Adolescente enamorado, ¿qué hacer como padre?

Tarde o temprano te enfrentarás al adolescente enamorado, y debes saber qué hacer como padre para encontrar el equilibrio, entre la empatía por sus emociones y la disciplina.

Ya no es un pequeño, lo has visto caminando de la mano de una chica; ya no es tu princesa, te has dado cuenta que aquel chico la lleva tomada de la cintura… ¡Tu adolescente se encuentra en proceso de enamoramiento! ¿Qué debes hacer como padre frente a la situación?

No hace falta tener un hijo adolescente para saber —por la experiencia propia que todo adulto ha pasado— que esta etapa de la vida es confusa, que los chicos y chicas atraviesan por una condición inestable debido a los cambios promovidos por las hormonas, así como por los procesos adaptativos emocionales que implica el momento.

Para nadie, en este periodo de la vida, ha sido fácil el transitar por el arduo camino de descubrirse a sí mismo, encontrar una identidad y hacerse de una voz propia en el contexto familiar y social. Más complicado resulta aún compartir este camino con otra persona que, más o menos, atraviesa por lo mismo y de la que uno se enamora.

Consideremos que, si para un adulto el tema del enamoramiento no siempre es sencillo, para un joven que enfrenta constantes cambios y confusión es todavía más difícil el proceso de enamorarse. Por ello la guía de los padres o tutores será fundamental para que su experiencia con el amor de pareja sea positiva y le permita en el futuro una vida amorosa saludable.

¿Cómo acompañar al adolescente en el enamoramiento?

Los adultos debemos estar preparados para servir de guía, apoyo y compañía en el proceso del enamoramiento de un adolescente, en especial porque éste suele provocar un caudal de emociones a quienes no siempre están capacitados para gestionarlas de forma adecuada. Tomemos en cuenta para ello esto:

Los adolescentes viven sus primeras experiencias amorosas con gran pasión. En el momento que encuentran a la persona que cautiva sus emociones ésta se convierte en el centro de atención absoluto del adolescente. Pierde interés en la familia, amigos, escuela, etc., al grado de reducir su círculo de convivencia para sólo estar con quien es el objeto de su afecto. Entonces todo pasa a un segundo plano.

Aunque los padres no deben negar el derecho del joven de vivir esta etapa de la forma más natural posible, sin juzgar o criticar, deben guiarlos en la administración del tiempo y sus responsabilidades. Se deberá ser flexible mediante la negociación para establecer normas de manera positiva, pero será importante cumplir los límites.

Estar cerca. En la adolescencia los individuos se distancian de los padres, pero suele ser para encontrar su propia identidad, sin la dependencia hacia los progenitores; no obstante, es en este tiempo de enamoramiento cuando los padres deben estar más cerca de sus hijos como un apoyo.

Ya que los jóvenes no han desarrollado aún todas las herramientas para gestionar sus emociones, el acompañamiento de los padres será un importante recurso para atravesar por el cúmulo emocional que el enamoramiento implica. Desde el rechazo de la persona amada, la autoimagen y autoestima, saber manejar el deseo sexual frente al ímpetu emocional, los pleitos y confusión de la fugacidad. Todo ello será más fácil de atravesar si es en compañía de unos padres que no juzga sino apoyan.

Saber escuchar. Por supuesto lo anterior depende en total medida de que los padres estén atentos al comportamiento de sus hijos, a las señales que emana cada día, y a sus propios deseos de compartir o no lo que le sucede. Atención y escucha activa serán herramientas básicas.

Una adolescente que está en el proceso de enamoramiento estará aún más atento a su teléfono celular, activo en el envío y recepción de mensajes y llamadas. Tal vez tenga falta de apetito, porque a cambio tendrá “mariposas en el estómago”, o manifestaciones de nerviosismo y ansiedad. Extremará los cuidados de su apariencia física, acicalándose más, probándose ropa, etc. Estos son típicos signos de enamoramiento a los que debemos estar atento como padre.

Fomentar el diálogo. Es momento, más que nunca, de abrir los canales de comunicación. Sin dejar de fomentar la responsabilidad y el respeto a las normas, los padres deben mostrarse comprensivos y abiertos a la conversación; incluso pueden dar los primeros pasos mostrando empatía con las emociones de los adolescentes y compartir sus propias experiencias.

Igualmente será necesario conversar más allá del amor e ir al tema de la sexualidad, enseñar a decir NO; promover a través del diálogo el control de los impulsos y la forma de enfrentar la presión social… Tendremos que hacerles ver que por más felices que se sientan gracias al amor, por más espacio y privacidad que necesiten, aún depende de sus padres y deben seguir principios y reglas familiares específicas. Así también que quede claro que las acciones tienen consecuencias.

La intensidad con la que los adolescentes vivan esta etapa de enamoramiento es fundamental para su desarrollo personal, ayúdalo a pasar por esta etapa de forma saludable.