Este es un tema del que se habla poco porque antes se creía un mito, sin embargo hoy necesitamos saber cómo afrontar la crisis de la edad y vivir más plenamente.
¡El tiempo pasa volando! La vida no se detiene y, cuando menos te das cuenta, has cumplido un año más. La vida adulta te acecha a la vuelta de la esquina y todas las responsabilidades te “contracturan” el cuello y la espalda, te quitan el sueño o te producen migraña.
Ansiedad, angustia, cuestionamientos existenciales, dudas y, tal vez, hasta unas ganas enormes de echarte a correr y dejarlo todo atrás. Es quizá la crisis de la edad.
¿Qué es la crisis de la edad?
Hay quienes consideran que la llamada crisis de la edad adulta es un mito. No todas las personas que se aproximan a la mediana edad (alrededor de los 40 años) la experimentan o la toman en serio. Sin embargo, hay personas que sí la han vivido como un momento de cambio y de autocuestionamiento.
Daniel J. Levinson, psicólogo estadounidense, fue el primero en hablar de este término: “crisis de los 40”. Consideró que en este momento en la vida el individuo se plantea hacer un balance del transcurso de nuestros años. Se tiende a analizar lo que siempre hemos querido ser o tener, y lo que somos y tenemos en realidad. Con frecuencia la comparación no es ventajosa, por el contrario, se considera que se ha logrado menos de lo que se esperaba.
El cuestionamiento suele tener lugar debido a la presión social a la que estamos expuestos, expectativas que socialmente se nos imponen: casarte, tener hijos, ser financieramente estables, exitosos en el ámbito laboral, etc.
Con la crisis de la edad, surgen preguntas del tipo: ¿quiero esta vida el resto de mi vida?, ¿he perdido el tiempo?, ¿qué no he hecho aún? Y, en último término: ¿he fracasado?
Causas de la crisis de la edad
Una crisis de la edad puede generarse por factores como:
- Ausencia de nuevos estímulos
- Rutina en la pareja
- Inseguridad
- Exceso de responsabilidades
- Aislamiento
- Autoestima baja
- Alta exigencia personal
- Sobrevaloración de la juventud
Según se va cumpliendo años, la crisis de la edad se va presentando como un camino irredento hacia la vejez y con ello la certeza de ser desestimados en diversos ámbitos sociales. Nos viene la mente que a los “viejos nadie los quiere”. Una sensación de pérdida de nuestro lugar en el entorno social nos invade.
Hombres y mujeres en la mediana edad
Estas preocupaciones se acentúan con los roles de género asumidos colectivamente. Las mujeres se sienten más vulnerables a nivel físico debido a las presiones estéticas y la idea social de belleza, así que la crisis tiende a afectar en sus niveles de autoestima y seguridad personal. Se suma a ello su cercanía con el climaterio y su rol materno.
Durante esta etapa también se comienza a experimentar el proceso de progresiva autonomía de los hijos. La familia se enfrenta a la migración de estos, momento en que puede presentarse el “Síndrome de nido vacío”.
Para los hombres, llegar a la mediana edad les produce frustración por no haber cumplido sus expectativas profesionales o económicas, por no haber alcanzado el estatus deseado. Claro que también les afecta el tema físico y perder su atractivo… Es entonces cuando buscan recuperar el tiempo perdido, cayendo en la infidelidad o huida del compromiso. Les sucede una especie de regresión a la adolescencia.
Cómo afrontar la crisis de la edad
Cada persona experimentará, o no, la crisis de la edad adulta a su manera y con sentimientos y comportamientos particulares, por lo que afrontarla dependerá de cada quien. No obstante, podemos seguir algunas calves esenciales para ayudarnos a progresar y sentirnos bien con cada etapa de vida.
- Desmitificar. Una forma de cómo afrontar la crisis de la edad es, precisamente, desmitificarla como algo traumático y doloroso. Consideremos que es una etapa de vida por la podemos decidir cómo pasar.
- Cambiar la perspectiva. Es un momento en el que tenemos la oportunidad de cambiar la perspectiva o la manera de interpretar la vida. Veamos nuestra evolución desde una manera positiva que nos enriquezca.
- Encontrar soluciones. Si se ha encontrado que llegados a la mediana edad hay cosas de nuestra historia que no nos complacen, es momento de encontrar soluciones a lo que no nos gusta.
- Escribir nuevas historias. Mientras hay vida, hay oportunidad para cambiar, crear, encontrar satisfacción en cosas nuevas, reinventarnos.
- Valorar tu experiencia. Si vas a crear nuevos planes, valora tu experiencia de vida y utilízala en tu favor: fracasos y conquistas son los cimientos donde puedes construir nuevos proyectos.
- Libres de creencias limitantes. Ya hemos hablado de las creencias que nos limitan y nos obstaculizan nuestro pleno desarrollo. Una crisis es un momento de oportunidad para liberarnos de aquellos pensamientos e ideas que aprendimos en el camino, pero no nos sirven para nada.
- Vivir el presente. Consideremos la importancia del vivir en el aquí y el ahora, de gozar el presente como una única oportunidad. Dejemos la pesadumbre por lo que quedó atrás y la ansiedad por el futuro incierto.
- Cuidar la salud. Una de las preocupaciones más frecuentes en esta etapa es el envejecimiento, por lo que cuidar la salud física y mental será lo más prudente para sentirnos bien e invertir en la calidad de vida hacia el futuro.
Considera que, como cualquier otro proceso emocional, la crisis de la edad bien gestionada puede darte crecimiento personal; mal gestionada da lugar a psicopatologías como depresión, ansiedad, etc.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA