El cómo anda tu energía emocional depende en gran parte de la forma en que gestionas no sólo tus emociones sino aquellas situaciones que las detonan, y está vinculado a la actividad mental y del organismo.
Al experimentar una emoción determinada, positiva o negativa, el cerebro segrega una cantidad determinad de hormonas y ello implica desgaste energético; a su vez, serotonina, dopamina, epinefrina… son hormonas que acompañan a los estados emocionales, cuyo proceso implica también producción de energía. Así, las emociones generan energía y también la consumen.
La energía emocional se concentra en esos impulsos que nos motivan, que nos mueven, que nos mantienen alertas frente a ciertos estímulos, nos preparan a enfrentar situaciones y nos disponen a los procesos de adaptación.
Pero como la energía física, la energía emocional tiene sus altibajos; es como si nuestro ánimo se pudiera cargar de energía y también padeciera descargas que nos agotan. Por ello es importante aprender —por medio de la inteligencia emocional— a regular nuestras emociones para ajustar la energía que liberan y la tensión que éstas producen.
Regulando nuestras emociones podemos evitar que nuestra capacidad de estar atentos, nuestro rendimiento cognitivo y nuestro bienestar se afecten por la falta de energía.
Para controlar nuestra energía emocional disponemos de la inteligencia emocional.
El contacto con el mundo todo el tiempo nos provoca emociones. Nuestro estado de ánimo se ve influido por la energía y la tensión que se generan cuando nos enfrentamos a ese uso de emociones que responden a los estímulos que nos llegan.
Estas sensaciones anímicas, generalmente, son de poca intensidad e incluso a veces podrían pasar desapercibidas para nuestra conciencia; pero cuando el estímulo es intenso puede llegar a abrumarnos y bloquearnos.
ENERGÍA Y CANSANCIO
El psicólogo americano, Robert E. Thayer (1935-2014) estudió el tema a profundidad e identificó cuatro tipos de estados básicos de energía y tensión que pueden favorecer o alterar nuestra inteligencia emocional y, por ende, nuestro estado de ánimo. Estos niveles básicos son: energía tensa y cansancio tenso, energía tranquila y casación tranquilo, los cuales se combinan según la situación en la que nos encontremos.
Energía tensa: Euforia agotadora
La energía emocional tensa nos enfrenta a momentos de alta tensión y alta energía. Se caracteriza por una sensación de excitación agradable y de fuerza, es una especie de euforia irreflexiva, que de tan intensa nos produce agotamiento.
En esta situación nos sentimos con mucha energía y capacidad de hacer todo lo que planeamos, nos sentimos motivados y nos esforzamos al máximo sin analizar la situación realmente. Lo que termina cansándonos.
Para una condición como ésta requerirás disminuir tu carga de tensión con menos actividades y estímulos del entorno, y regular tu carga energética con un poco más de reflexión.
Energía tranquila: Bienestar emocional
Una energía emocional tranquila está caracterizada por baja tensión y alta energía. Ante ello, nuestras emociones están reguladas, nos sentimos serenos y tenemos autocontrol. No existe tensión. Nos sentimos optimistas, confortados y vigorosos, estamos en un buen nivel de bienestar: tenemos energía a tope. Nos sentiremos más vitales y creativos.
Cansancio tenso
Bajo una alta tensión y baja energía nos sentiremos con cansancio generalizado, fatiga y desánimo; ello se reflejará en una disminución de autoestima y apatía. Tenderemos a estar deprimidos, sin tolerancia e irritables debido al cansancio. La tensión del ambiente nos sobre carga de actividades y agota sin oportunidad a recargar energía.
Frente al cansancio tenso habrá que disminuir la tensión y promover estados de energía positiva a través.
Cansancio tranquilo
La baja tensión y baja energía de este estadio nos expone a un cansancio relajado, como de quien ha cumplido la misión y ahora se dispone a un merecido descanso. Los enfrentamos ante aquellos momentos luego de una jornada en la que podemos descansar haciendo algo que nos relaja, sin expectativas del futuro ni más.
Estos cuatro momentos de energía y cansancio ponen nuestras emociones en jaque, tanto negativa como positivamente. Por ello hay que fomentar estados de energía tranquila (equilibrio, satisfacción, asertividad, comodidad, bienestar) y cansancio tranquilo (relajación, alivio, desahogo, distensión).
La ecuación idónea será: (Tranquilidad x Energía) – (Tensión x Cansancio) = Motivación.
Para bajar la tensión y estrés emocional puedes practicar algunas técnicas de relax y fitness emocional
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA