Cómo dejar de ser padres codependientes da continuación a mi artículo previo y provee claves para tener una vida emocionalmente libre en familia.
La semana pasada escribí sobre la paternidad codependiente, una situación que puede ser dañina tanto para los padres como para los hijos. En esta ocasión te doy algunas claves de cómo dejar de ser un padre codependiente.
¿Quién son los padres codependientes?
Una persona codependiente es alguien con carencias y limitaciones emocionales, que hace depender sus estados de ánimo al actuar y sentir de los demás. En este caso, son padres o madres que, de manera inconsciente, depositan la responsabilidad afectiva en la conducta y comportamiento de sus hijos.
Este tipo de padres suelen adjudicar culpas y juicios en los hijos, para justificar sus propias conductas y, más aún, sus emociones. Asimismo, los padres suelen proyectar sus sueños en sus hijos, olvidando que ellos tienen derecho a elegir su propio destino.
Las consecuencias de la codependencia de padres a hijos son la limitación de la vida de los hijos, la correspondiente dependencia del hijo al padre, el sentimiento de inutilidad por parte del hijo, la merma en las relaciones interpersonales y los conflictos en la dinámica familiar, entre otras cosas.
Una situación como ésta pone en juego la salud mental de los miembros de la familia y debe resolverse a través de un trabajo interno y personal.
Cómo dejar de ser un padre codependiente
- Muchas veces las personas codependiente no son conscientes de que viven al amparo de los comportamientos ajenos o que esperan validación de otras personas. Por ello, el primer paso es hacerse consciente de que se vive dependiendo de otros.
- Un ejercicio que puede ayudar a esclarecer la codependencia es escribir en una hoja todos los puntos negativos que produce tener tal grado de implicación con los hijos. Qué cosas dolorosas o incómodas experimentamos al estar atados a ellos.
La codependencia puede ser incluso normal, en el núcleo familiar todos dependemos de todos y existen fuertes vínculos e influencias entre los miembros. Pero no debe ser tal el grado de implicación que llegue a ser extremo, incómodo, hiriente o esclavizante.
- La persona codependiente suele no reconocer su propio valor, por lo que el siguiente paso para dejar de serlo es trabajar con la autoestima. Los padres deben de dejar de esperar que sean los hijos los que les den valor.
- Es importante que los padres hagan sus propias cosas. Que identifiquen tareas o pasatiempos que les gusten y les permitan desarrollar habilidades, así como tener un tiempo para sí mismos.
- Fomentar la libertad de expresión, pensamientos y opiniones. Que los miembros de la familia puedan manifestarse sin miedo al juicio ajeno o al castigo.
Herramientas emocionales
- Inteligencia emocional. Ante los temores y carencias afectivas, es prudente que los padres se hagan de herramientas de inteligencia emocional que les permitan una adecuada gestión de sus emociones y sean ejemplo para los hijos.
- Asertividad. De la mano de la inteligencia emocional se encuentra actuar y comunicarse con asertividad, reconociendo los sentimientos y necesidades del otro.
- Establecer límites. Tanto padres como hijos deben tener claros los límites que son guía del comportamiento de cada uno.
- Los padres deben trabajar en el hogar, con pensamientos propios y que se den cuenta de que son capaces de conseguir lo que se propongan sin necesidad de los demás.
En caso de que las dificultades sean insostenibles y la familia no encuentre el adecuado camino para resolver la situación, lo más recomendable es recibir psicoterapia, puede ser individual o familiar.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA