Hay más de cinco razones por las que tener una pareja, tal vez existan menos o quizá para algunos no existen razones para ello. Hoy en día cada quien experimenta necesidades afectivas diversas, con las ventajas que los tiempos actuales nos ofrecen para decidir —o no— vivir en pareja. Por el contrario, en el pasado luego de los veinticinco quien no tenía una pareja era un “quedado” o una “solterona” e incluso se sospechaba de sus “buenas” costumbres.
Afortunadamente, hoy las sociedades son menos exigentes y ven con menor sospecha que un individuo viva sin pareja, al menos bajo un compromiso formal; aunque no faltará alguna tía distraída que todavía pregunte “¿y tú para cuando, sobrino/a?”
La participación activa de las mujeres en la sociedad, la apertura más o menos bien llevada hacia estilos de vida diversos, la libertad y el respeto a los derechos humanos, hoy ciertamente abre la puerta a que uno viva el tema de la pareja de otra manera, e incluso puede ser que ni siquiera se considere un asunto de primera necesidad. Ya cada quien puede decidirlo según lo considere en cada etapa de la vida.
No obstante, para muchos la vida en pareja sigue siendo el estado ideal de la persona. Y ello tiene que ver porque al final del día la pareja tiene cierta utilidad en nuestra existencia. Aunque no consideren “utilidad” como un concepto de abuso o que nos aprovecharemos de otros para sólo estar bien, la pareja es una relación simbiótica en que ambos miembros se benefician si ésta se lleva de forma saludable.
Se tiene una pareja para cubrir estas necesidades:
- Necesidad afectiva: aunque esta necesidad se puede ver satisfecha con nuestros amigos y familia, es la pareja la que os permite consolidar el amar y ser amado. La pareja es una relación que elegimos, y ahí la parte interesante del amar: a alguien cuyos lazos naturales son prácticamente inexistentes y ser amado por alguien que fue un desconocido y ahora forma parte de nuestra intimidad cotidiana.
2. Necesidad sexual: ciertamente esta necesidad también se puede cubrir sin que necesariamente sea en pareja exclusiva y estable. Una razón muy primigenia para estar en pareja es la conservación de la especie; es mucho más fácil criar entre dos que sólo uno, pero tampoco es una única razón. Asimismo, el trabajo de intimidad es mucho más enriquecedor cuando los partícipes se conocen, tienen confianza, comparten ideas en común al respecto, etc. Es por ello que algunos prefieren permanecer con una sola pareja para cubrir su necesidad de contacto físico y de placer.
3. Necesidad de pertenencia: el ser humano requiere sentirse parte de un grupo de forma especial. Aunque bien su primera necesidad gregaria la cubre la familia, tarde o temprano tenderá a formar su propio grupo donde pertenecer y con quienes le “pertenezcan”. Ello de alguna manera le brindará cierto grado de seguridad y estabilidad afectiva, particularmente si la relación es saludable.
4. Compartir: las personas más o menos saludables emocionalmente buscarán en la pareja alguien permanente con quien compartir las buenas y no tan buenas cosas de la vida; puesto que la necesidad de compartir también es parte de nuestra naturaleza humana y nos permite conectar con el otro. Aquí lo importante será que distingamos compartir y complementar, porque a veces buscamos una pareja no para compartir lo que somos con otra persona sino porque buscamos que el otro, la otra, llenen vacíos que nosotros no hemos resuelto, y es ahí donde surgen los conflictos
Naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo:
Erich Fromm
5. La otredad y el espejo: así como los hermanos son fundamentales para que el niño aprenda a compartir y a identificar las diferencias entre los demás, es decir afrontar la otredad (que hay otros en el mundo con los que tengo que convivir), la pareja también nos impulsará a esta confrontación frente a alguien diferente con quien habrá de conciliar, acordar, y —muy importante— descubrir incluso cosas de nosotros mismos. La pareja puede ser un gran espejo que nos devele cosas que no habíamos visto en nuestro interior, y que si sabemos manejarlo adecuadamente, nos permitirá el crecimiento y la estabilidad emocional.
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