¿Cómo afrontar las emociones luego de un despido laboral? Una pregunta frecuente en nuestro interior, pero difícil de gestionar si se hace de forma individual. Llevando un proceso de duelo adecuado quienes han perdido su empleo pueden salir adelante.
La forma en cómo afrontar las emociones luego de un despido laboral no es un asunto fácil; perder el empleo nos enfrenta a una situación dolorosa y traumática, que afecta desde nuestro estado financiero y la familia, hasta nuestra salud física y emocional. Para muchos, incluso, se pierde el sentido de la vida y puede ser motivo de suicidio.
Entre las emociones que se experimentan al perder el puesto laboral está la frustración, el enojo, la vergüenza, el temor y la incomodidad, además se enfrenta un sentimiento de incompetencia, produce aislamiento y la autoestima se ver seriamente dañada, etc.
A la postre, si la situación de desempleo se prolonga, se puede caer en depresión circunstancial.
¿Por qué es tan importante nuestro empleo?
Contar con un empleo no es sólo una cuestión económica, pues aun cuando sea un medio de subsistencia propia y de la familia, el trabajo para muchos es un motivo de vida, un reto, una forma de realización personal, de socializar e incluso de aportar algo a la comunidad o el país.
Para algunos, el trabajo también puede ser un fortalecedor de vínculos familiares y fuente de estatus y prestigio social. Incluso para muchos es un refugio o medio de evasión, como lo es para aquellos adictos al trabajo. De ahí la carga emotiva que tiene la pérdida del puesto laboral, especialmente si la causa es el despido.
El cese de actividades laborales motivados por cuestiones ajenas implica una ruptura abrupta, así como una significativa interrupción del desarrollo personal y profesional e incluso de la propia rutina cotidiana, lo que para muchos tiene un gran peso.
Existen datos de que las mujeres, además de lo emocionalmente traumático que representa la pérdida del trabajo como lo es para un hombre, también las coloca en una posición vulnerable y de pérdida de independencia. En ocasiones, las hace volver a asumir roles tradicionales en el ámbito doméstico en exclusiva, lo que mina el control sobre su persona y con ello su autoestima.
Trabajo e Identidad
Fundamental es reconocer que las personas se identifican con su trabajo; éste nos permite describirnos, obtener posibilidades de éxito y estándares sociales de “felicidad”. Los puestos laborales nos dan reconocimiento por parte de otros, promueven nuestro desarrollo personal y favorecen la autoestima.
Uno de los grandes dolores a la pérdida del puesto laboral es la creencia de que con ello se pierde la identidad. Lo esencial, en la crisis emocional derivada del despido, es reconocer que el trabajo no es nuestra identidad y que podemos hacer muchas otras cosas.
El duelo laboral
Especialistas consideran que el malestar psicológico de los desempleados no se enfoca solamente a la pérdida del ingreso por motivo de salario, sino que esta ruptura lleva a vivir un proceso de duelo primario, más las pérdidas que a este duelo acompañan.
Perdemos el trabajo, pero también se pierde la identidad, el sustento económico, la esperanza, el hábito diario, el equipo de trabajo, la confianza, perdemos la seguridad, perdemos el tiempo.
De no procesar este duelo de la forma correcta, el individuo puede quedarse en un bloqueo que le impida seguir su vida, no sólo laboral, sino familiar, social e incluso su desarrollo personal. Esto puede propiciar trastornos afectivos y desequilibrio en cuanto a la salud emocional se refiere.
El duelo laboral tiene sus correspondientes etapas y hay que hacerlas conscientes para vivirlas de tal manera que nos lleve a sanar el dolor de perder el trabajo.
Bloqueo y negación
Uno de los problemas que causa la pérdida del empleo, es que genera en las personas desempleadas un bloqueo de tal importancia que les impide desarrollar estrategias y encaminar acciones que posibiliten su adaptación a la nueva situación.
Hay una negación a enfrentar la realidad del despido, puesto que genera vergüenza y pérdida de identidad. La persona no puede asimilar en un principio lo que le está ocurriendo, por lo cual no acepta lo que ocurre. Puede darse, por tanto, una especie de parálisis que le impida emprender una búsqueda de un nuevo puesto de trabajo.
Entender el proceso de duelo
Para enfrentar este primer momento es necesario poner en perspectiva el papel del empleo en tu vida; analizar las pérdidas que genera y cuál de ellas es más dolorosa. Se ha perdido el empleo, pero tal vez a las personas les pesa más la identidad o el prestigio social que hacían depender del trabajo. Hay que reconocer que en la vida es algo más que el trabajo.
La vergüenza y el temor que nos genera la pérdida del empleo les sucede a todos los que pasan por esta situación, y hay que trabajarla hablando de ello, para así tener una perspectiva diferente. No hay que silenciar la condición de desempleo que nos duele, sino procesarla.
La Ira: segunda etapa del duelo
Al enfrentar un despido, luego de la negación, se dará un momento de rabia, amargura, hostilidad, y rencor hacia los jefes, el lugar de trabajo, los compañeros, etc. Se adjudicará la culpa de todo lo malo que ocurra y de la propia infelicidad.
Esta etapa es natural en todo duelo, pero no deja nada saludable en nuestra vida, lo mejor será transitar por ella lo mejor posible a través de asumir la responsabilidad de nuestra situación.
Habremos de dejar de asumir la situación como una víctima; dejar de preguntar por qué sucedió este despido, o esta pérdida, y comenzar a preguntarte qué puedes hacer con tu nueva oportunidad, cómo puedes avanzar.
Asumirte como víctima paraliza, en cambio dejar este sentimiento y afrontar la realidad con otra perspectiva ayudará a analizar nuestras áreas de oportunidad. Por ejemplo, podremos preguntarnos cuánta fue nuestra responsabilidad en el despido y que habríamos hecho diferente para no llegar a tal situación.
Es importante recordar que frente a una crisis se puede dar una oportunidad. Si esto le sucediera a otra persona ¿qué le dirías?
Temor vs. Fortalezas
Pasado el primer estadio del duelo por quedarnos sin empleo, seguramente nos enfrentaremos al temor de no conseguir un nuevo trabajo; a las inseguridades de no sentirnos capacitados profesionalmente para hacer otra cosa; la sensación de impotencia frente a las responsabilidades familiares. Asimismo, a medida que pasa el tiempo, se dará la preocupación y los momentos de ansiedad.
Para contrarrestar esto debemos pensar en las fortalezas que tenemos para afrontar la crisis. Es importante escribir una lista de tus puntos fuertes, tus habilidades, tu experiencia, etc. Para que puedas elaborar de manera consciente y aterrizada el desarrollo de nuevas herramientas para la búsqueda de un nuevo empleo. Mejorar tu hoja de vida, llenar perfiles en buscadores de empleo online, habilitarte para establecer contactos profesionales en ferias de sector, etc.
Cerrar el ciclo
Deja de llamarte a ti mismo sólo “desempleado”, no cargues más con la etiqueta. ¡Cierra tu ciclo!
Como ya otras veces hemos tratado, la vida tiene ciclos que concluyen, a veces porque así lo hemos decidido, pero también porque condiciones ajenas a nosotros hacen que concluyan. Revisa tu historia y analiza la forma en que han concluido tus relaciones interpersonales; podrás encontrar patrones de tu comportamiento que son similares a los de tus relaciones laborales. Esto será una excelente manera de encontrar áreas de oportunidad para el cambio, para ser una mejor persona en todos los ámbitos y con ello enfrentar la búsqueda de un nuevo empleo.
Si no te dieron una retroalimentación de las causas del despido, este ejercicio te permitirá entender las posibles causas del despido y no repetirlas en la siguiente oportunidad. Esta será una excelente forma para crecer.
Aceptación y Avance
Como hemos visto en otras ocasiones, la aceptación es la etapa final en el duelo. Se asume lo ocurrido y hay que aceptar que se deben enfrentar nuevos retos, a pesar de las adversidades. Ello nos permite mirar al futuro con otras oportunidades para reintegrarnos a la vida laboral y profesional. Considera que todo cambio genera una ganancia y hacia ella emprendes desde este punto.
Pide ayuda de un experto
Atravesar las cinco etapas del duelo es básico para sanar las emociones de la pérdida. Si no has logrado transitar por ellas, puede suceder que aun consiguiendo un nuevo empleo siga habiendo un malestar, frustración o amargura, enojo, etc. Ello afectará la nueva relación laboral, restará motivación, puede hacer desistir en el compromiso con la organización contratante, lo que pone en riesgo nuevamente el puesto laboral.
Por ello, si se tiene alguna de estas emociones o incomodidad, es prudente apoyarse en un experto en el manejo de emociones y en los procesos de duelo; ellos te ayudarán a cerrar el proceso de duelo y continuar.
JORGE DOMINGUEZ | PSICOTERAPIA