En un día tan significativa como San Valentín es importante también hablarte de cómo evitar la trampa del amor romántico.
En la víspera de San Valentín, la fiesta más romántica del año, estaremos viendo películas, libros y, especialmente, publicidad que nos invitan a disfrutar del día del amor; pero, muchos de esos mensajes nos inclinan a creer en un amor idílico e inalcanzable.
El amor romántico puede ser una trampa que nos lleve a la dependencia, la vulnerabilidad frente al abuso y una posible decepción futura.
¿Qué es el amor romántico?
El amor romántico es una condición afectiva idealizada que se ha hecho común en la sociedad contemporánea gracias a las canciones, películas y demás historias. Esta idea nos dice que todos necesitamos de una pareja y gracias a ella estamos completos y experimentamos la vida plenamente.
Walter Riso, psicólogo y autor de múltiples libros al respecto, señala que “el amor romántico se fundamenta en lo que podríamos llamar una filosofía ‘omni’, la cual considera que el amor en general y el amor de pareja en particular son: omnipresentes (ocupan todo el ser), omnipotentes (todo lo pueden) y omnisapientes (fuentes de sabiduría infinita). En resumidas cuentas, si estás enamorado, estás hecho: pleno, poderoso y sabio”.
Riso nos trata de explicar que el amor romántico es un amor superior e idealizado que todos los seres humanos tratamos de alcanzar por lo menos una vez en la vida. Este amor, es fuente infinita de felicidad todo lo cura y todo lo puede, sólo podrás llegar a alcanzar la condición de ser humano cuando alcances esta felicidad absoluta que da la experimentación de este tipo de amor.
El problema es que, con frecuencia, en busca de ese amor somos capaces de todo, incluso sacrificarnos: nuestra libertad, nuestros anhelos, límites y hasta nuestra salud y bienestar.
Claro que este amor es el que nos han vendido en el cine, pero existe otro amor sin mitos, sin expectativas, honesto, que respeta límites y comparte responsabilidades. Un amor que se construye de mutuo acuerdo.
¿Cómo reconocer al amor romántico?
El amor romántico suele exigir de nosotros algunas actitudes y comportamientos, no siempre saludables. Entre algunas cosas por las que lo puedes reconocer están las siguientes:
- Entrega total a la otra persona y hacer de la otra persona lo único y fundamental de la existencia.
- Vivir experiencias muy intensas de felicidad o de sufrimiento.
- Depender de la otra persona y adaptarse a ella, postergando las propias necesidades.
- Perdonar y justificar todo en nombre del amor.
- Estar todo el tiempo con la otra persona, omitiendo el espacio y tiempo individual.
- Pensar que es imposible volver a amar con esa intensidad.
- Desesperar ante la sola idea de que la persona amada se vaya.
- Idealizar a la otra persona no aceptando que pueda tener algún defecto.
- Sentir que cualquier sacrificio es positivo si se hace por amor a la otra persona.
- Hacer todo junto a la otra persona, compartirlo todo, tener los mismos gustos y apetencias.
¿Cuál es el problema del amor romántico?
Obsesión por la búsqueda de esa otra persona que colme nuestra felicidad o sea la proveedora de ella. No saber vivir solos, es decir, sin pareja. Búsqueda desesperada de la felicidad dependiente de otra persona, frustración, no priorización de los propios deseos y necesidades.
Cómo evitar la trampa de este amor
Ya conoces los signos y exigencias del amor romántico. Así que para evitar caer en su trampa hay que dejar de dar por sentado todo lo que nos han dicho que tiene que pasar cuando amamos; el sufrimiento, los celos, el control. Si no se siente bien, no está bien.
- Comencemos por estructurar la idea de que el amor todo lo puede y que es el único factor que importa en las relaciones.
- Aceptemos que son posibles los conflictos, pues las personas tenemos perspectivas distintas y estamos en constante cambio. Unos a otros debemos adaptarnos.
- Tomemos en cuenta que el respeto, la confianza y la comunicación no vienen ex profeso con el amor, sino que hay que trabajarlo y negociar. Esto implica una visión más ajustada con la realidad.
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