Cómo cultivar la resiliencia nos deja ver qué hábitos debe tener una persona que puede vencer la adversidad y crecer ante cada desafío.
En general, nacer ya puede considerarse un acto de resiliencia. El tiempo nos enseña que hay muchos factores que son adversos a la vida desde el vientre materno hasta el último aliento. Todo el tiempo estamos luchando para conservarnos vivos, pero también para lograr el bienestar, la salud física y mental, alcanzar las metas y sueños concebidos.
Pero hay quienes suelen ser mucho más arrojados ante los problemas extremos que la vida les presenta y otros a quienes se les dificulta mucho el enfrentar la desdicha y la fatalidad. Por ello, hoy te voy a hablar de algunos hábitos que tienen las personas llamadas resilientes.
¿Qué es la resiliencia?
Partamos de entender este concepto del que hoy en día se habla cada vez más. La resiliencia es la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límites y sobreponerse a ellas, e incluso salir fortalecidos de ellas.
De acuerdo con Rosario Linares: “La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial”.
Es luego de entender este concepto cuando podemos cuestionarnos si todos somos resilientes o hay personas que tienen más experiencias en la vida que las han llevado a serlo. Incluso podemos preguntarnos si hacen algo diferente a nosotros para ser una persona resiliente.
Cómo cultivar la resiliencia
Una persona resiliente tiene ciertos hábitos de carácter psicológico que les permiten afrontar la adversidad y salir delante de manera más fluida. Entre ellos podemos señalar:
- No se autolimitan. Aunque cada persona puede conocer sus límites también debe conocer sus potencialidades y confiar en ellas. Cultivar las fortalezas y trabajar en las debilidades es una práctica constante de quien es resiliente.
- Traza metas objetivas. Cuando una persona es capaz de conocer sus límites y potencialidades sabe hasta dónde puede llegar y lo que puede intentar para hacerlo, de tal forma es capaz de trazar metas objetivos en cada etapa de vida.
- Es creativa. Encontrar soluciones y nuevas alternativas frente a los problemas es una actitud constante en una persona resiliente, por ello la creatividad está presente en su vida.
- Confía. Al ser consciente de sus capacidades y limitaciones, la persona resiliente puede confiar en lo que es capaz de hacer y con ello poder seguir su camino hacia la meta.
- Trabaja en equipo. Una persona resiliente no vive en la soberbia de la autoconfianza, sabe cuándo pedir ayuda y cuándo trabajar en equipo.
- Asume que cada obstáculo es una oportunidad. Quien es resiliente sabe trascender la adversidad y encontrar en tales situaciones una ocasión para aprender y crecer.
- Vive con conciencia plena. Aprovechar incluso los momentos difíciles también da la oportunidad de aprovechar plenamente la vida, por ello quien es resiliente tiende a vivir en el aquí y el ahora y tiene gran capacidad de aceptar la vida cómo llega.
- Es objetiva y optimista. Una persona resiliente mira la vida con objetividad, asiente a ella con lo bueno y lo malo, pero también es optimista. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos.
LEE TAMBIÉN Lecciones de Sisu, la filosofía resiliente de los finlandeses
- Disfruta de lo pequeño. Aunque es una frase muy manida, el ser resiliente nos da oportunidad para aprovechar cada detalle de la vida porque, así como se enfrenta uno a situaciones difíciles al extremo, se valora aún más lo pequeño.
- Se rodea de gente positiva. Saben cultivar sus amistades que suelen ser personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellas personas tóxicas. Crean así sus redes de apoyo.
- Sueltan. Alguien resiliente no intenta controlar las situaciones, sino que sabe gestionar sus emociones. Sabe cerrar círculos, soltar aquello que ya no le pertenece. Además, se centran en cambiar sus emociones cuando no pueden cambiar la realidad.
- Son flexibles. Precisamente porque no pueden cambiar la realidad, son flexibles ante ella y se adaptan a las nuevas condiciones que les presenta la vida.
- Practican la tenacidad. No desisten a la primera de cambio, pues tienen una capacidad de lucha que los lleva a encontrar nuevas formas de acceder a sus metas si algo intenta desviarlos. Se mantienen firmes en lo que anhelan.
- Utilizan el humor a su favor. La risa es la mejor aliada de una persona resiliente, utilizan el sentido del humor para reírse de la adversidad y la desdicha.
La resiliencia, como observarnos, no es un don o una fuerza extraña que se le ha otorgado sólo a algunos, es más bien la voluntad de salir adelante a través de la práctica constante de hábitos de vida que sirven de motor para salir adelante. Algo que todos somos capaces de hacer si lo deseamos.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA