Son pocos los problemas en la pareja que sean tan potentes como los monetarios. Los desacuerdos económicos y malas finanzas familiares suelen ser, con alta incidencia, una causa para el divorcio. Incluso algunas estadísticas señalan que el dinero es un motivo de divorcio aún mayor que la infidelidad.  

Asimismo, en tiempo de crisis económica los problemas se acentúan, porque a la vida familiar le amenazan las deudas, el desempleo, el riesgo de perder el alojamiento (hipoteca, renta, etc.). También, la disparidad entre los sueldos en la pareja suele ser otro problema: si ella gana más que él, o éste pierde su empleo, pueden presentarse conflictos que trascienden al orden familiar.  

Si la pareja tiene una buena relación, si tiene una estructura fuerte y con recursos emocionales como la inteligencia emocional y asertividad, los problemas económicos podrán afectarla momentáneamente, pero a la larga se resolverán los problemas y la relación se fortalecerá finalmente.  

Pero si la pareja no cuenta con estas herramientas y la relación ya estaba debilitada; si no se tiene una buena comunicación y empatía, la relación tenderá a terminar.  

¿El problema es el dinero o la pareja? 

Como señalamos anteriormente, puede que la pareja no esté bien cimentada, por lo que existirá la posibilidad de que conflictos previos, desacuerdos o falta de intimidad se acentuarán cuando a ello se sumen los problemas económicos.  

Es importante distinguir el conflicto generado por los problemas económicos y los conflictos intrínsecamente relacionados con la relación de pareja.  

Hagamos una revisión de temas vinculados para identificar el origen del conflicto: 

Me estresa la situación económica: Los miembros de la pareja pueden sentirse estresados por la falta de dinero y descargar en el otro la frustración, la angustia o el temor. Al inicio la pareja puede entender lo que sucede y asumir que el comportamiento del otro es debido al estrés por los temas monetarios, pero si la situación se prolonga se puede genera una respuesta de enojo y agresividad.  

También, alguno de ellos puede sufrir depresión derivada del estrés, del sentimiento de impotencia, etc. La depresión suele incapacitar para encontrar soluciones y actuar en consecuencia, pudiendo hacer enojar al otro.  

Si se realizan técnicas de control de estrés y se atiende la depresión por la vía profesional, ¿cómo se verá aún la relación de pareja? ¿Si las reacciones de enojo y agresividad del momento desaparecieran, la pareja se sentiría unida y dichosa? Cuestionar esto, permitirá tener claridad sobre el origen del conflicto.  

Perdí mi empleo: La pérdida del empleo, particularmente del hombre, suele afectar la relación al afrontar la nueva situación de que el hombre se quede en casa mientras —si es el caso— la mujer salga a trabajar.  

La presencia constante del marido en casa como una nueva condición puede exasperar los ánimos tanto de la pareja como de él mismo. Esto puede llevar a que los roles se cambien: ella salga a trabajar, él cuide a los hijos y el hogar, trastocando la dinámica familiar y hasta pudiera cambiar la forma de la rutina doméstica.  

Esto puede irritar a uno y otro, pues estar en casa mermaría la autoestima de quien tiene que enfrentar el desempleo; mientras que quien sale a trabajar pudiera sentirse que el otro se aprovecha de la situación para ser un “mantenido” o que él no hace lo suficiente para encontrar trabajo, lo que afecta la relación. Los efectos nuevamente suelen ser el enfado y la agresividad.  

Pero si al conseguir un trabajo, la situación de pareja no mejora, continúan los conflictos o se acentúa la agresión, puede suponerse que el tema es personal y no económico.  

El dinero no alcanza: Cuando la pareja tiene carencias económicas y se le dificulta cubrir sus necesidades básicas pueden verse muy afectados en el aspecto emocional y la relación dañarse.  Algunos se deprimen, otros se vuelven agresivos, hay quien recurre al alcohol o la droga para evadirse, etc. y la familia tiende a desintegrarse como tal. 

¿Qué hacer para evitar problemas en la pareja por temas de dinero? 

1. La comunicación en pareja es clave, la información que ambos se dan debe ser transparente para evitar conflictos. Igualmente, es necesario que el otro sepa y entienda lo que le pasa a uno y viceversa, para que puedan comprenderse y ayudarse. 
   Los secretos en temas de finanzas personales no son buenos. Ya sea cuánto ganan o si se tienen deudas, es importante que lo comuniquen entre sí y que no haya sorpresas.  
2. Que el tema del dinero sea una constante en sus conversaciones. Hablen del tema con frecuencia y revisen cómo y en qué se gastan el dinero; los objetivos que tienen de sus ahorros y cómo los piensan alcanzar. Establezcan la forma en la que se cubrirán los gastos; quién pagará tal o cual cosa y quién llevará las cuentas generales. 
3. Sean equitativos. Es muy probable que tengan ingresos distintos, por lo que cuando decidan dividir gastos, háganlo en proporción al ingreso de cada quien. 
4. Identifiquen lo que realmente les afecta ante una crisis económica: aquello a lo que deben renunciar, lo que pudieran perder o han perdido. Con objetividad, cada uno valore la importancia de ello y como les afecta o afecta la relación.   
5. Analicen la situación con objetividad. Con frecuencia, una crisis económica nos afecta, no porque altere nuestro nivel de vida, sino por la manera en la que la percibimos y el significado que le damos. Hay que hablar con la pareja sobre lo que la crisis significa y de qué manera su actitud puede estar influyendo en ti y viceversa. 
6. No se culpen a sí mismos, ni uno al otro, por lo que hicieron o dejaron de hacer para que resultaran los problemas que están teniendo, ya que esto los va a llevar, sólo al resentimiento y a la agresión. 
7. Compartan las preocupaciones, buscando soluciones. Hablen sobre el problema, pero no se enfoquen sólo en éste. Compartir las preocupaciones es importante, porque fomenta el contacto y la intimidad, pero es necesario que se enfoquen, principalmente, en la solución y en buscar alternativas. Hagan un plan financiero que les ayude a resolver la situación. 
8. Dediquen tiempo a ser pareja. Dure poco o más la crisis económica, es preferible que no se abandone la vida en pareja. Hagan cosas que disfrutan juntos, dándose un espacio para no pensar en el problema sino para compartir y disfrutar su compañía.  

Si la estabilidad económica vuelve al hogar, pero las turbulencias en la pareja continúan, es momento de recurrir a otras herramientas como la terapia de pareja.  

JORGE DOMÍNGUEZ | PSICOTERAPIA