Fomentar la empatía en los niños es crear en ellos la posibilidad de una convivencia más asertiva, emocionalmente saludable e independiente. La empatía es la capacidad que se tiene para comprender emocionalmente a otro ser humano, no importando lo diferente que sea; significa poder ubicarse en el lugar del otro y comprender desde esa posición sus necesidades, deseos o acciones.
¿Para qué sirve la empatía?
La empatía nos ayuda a conectar con otros seres humanos; desarrollarla nos permite comprender mucho mejor a quienes nos rodean, tener mejores resultados en la comunicación y convivencia, con ello lograr una mejor socialización y vinculación con los demás. La empatía facilita estrechar lazos sociales y afectivos más duraderos, sólidos y profundos.
Por el contrario, la falta de empatía nos hace incapaces de identificar las emociones de los demás, incluso si estamos a punto de causarles daño o dolor. Bajo estas circunstancias no seremos capaces de identificar lo que el otro pudiera sentir y con ello demostrar indiferencia a su condición. Por supuesto ello mina las buenas relaciones humanas.
¿Cómo es una persona empática?
Una persona empática:
- Es sensible socialmente, se preocupa por los problemas y sentimientos de los demás.
- Identifica el sentido de la comunicación no verbal (gestos, tono de voz, ánimo, etc.).
- Una persona empática ejerce la escucha activa y es una buena conversadora.
- Brinda retroalimentación a los demás, es decir, le hacen ver a los otros que está comprendiendo lo que siente y lo que manifiesta. No es indiferente al otro.
- Es respetuoso de los sentimientos y conductas de los otros, aun cuando no esté de acuerdo con ello.
- No cuestiona las motivaciones de los otros, y respeta su proceso emocional.
Cómo fomentar la empatía en los niños
La empatía, como una condición conjunta a la inteligencia emocional —como capacidad de identificar y procesar emociones propias y ajenas— así como la asertividad, es una destreza social y emocional que se aprende. Ya sea porque se ha seguido el ejemplo de los padres o cuidadores, o bien porque su entorno y convivencia con otros hacen que una persona sea más o menos empática.
Si deseas que tus hijos sean más empáticos y puedan tener mejor socialización desde ahora, puedes seguir estas claves:
- Reduce el egocentrismo: En una etapa temprana el niño, en busca de identidad, asume que su mundo gira en torno suyo; por ello será importante que comience la socialización. Esto es más fácil si tiene hermanos, pues ve distribuida la atención paterna entre los hijos y no sólo en él. Pero si no tiene hermanos, puede ingresar a la guardería o centro de convivencia, actividades extra escolares, etc., en los que no tenga toda la atención para sí.
- Motiva y elogia su actitud de cooperación: Será bueno que le motives a ayudarte, o ayudar a sus hermanos en tareas que pueda realizar, o incluso ayudar a sus amigos. Cuando lo haga, reconoce de forma clara y abierta lo bueno que ha sido ayudando a los demás.
- Toma en cuenta su opinión:¡Da ejemplo! Para que se sienta integrado a la familia o al grupo, será primordial que lo tomes en cuenta, que se sienta escuchado, atendido en sus necesidades, etc. Es una clave básica porque le das ejemplo de lo importante que es considerar a los otros.
- Háblale de emociones: Dedica diariamente momentos en los que puedan hablar de sus sentimientos, así como los sentimientos de otras personas. Ayúdale a comprender el tema de las emociones. Puedes hacer uso de cuentos, o tus propias experiencias y sentimientos para explicarlas y compartirlas con el niño/a.
- Evita las etiquetas: Al utilizar etiquetas al referirnos a los niños, los limitamos. “Mi hijo es incontrolable”, “mi hijo es insensible”…. Esta clase de etiquetas lo único que hace es que el niño se rinda en sus intentos de empatía y pierda la motivación para buscar entender a los demás.
- Recompensa y admira sus buenas acciones: Al ir desarrollando sus habilidades señala lo bien que ha hecho cuando es empático; dile lo mucho que le admiras. Reforzar su conducta de manera positiva fomentará que el niño sea cada vez más empático.
- Sé ejemplo: Por supuesto nada es más contundente que el ejemplo. Sé empático/a con los niños y ellos aprenderán directamente de ti.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA