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Saber cómo ayudar a los niños a lidiar con el miedo es fundamental, pues de los adutos depende que ellos no desarrollen trastornos y fobias.

Estamos a nada de que llegue Halloween, temporada en que no podemos dejar de contar  historias de terror. Reavivamos nuestros miedos al amparo de las atmósferas tenebrosas y personajes monstruosos, vamos por las calles al son del “trato o truco”. Especialmente para los jóvenes y los adultos son días de fiesta, pero no todos disfrutamos de ellas.  

Los más pequeños viven sus propios miedos y muchas veces las noches pueden llegar a ser terroríficas por esta causa. A los adultos nos corresponde ayudarles a lidiar con sus temores de manera saludable.  

Los miedos en la infancia 

El miedo es normal, es una emoción que nos mantiene alertas y protege del riesgo. Que los niños —y también los adultos— sientan miedo es algo natural. Pero saber lidiar con ellos no siempre es fácil para los pequeños.  

Hay temores comunes en casi todos los niños; miedos que se presentan de diferente manera en cada etapa del crecimiento, los cuales se deben superar con un poco de ayuda de forma casi espontánea. Pero si los miedos perduran demasiado o provocan un estado de ansiedad desproporcionado es momento de tomar acciones.  

Como todos, los niños temen a lo desconocido: a estar sin sus padres, a personas extrañas, a la oscuridad o a un cambio de colegio. Son miedos evolutivos, comunes y pasajeros. Están asociados a las distintas fases del desarrollo y van variando a medida que evolucionan las características cognitivas, sociales o emocionales de los niños. 

Aunque la forma de asumir estos miedos depende de cada individuo. El niño podrá experimentar sus propios temores y asumir las reacciones adecuadas según cada caso y su propia vivencia. 

Tipos de miedos infantiles 

Durante los primeros años de vida la separación de los padres es uno de los principales miedos. Consolidar vínculos satisfactorios puede ayudar en el proceso de enfrentamiento con este tipo de temores.  

  • A partir del segundo año, descubren que hay animales que les pueden hacer daño, que no les gusta la oscuridad, que se angustian cuando se hacen alguna herida y que los asusta lo desconocido. Por ello, siguen sin querer separarse de los padres. 
  • Por arriba de los tres años la imaginación les hace pasar malos ratos; suelen tener imágenes sobre monstruos que se esconden en la oscuridad o temen a fenómenos naturales como el viento, la tormenta o, claro, los terremotos. 
  • Superando los cinco años, a los miedos comunes sobre animales, perder a los padres o a los seres imaginados y el daño físico, se suma el miedo a la “maldad”. Se teme a los ladrones, secuestradores y otros personajes imaginarios como los fantasmas y las brujas.  
  • Los médicos son otro tipo de personajes que a esta edad —y tal vez hasta en la adultez— se volverán motivo de temor. En esta etapa empiezan a tener consciencia sobre la enfermedad y la muerte, lo que los atemoriza.  
  • Entre los 7 y 8 años de edad ya tienen conciencia de sí mismos y su ser social, así que temerán hacer el ridículo a causa de sus pocas habilidades sociales, escolares o deportivas.  
  • Llegados a los 9 años, a todos los temores arriba señalados se suman los temores vinculados a su vida académica: temen ser castigados por el maestro, a los exámenes, a no aprobar un examen.  
  • También temen a no ser aceptados socialmente, a la soledad, a la enfermedad y la muerte como preocupaciones iniciales. 

¿Cómo ayudar a los niños a lidiar con sus miedos? 

Los adultos debemos ayudarles a transitar por cada etapa sabiendo afrontar sus miedos, sin evadirlos. Virginia González experta en educación infantil nos recomienda estos tips para hacerlo: 

1. Identificar la causa del miedo 

Muchas veces los niños manifiestan signos de temor, pero no en todos los casos con claros en sus causas. Proyectan, por ejemplo, el miedo a la muerte en un objeto o situación que internamente vincularon, pero que no es obvio para los adultos.  

Por ello es importante ayudarles a clarificar su temor y la causa.  

2. Hablar sobre las cosas que causan temor 

Hay que ayudarlos a expresas su temor y darles la confianza para que se sientan escuchados. Evitemos juzgar sus miedos con expresiones como “eso es ridículo” o “cómo te va a dar miedo”. No neguemos sus emociones.  

Evitemos regañarlos o ridiculizarlos. Hay que tratarlos con comprensión, paciencia y sin regaños.  

3. Transmitir seguridad y confianza 

Es importante ser empáticos con los niños, brindarles confianza y transmitir una atmósfera de seguridad. Podemos compartir nuestros miedos de la infancia y contarles cómo vencimos esos miedos. Ello les ayudará a saber que no están mal, que no son los únicos con temor y que hay soluciones. Que van a estar bien.  

4. Enfrentar los temores 

Habremos de ayudarles a enfrentar sus temores de forma gradual, aunque en el principio sea con ayuda, sin forzarlos y reconociendo las conductas valerosas.  

Para ayudar a los niños a afrontar sus miedos es importante que, a la par del proceso frente al miedo podamos reforzar su autoestima y autonomía.   

No debemos evitarle los objetos y hechos que teme, ya que así supera momentáneamente el miedo, pero no le ayuda a vencerlo definitivamente. 

5. Contrarrestar el estrés 

Estar vulnerable frente al miedo es una causa de estrés para los niños, para ello podemos enseñarles a los niños a contrarrestar la ansiedad: escuchar música, relajación u otras actividades que les ayuden.  

También se les puede conceder algún “poder” que les ayude a enfrentar el miedo. Dejar una luz encendida, tener una mascota de soporte, proveerles compañía…  Sin embargo, cosas como dejarlos dormir con los padres debe ser algo excepcional y nunca para solucionar el problema.  

TAMBIÉN PUEDES LEER: Los cuentos de miedo ¿son buenos para los niños? 

De igual modo aprendamos a no transmitir nuestros temores personales a nuestros niños.  

6. Utilizar el humor 

El humor es un buen antídoto contra el miedo, es capaz de transformar cosas aterradoras en algo gracioso. Se pueden utilizar caricaturas, bromas, canciones…  

Que los niños tengan miedos es natural, pero si éstos son intensos y persistentes, dañando la vida cotidiana del pequeño y su desarrollo; si a pesar de sus esfuerzos, no sabe cómo manejar la situación, sería conveniente visitar a un profesional de la salud emocional.  

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA

De Frente a la Vida |CONTIGO

 

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