¿Cómo afrontar el síndrome del nido vacío? Un artículo para cuando los hijos se van y los padres quedan con sensación de vacío.
Su hijo se va a la universidad, Lucía no sabe qué será de su vida después. Tal vez cuide de algunas plantas, o adopte una mascota, aunque no cree que ello sea suficiente para disminuir el miedo que siente de quedarse sola en casa.
Aunque no estará sola, estará con su marido, con quien lleva 25 años casada, pero ya no saben ser una pareja sin hijos. Su conversación básicamente giraba en torno a las cosas que el hijo necesitaba o hacía. Ahora ambos están ansiosos, y Lucía teme que llegue el divorcio, como le sucedió a su amiga Graciela.
En cuanto su hija se fue, Graciela y Leonardo se divorciaron. Ya no tenían nada en común, ya no se entendían. Ella sólo pintaba aguamarinas, él sólo miraba el celular.
A Margarita le vino una tristeza profunda apenas sus hijos se mudaron. Ella no paró de llorar por semanas y nada le hacía sentirse motivada. Sus amigas pensaron que podría ser depresión, así que la llevaron con un profesional de la salud, quien consideró que atravesaba por lo que se conoce como el Síndrome del Nido Vacío.
Lucía, Graciela, Margarita, como gran parte de las mujeres y hombres que ven partir a sus hijos (porque se van a la universidad, se casan o se mudan) viven o han vivido este Síndrome.
¿Qué es el síndrome del Nido Vacío?
Comencemos por acotar que el Síndrome del Nido Vacío no es un padecimiento ni trastorno o enfermedad, es más bien una serie de manifestaciones emocionales que experimentan los padres cuando los hijos crecen y se van de casa.
Ante la partida de los hijos, los padres experimentan una sensación de pérdida que puede ser muy dolorosa. Un pequeño luto que les significa dejar el papel de padre o madre (algo que se ha sido por muchos años) y no saber muy bien qué sigue.
En el pasado esta sensación de pérdida de roles ubicaba a la pareja en una condición de vulnerabilidad frente a la depresión, el consumo de sustancias tóxicas, la crisis de identidad y los conflictos matrimoniales.
Era como si la vida de la pareja hubiese terminado con el fin de la crianza. Peor aún, como si de pronto la vejez los hubiera acorralado. Sin embargo, hoy se contempla como una oportunidad para fortalecer los lazos de pareja, realizar proyectos que se quedaron en suspenso debido a la paternidad o maternidad, reavivar los intereses para los que antes no se tenía tiempo.
Síntomas del Síndrome del Nido Vacío
Si bien, he dicho que éste no es un padecimiento, podemos distinguirlo de otras condiciones emocionales o mentales por algunos rasgos característicos:
- Sentimiento de tristeza, soledad y vacío interior.
- Aburrimiento o sensación de no tener qué hacer.
- Llanto fácil.
- Trastornos del sueño.
- Sensación de pérdida de identidad.
Aunque como vemos, los signos pueden ser muy evidentes, si no se afronta el cambio de manera apropiada puede derivar en síntomas más intensos, como un cuadro depresivo o de ansiedad.
¿Cómo afrontar el síndrome del nido vacío?
La pena experimentada con el nido vacía no debería prolongarse por más de seis meses, un tiempo suficiente para vivir la transición a una nueva etapa de vida de forma exitosa.
Para facilitarlo se aconseja mantenerse ocupados, establecer nuevas metas, revivir la relación de pareja, tomar vacaciones, hacer cambios en la decoración y distribución de la casa, etc. También se puede:
- Tener vida propia. Aceptar la nueva etapa de vivida personal y distanciarse sanamente de la nueva independencia de los hijos.
- Mantener el contacto de forma sana. Aunque los hijos se vayan al otro lado del país, no se crea esto como una separación emocional además de la física. Es importante mantener el contacto regular ya sea haciendo visitas, llamadas, correos o mensajes de texto, hasta videollamadas.
- Tejer redes de apoyo. Si —como Graciela, Lucía y Margarita— tú y tus amigas o amigos atraviesan por el síndrome del nido vacío, es momento de que consoliden su relación y hagan una red de apoyo emocional juntos. Hablen del tema y compartan sus sentimientos.
- Consolida tu relación de pareja. Dedica energía a tu matrimonio en vez de en lamentarte la partida de tus hijos. Si la relación está desgastada pueden intentar psicoterapia de pareja.
- Crea una nueva agenda de actividades y pasatiempos. Asume esta nueva etapa como una oportunidad para hacer todo aquello que, por cuidar de tus hijos, no pudiste hacer o no tuviste el tiempo para hacerlo.
- Mantenerte ocupado o aceptar nuevos desafíos en el trabajo o en el hogar puede ayudar a aliviar la sensación de pérdida que podría causar la partida de tu hijo.
Si la transición a esta nueva etapa de vida se te dificulta puedes contar con la guía de un profesional de la salud emocional o psicoterapia.
JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA
