción se caracteriza por un sentimiento de arrepentimiento o tristeza que a menudo está muy relacionado con una pérdida.
Lo más peligroso de la decepción es que puede convertirse en algo limitativo si se transforma en miedo a volver a sufrir un “chasco” similar. Igualmente, no saberla gestionar puede llevarnos a la amargura, al rencor, que solo nos afecta a nosotros y los demás ni lo advierten, a menos que se los hagamos saber.
Las expectativas
Generalmente, nos decepcionamos porque depositamos grandes esperanzas sobre alguien o algo; entre más lo esperamos, más grande puede ser la decepción. La consecuencia mayor es que terminemos siendo pesimistas, con la idea de que ahora “todo el mundo nos va a fallar”.
Por el contrario, el aprendizaje de una decepción es aprender que las decisiones son individuales, que los demás o la vida no tienen por qué satisfacer nuestros deseos y que cada persona debe tener la libertad para ser como quiere sin someterse a la voluntad del otro.
Claro que no se trata de “no esperar nada de nadie” sino regular nuestros deseos frente a la realidad de los demás, en la mayoría de las veces nos sentimos decepcionados sin que los otros nos hayan prometido ser o actuar de otra manera.
Cómo gestionar la decepción
Identifica todas aquellas emociones que pueden estar detrás de tu decepción. Desde el miedo hasta la ira y la tristeza, las emociones que sustentan nuestra decepción pueden ser muchas, por ello hay que identificarlas y nombrarlas.
Hablar de lo que sentimos
Hablar de lo que sentimos con la decepción es muy importante, especialmente si puede conciliar con quien o quienes han motivado esta sensación. Hazlo con una persona de confianza, pero también podemos hacerle saber a quienes nos decepcionó cómo nos sentimos para que comprenda nuestras emociones.
Aprende de la experiencia
Todas las experiencias que vivimos tienen la facultad de darnos una lección, un ideal que nos permite el crecimiento y la maduración, incluso la resiliencia. Aprender de las lecciones de la vida nos lleva al siguiente nivel.
Tal es el caso de la decepción, que puede ser una gran maestra, especialmente porque deja en evidencia lo que nosotros llevamos dentro: nuestras necesidades, nuestros deseos y todo aquello que nos frustra.
Poner atención a la experiencia decepcionante nos ayuda a conocernos y conocer el mundo. Asimismo, nos recuerda que las relaciones están en continuo cambio y que tenemos que aceptar la incontrolabilidad de las mismas, así como del comportamiento de quienes nos rodean.
La comunicación
Una causa importante de la decepción suele ser la falta de comunicación asertiva. Suponemos, no preguntamos, esperamos que “nos adivinen” y, si las cosas no suceden como lo pensamos, terminamos decepcionados.
Y si, luego de la decepción, no lo decimos, el problema se agiganta. La comunicación se vuelve indispensable en las relaciones humanas, especialmente en las que nos importan y de las que esperamos “algo”.
Perdónate
Perdónate porque a veces la decepción proviene de tus grandes esperanzas y al darte cuenta que éstas no se han cumplido, el autorreproche también puede aflorar. Tendemos a autoinsultarnos, nos reprochamos e incluso podemos tener comportamientos autodestructivos.
Perdonarse por haber creído algo que no sucedió es un buen camino para sanar la decepción.
En resumen:
- Identifica el origen de la decepción.
- Cambia tus expectativas.
- Actúa sobre tus pensamientos negativos.
- Aprende de la situación.
- Comunícate asertivamente.
- Perdónate.