Cómo dejar de tener el control de todo sin angustiarse es una cuestión difícil para quienes tienen una obsesión por dominar el orden de la vida en su totalidad. El controlador tiene la obsesión de tener el dominio de todo, lo que es prácticamente una cuestión enfermiza pero común.
La sensación de control nos aporta seguridad y tranquilidad, por lo que no es difícil que caigamos en la tentación de buscar este poder sobre la vida sin considerar que a ésta no la podemos asir entre las manos para moldearla como deseamos, que hay aspectos que se salen de nuestras manos.
Ante la incertidumbre que enfrentamos en la vida, nos urge contrarrestar el azar con el control; lo que nos da una sensación, además de seguridad y estabilidad, de poder frente a cualquier eventualidad. Frente a ello los cambios y los imprevistos pueden ser detonador de crisis de ansiedad y otras afectaciones emocionales.
Ese anhelo de control puede convertirse en una obsesión que, más que dar estabilidad, puede afectar psicológicamente a quien lo busca causándole angustia, estrés y hasta depresión.
Personalidad Controladora
Una persona controladora es incapaz de tolerar el mínimo cambio en las expectativas que tiene frente a la vida, las personas o acontecimientos; trata de evitar un temor imaginado a base de dominar cualquier situación, incluso puede tornarse patológicamente perfeccionista.
Los cambios comienzan a dar una sensación de amenaza a quien está hipersensibilizado a la realidad, por ello las personas tienden a buscar el control como mecanismo de defensa ante tal amenaza. Así el control se convierte en una certeza ilusoria de que todo seguirá igual, dará tranquilidad y estabilidad, pero en realidad sólo generará angustia porque no se puede tener control de todo en la vida.
Buscar el control de todo sólo genera mayo aprehensión y tendencias compulsivas que, a la postre, provocarán angustia, ansiedad e incluso depresión en las personas. Por ello es importante seguir algunas pautas para evitar caer en una personalidad controladora.
CÓMO DEJAR DE TENER EL CONTROL
- Ser consciente de aquello que provoca la necesidad de control. Identificar esa emoción o sensación que lo provoca es la pieza clave para poder gestionar la necesidad del control.
- Poco a poco ser conscientes que hay cosas que no podemos controlar y que de cualquier modo sucederán, por lo que más que controlarlas hay que preverlas y estar preparados para ello.
- Ser conscientes de que sólo lo que depende de nosotros lo podemos controlar, y ello implicará un arduo trabajo de autoconocimiento y autocontrol.
- Trabajar con los estados mentales de tensión que producen aquellas cosas que no podemos controlar.
- Aprender a dejar ir. Soltar es fundamental para liberarnos de la necesidad de control, dejar ir aquello que no nos corresponde y que sólo nos causa sufrimiento. Aprender a soltar, es lo que nos va a permitir crecer, desarrollarnos y volver a la tranquilidad.
- Frente a lo imprevisto piensa alternativas, piensa cosas que puedes hacer. Imagina además qué es lo peor que puede pasar si no lo tienes controlado, verás como las consecuencias no son tan graves.
- Prueba lo nuevo. Cambia tu manera de hacer las cosas, así serás tú quien vayas por lo imprevisto y así encontrarás formas de afrontarlo.
- Cuando te sobrepase la necesidad de controlar las cosas, prueba con alguna técnica de relajación y si esta obsesión por el control paraliza tu vida, no dudes en pedir ayuda de un profesional.
Trata de ir soltando y relajarte, no dejes que el control domine tu vida; practica haciéndolo poco a poco, desde aspectos de poco interés para ti hasta que logres perder el miedo al cambio y enfrentarte ante a aquello de lo que no tienes control alguno.